15 octubre, 2023 02:22

Carlota Corredera es una mujer todoterreno. Tiene el oficio, la intuición, el carisma, el aplomo, la sensibilidad. Segrega ese don que es sólo patrimonio misterioso de unos pocos, el de inspirar confianza instantánea: lo sabes cuando te sientas diez minutos con ella y estarías dispuesto a contarle todos tus secretos porque estás seguro de que descansarían en manos amigas. Es luminosa, divertida, comprometida. No se escabulle: ha pagado precios altos por creer en lo que cree. Por ser feminista. Por ser didáctica. Por ser beligerante contra la desinformación y el machismo, que tan a menudo se nutren entre sí.

Su causa son las mujeres. Las mujeres que admira, las mujeres de su vida. Por eso, tras su espinosa salida de la televisión (después de 16 años trabajando para La Fábrica de la Tele y 18 para Mediaset, después de dirigir y presentar Sálvame y la serie de Rocío Carrasco, bombón envenenado que la mató de éxito) lo primero que ha hecho ha sido lanzar su propio podcast, Superlativas, lleno de charlas reposadas y profundas, muy disfrutables, con compañeras de la vida y de la guerra.

Dice Corredera que nunca le ha preocupado el hate. Que lo que le haría daño es no generar nada. No sabe pasar de puntillas por las cosas. "Llevo toda la vida provocando, queriendo o sin querer. Ya era una niña mandona, alta, grandota, con don de gentes. Muy buena estudiante, pero también muy fiestera. Estoy acostumbrada a no pasar desapercibida, pero lo complicado, cuando eres como yo, es aceptar que no le caes bien a todo el mundo", sonríe. "Ya no en la tele, en la vida. Te preguntas '¿cómo me puede odiar esta persona si soy encantadora y súper graciosa...?'", ríe. 

"Pues no, no le caes bien, y el día que aprendes eso te haces mayor, como con la revelación de los Reyes Magos. He perdido demasiada energía intentando agradar a todo el mundo y esa energía no va a volver". Por eso pisa cada vez más firme. Por eso cada vez es menos complaciente.

Ha hecho historia en la tele, habitó los cielos, casi roza los infiernos y no se arrepiente de nada. Su feroz implicación en el caso Carrasco, por el que intentaron dinamitarla, le merece siempre la pena cuando se le acercan mujeres temblando en los aeropuertos, mujeres llorando en los hoteles, mujeres rotas por hombres y reconstruidas en cualquier parte, para decire que gracias a su trabajo ellas abrieron los ojos y dieron pasos adelante. Nunca el 016 recibió tantas llamadas como después del documental sobre la hija de la Jurado. 

Hay que hablar, hablar y hablar. Estamos deseando seguir oyendo y viendo a Corredera, con su palique lucidísimo, con su ojo sensato para escrutar las cosas. Lo cuenta ella, café en terraza: "A mí me ha dicho gente presuntamente progresista, feminista y aliada que 'calladita estoy más guapa'. ¿Y sabes qué? Que no es verdad. Estoy más guapa cuando hablo". Sí, capitana.

Pregunta.- Querida, son tiempos convulsos.

Respuesta.- Momento de cambios, de muchos cambios. Ya no estoy en la tele a pie de redacción y aún así me desequilibra un poco. Me imagino que la gente que esté dentro lo estará pasando muy mal, y no puedo dejar de pensar en eso.

P.- ¿Cómo te sientes tú cuando vas a un evento ahora? Este “salir al público”… al otro público. ¿Qué te preguntan amigos y conocidos?

R.- Mi círculo es de la tele. Llegué aquí con 23 años y toda mi vida ha girado en torno a mis relaciones laborales, es mi familia urbana, o elegida, como se quiera decir. Tengo la sensación de que por mucho que se hablase de “la tele va a cambiar” o “el consumo va a cambiar”… nos ha pillado a todos un poco desprevenidos. Me he metido en el mundo podcast, pero me siento como un soldado en la reserva respecto a la tele. Estoy preparada por si me vuelven a llamar a la trinchera. No tengo un trabajo, no tengo unos ingresos, no estoy en la Fábrica de la Tele. Siempre he sido trabajadora por cuenta ajena. Estoy aprendiendo a vivir a los 49 años de otra manera. Aun así, mi situación es privilegiada. Tengo un colchón, pero no es el de Jorge Javier…

"Tengo un colchón para vivir sin trabajar, por ahora, pero no es el de Jorge Javier: la tele no me ha hecho rica"

P.- ¿Tú te has hecho rica en la tele?

R.- No.

P.- ¿Que no?

R.- (Ríe). No. Para mí hacerse rico es trabajar por placer. Es esa gente que tiene un patrimonio impresionante, unos ahorros espectaculares, una cantidad de pisos que flipas… y tengo compañeros con esa situación, pero no es mi caso. Yo estoy pagando una hipoteca de un chalet precioso en Pozuelo, y es algo que ni en mis mejores sueños cuando llegué podía imaginar. No soy rica en absoluto. Ahora mismo puedo vivir sin ingresar, pero no podré hacerlo eternamente. No soy como Peñafiel, que dice que tiene la luz pagada para el resto de su vida. María Teresa dice que se hizo rica a partir de los 50. Yo, como tengo 49…

Carlota Corredera.

Carlota Corredera. Cristina Villarino.

P.- Oye, pues claro, espérate… ¡estamos en el año!

R.- (Reímos). No me puedo quejar de absolutamente nada. Soy una persona con conciencia de clase e hija de trabajadores de los astilleros de Vigo. Me he criado en el “no”, “no”, “no”, valoro las cosas e intento que mi hija también lo haga. Yo siempre le digo: “La primera vez que cogí un avión fue con 18 años y nunca me fui con mis padres de vacaciones”.

P.- ¿La etapa de Rocío Carrasco ha sido la más difícil de tu carrera?

R.- Sí. Yo sentía que los miércoles por la noche sembrábamos mucha pedagogía, levantábamos alfombras… y que todo lo que se había construido esa noche se lo llevaba una ola desde primera hora de la mañana siguiente. Se derrumbaba el castillo de arena. Fue muy difícil.

P.- ¿De dónde venía la ola?

R.- No sé de dónde venía la ola, pero te puedo decir que la he sufrido y me ha casi destruido. Casi, casi. Pero no, no me ha destruido. He estado muy mal, ¿eh? Es agotador. Si todo el mundo que intenta esparcir la semilla del feminismo está reventada de dar explicaciones, de contar las cosas de manera que nadie se sienta ofendido… eso es un trabajo agotador y más con ese amplificador del programa de Rocío y el de la tarde siguiente en el programa que yo presentaba. ¡Ese desgaste…!

"Volvería a hacer lo mismo que hice con el caso Rocío Carrasco: si he sido excesiva, yo también he sufrido excesos"

P.- ¿Te arrepientes?

R.- No. Lo volvería a hacer todo exactamente igual. Si he sido excesiva… yo también he sufrido muchos excesos, ¿vale? A mí si alguien me viene y me dice “no, es que la radicalidad”… la radicalidad es que haya 50 muertas por violencia de género este año. Eso sí que es radical. Radical es que esta mañana un hombre haya asesinado a su mujer