Julia Navarro (Madrid, 1953) es una mujer serena, sin histrionismos. Digamos que de su discurso se extrae que es todo lo contrario que una fanática -ya saben ustedes lo que decía Amos Oz, que un fanático es "un signo de exclamación andante"-. Lo señalo porque en estos tiempos es noticia. La periodista, que ha publicado ocho exitosas novelas, detesta llamarse best-seller: "Eso es una solemne majadería. Nadie te garantiza que un libro se va a leer". Como ven, también usa las palabras precisas cuando hay que responder con dureza.
Se denomina "feminista" desde hace mucho. Pero ante todo, Julia Navarro es una escritora, con la complejidad que eso conlleva: es decir, mira el mundo con matices, entendiendo que cada personaje -y cada persona- contiene demonios y ángeles, paraísos e infiernos, luces y sombras, y se niega a hacer "juicios sumarísimos" sobre éste o aquél simplemente interpretando a brocha gorda un par de acontecimientos de su vida. Y eso la honra.
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Ahora publica Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos (Debate), un viaje literario a través de los hombres que formaron parte de la vida de las mujeres que han dejado una huella en la historia de la literatura, la ciencia, la filosofía y el arte. La selección es personal, amorosa. Elige a las mujeres de su vida porque las lee y porque conoce su historia y se revela como una narradora íntima a través de sus facetas de viajera y periodista.
P.- Así que Una historia compartida. En este libro igual hablas de Helena de Troya que de Marie Curie o de María Zambrano. ¿Con qué mujeres de la antigüedad te sientes más representada?
R.- No es tanto sentirme representada: en este libro he intentado trasladar el impacto que han tenido en mí mujeres que he descubierto a través de mis lecturas. Es una selección muy personal y no todas me representan, pero desde luego sí que me han interesado sus vidas y sus obras.
P.- ¿Por qué la historia es compartida? ¿Qué importancia han tenido los hombres en las biografías de la mayoría de ellas, aparte de para opacarlas?
R.- Bueno, es que la historia la han escrito los hombres hasta el siglo XX. Nosotras hemos tenido un papel a pie de página, salvo mujeres muy excepcionales. Y sin embargo, estábamos allí. Siempre estuvimos. Yo me sumerjo en las vidas de mujeres interesantes pero sin obviar el papel de ellos, porque no nos podemos explicar los unos sin los otros. Ellos las acompañaron, para bien o para mal.
P.- ¿Cuándo para mal?
R.- Lo digo en el sentido de que ha habido hombres negativos y frustrados en la vida de estas mujeres brillantes. Hay de todo, ¿no? Hombres en su camino con los que su vida y sus ansias profesionales no se han visto mermadas y otros hombres… que han sido un secante.
P.- Entiendo la generosidad y ecuanimidad de trenzar la historia con ellos y con ellas, pero, ¿no tendría sentido también tomarse una revancha histórica y contar, al menos durante un tiempo, la historia desde la mirada narrativa de ellas, que es la que menos conocemos?
R.- No creo que haya que contar la historia desde una perspectiva concreta. Hay que contar que la historia está formada por hombres y por mujeres, y si se cuenta sólo desde una perspectiva, sea cual sea, se quedará incompleta.
P.- Pues mira que nos han quitado el micrófono…
R.- Sí, pero no creo en las revanchas históricas. Eso es muy del movimiento woke y me parece reaccionario. No se puede entender la historia de Medea sin Jasón. Todo lo que hace Medea lo hace por Jasón. No se puede contar la vida de nadie sin hablar de los que les rodearon, pero no sólo de sus parejas, sino de sus padres, hermanos, maridos, maestros…
"El movimiento 'woke' nos trata como a niños: nos dice qué tenemos que leer"
P.- Desarróllame eso que decías del movimiento woke. ¿Te preocupa?
R.- Ah: sí. El movimiento woke trata de reescribir la historia, pero debemos limitarnos a conocerla, porque estamos falseando la realidad. No cometamos los errores que cometimos en el pasado. Ahora se falsea la realidad y se trata a las personas como si fueran niños: esto no lo pueden leer, esto no lo pueden saber, esto no… oiga, yo decidiré qué cuadros me gustan y qué libros voy a leer y sacaré mis conclusiones por mí misma. Que alguien decida lo que yo puedo o no leer es censura.
P.- Sabes que es un movimiento vinculado a la izquierda. Un tentáculo de la izquierda, digamos. El ‘woke’ es el nuevo ‘progre’.
R.- No es exactamente así: yo creo que el problema del movimiento woke es que es reaccionario y que algunos sectores de la izquierda se le han unido. Eso es preocupante. Lo ‘woke’ no es de izquierdas per se, viene de EEUU y en Europa se ha contagiado… pero hay mucha gente que se está resistiendo a lo que hoy en día es políticamente correcto. Vivimos en un gran retroceso de libertades: que nos digan lo que tenemos que leer es inadmisible. ¡Y todo el mundo tiene miedo de ser cancelado! Me parece que es de un matonismo absoluto. Está empezando a tener peso en toda la sociedad y estamos todos preocupados de no ofender… pero es que a todo el mundo le ofende todo. Juzgamos las vidas privadas a la hora de juzgar el legado.
"¡Todo el mundo tiene miedo de ser cancelado! Me parece que es de un matonismo absoluto"
P.- ¿Y a ti qué te ofende, Julia?
R.- A mí… bueno… vamos a ver, no se trata de lo que a mí me ofenda. En cualquier caso, a mí no me ofende un libro. Lo leeré y tendré mi juicio sobre él, puede que no me guste o puede que considere que tiene poca calidad literaria, pero el hecho de leer un libro no me hace cómplice del autor en nada. Él puede tener una manera de entender la vida y yo la contraria.
P.- Me imagino que como todo el mundo tendrás tus propias líneas rojas. Tu propia sensibilidad. Habrá temas que no te hagan ninguna gracia, aunque no por eso quieras que desaparezcan.
P.- Creo en la libertad de expresión, y estoy hablando de literatura, no hablo de cosas personales. Yo procuro ser respetuosa con los demás en mi vida personal y procuro no ofender a nadie. Esa es mi actitud ante la vida. Estoy hablando de arte, de literatura, de filosofía. Me muevo en los parámetros de la educación. Hay muchas actitudes personales que tenemos en nuestra vida privada y cotidiana y que deben quedarse ahí. Pero vamos: que en universidades norteamericanas se cancelen a autores para que no ofendan la sensibilidad de los alumnos me parece un disparate e infantilizar a las personas. El niño se ha hecho adulto y le seguimos tratando como si fuera un niño.
Los talibanes volaron los famosos budas de Bamiyán. Los consideraban contrarios a sus principios religiosos y los volaron. El mundo se horrorizó, pero eso es lo que están haciendo ahora en el mundo civilizado. Se organizan quemas de libros en Canadá. En algunos coles ingleses había un cuadro clásico con una escena de caza y tuvieron que darle la vuelta o quitarlo porque había alumnos que lo consideraban un cuadro sanguinario. Es el puro disparate.
"Yo soy muy mayor ya para permitir que me tapen la boca. No. No. Conmigo no pueden los policías de la moral y del pensamiento"
P.- ¿Tú te censuras?
R.- Yo soy muy mayor ya para permitir que me tapen la boca. No. No. Conmigo no pueden los policías de la moral y del pensamiento. ¡Esos de la red! Que tanto saben de lo correcto. Nos horroriza la policía de la moral de Irán pero aquí en Occidente a nuestra propia policía del pensamiento no les decimos nada. ¡Estamos volviendo a ver los desnudos ofensivos! ¡Vamos a volver a poner hojas de parra! (ríe).
P.- De las mujeres que has seleccionado para tu libro, ¿cuáles te han iluminado más políticamente?
R.- No es tanto eso como que han sido referentes importantes para mí desde el punto de vista literario porque son grandes de la literatura, como la poetisa del siglo XX Anna Ajmátova. O Gioconda Belli.
P.- Adoro a Gioconda Belli. Es además una gran activista feminista.
R.- Sí. Y fíjate que el régimen ha decidido que ella ha dejado de ser nicaraguense. ¡Ese es el grado de locura! “Te quito la nacionalidad”. Como si a uno le pudieran borrar dónde ha nacido. Sólo una mente enferma o una mente estúpida es capaz de hacer algo así: mira, esta es la lista de los que ya no son nicaraguenses… como cuando los coroneles griegos dieron el golpe en Grecia y dijeron que Melina Mercouri ya no era griega. Le quitaron la nacionalidad. Es un movimiento fascista militar tremendo. También me interesa Pardo Bazán, una gran feminista, aunque no sé si consciente de que lo era.
P.- Era maravillosa y transgresora, a su modo, a pesar de venir de un espectro aristócrata y de derechas.
R.- Ella era de un pensamiento político conservador, pero no era ninguna facha. Que nadie la llame facha.
P.- Ah, jamás me hubiera atrevido.
R.- Es que simplificar a las personas con etiquetas a mí me parece una enorme estupidez. Pardo Bazán era una mujer de su tiempo y hay que estudiar su momento. Si no conocemos el pasado y sus circunstancias, no entendemos nada. Y eso aplica al ayer pero también al hoy.
"Pardo Bazán era de un pensamiento político conservador: que nadie la llame facha"
P.- ¿Qué me dices de Clara Campoamor, que siempre se la disputan mucho entre derecha e izquierda? Le ha pasado a la pobre como a Machado: todo dios se la agencia. Hubo un momento en que Ciudadanos, en paz descanse, dijo abiertamente que Clara Campoamor les votaría. Luego Podemos también le lanzó sus guiños…
R.- La verdad es que Campoamor luchó por los derechos de la mujer y en concreto por el derecho al voto, enfrentándose a diputadas de izquierda del momento como Victoria Kent. Es ridículo el adueñarse de la figura de nadie, sobre todo si esa figura es patrimonio de todos. Fue un intento burdo por parte de Ciudadanos. Es imposible saber qué habría hecho Campoamor.
P.- De entrada, ser abolicionista de la prostitución, como era. Eso dicen algunos de sus textos más olvidados.
R.- ¡Ah! Bueno, realmente hay que matizar que las diputadas de izquierda no es que no quisiesen que las mujeres votasen, sino que temían que votasen a opciones conservadoras. Tener poca confianza en las mujeres es negarlas. Nuestra condición de ciudadanas conlleva riesgos. Realmente entre las otras y Clara… me quedo con clara. Rechazo esa obsesión por considerar a las mujeres como eternas menores de edad, cosa que también se hace ahora.
P.- Estabas en el Congreso el día del 23-F. ¿Cómo ha envejecido la figura de Juan Carlos I en tu cabeza?
R.- Mira, a la gente no se le puede hacer un juicio sumarísimo por un momento o varios momentos de su vida. El rey Juan Carlos I tuvo un papel destacado e importante en la Transición, le guste a quien le guste o le disguste a quien le disguste. Ahora: su vida posterior no ha estado a la altura de lo que debe ser un jefe de Estado. Ha provocado decepciones que yo comparto. Ha tenido luces y sombras, como todos.
"Los presidentes del Gobierno han sido muy benévolos con el rey Juan Carlos I: nadie le puso el cascabel al gato"
P.- ¿Qué te parece que esté condenado al ostracismo? Le rehuye hasta su hijo.
R.- Él es el único responsable de lo que le ha sucedido. Sus decisiones le han llevado ahí, porque las cosas tienen consecuencias. Todos los presidentes del Gobierno han sido muy benévolos con él y no le han puesto límites. Había cosas que se rumoreaban y se decían saber, y si eran así, y se ha demostrado… los presidentes tenían que haberle dicho “mire usted”. Pero nadie le puso el cascabel al gato.
P.- ¿Sirve de algo su exilio? ¿Es una conquista moral… de quién? Hay gente a la que le da… ternura. ¿Y a ti?
R.- Ah, no, tampoco ternura. Pero no entiendo que tenga que permanecer en ese exilio impuesto o autoimpuesto. Puede vivir en España, pero de forma discreta, no de cacería en cacería.
P.- ¿Te gusta Felipe?
R.- Es una persona preparada que está actuando con inteligencia y serenidad. Nadie se lo está poniendo fácil: ni su padre ni las circunstancias políticas. Pero el balance es positivo.
"La monarquía me puede parecer un anacronismo, y lo es, pero la república... ¿qué república? ¿La de Irán? Salgo corriendo"
P.- Tengo entendido que eres republicana pero te sientes cómoda con la monarquía parlamentaria. Eso me dijiste en una ocasión.
R.- Las monarquías me pueden parecer un anacronismo, que lo son, y la idea de la república me gusta pero… ¿qué república? Desde luego, la de Irán no, porque salgo corriendo. Me siento cómoda con la monarquía parlamentaria española. La palabra “república” no engloba, per se, todas las virtudes. Juan Carlos hizo un buen papel hasta que se perdió a sí mismo, porque es el rey que se perdió a sí mismo, y creo que su hijo lo está haciendo bastante bien.
P.- Julia, ¿de qué manera has vivido tú el machismo en tus carnes? En el libro hablas de biografías de mujeres truncadas o silenciadas por él. ¿Cuál es tu propia experiencia?
R.- Nos hemos ido dando cuenta todas de todo, pero pertenezco a una generación distinta, en la que había que ir abriendo paso con el reconocimiento de unos derechos… todavía recuerdo cuando en las Cortes democráticas se legalizaron los anticonceptivos. Imagina. Las mujeres hemos dejado de ser menores de edad y de necesitar el permiso de nuestros maridos para poder viajar. Creo que sí he sido consciente de las limitaciones que tenía por ser mujer y los movimientos feministas han sido fundamentales para abrir esos espacios y para conseguir la igualdad plena con los hombres. Aún hay muchas batallas que dar… pero antes… es que era tan obvio que ellos tenían la sartén por el mango… tenían todas las sartenes. Y todos los mangos.
"Las cosas que viven las jóvenes de hoy no tienen nada que ver con las cosas a las que nos enfrentábamos las españolas en los 70 y 80"
P.- No me cuentas ningún caso personal…
R.- No voy a hacer revisión de mi vida, pero las cosas que viven las mujeres de hoy no tienen nada que ver con las cosas a las que nos enfrentábamos las mujeres españolas en los 70 y los 80. El sistema del que veníamos era inaceptable. Era de una subordinación absoluta a los hombres. Ellos marcaban las pautas.
P.- ¿Qué opinión te merece Irene Montero, como representante del feminismo institucional?
R.- Creo que ha cometido errores. Estaba llena de buenas intenciones pero le ha faltado un buen equipo para que esas buenas intenciones se convirtieran en leyes eficaces. Eso sí, que haya conseguido que las mujeres nos hayamos quedado reducidas al papel o a la denominación de “seres mensturantes” o “seres gestantes”… es uno de los ataques más brutales que hemos vivido las mujeres. Sé que ella ha intentado hacer las cosas bien, pero por inexperiencia o por carecer de un equipo solvente, no ha sido eficaz.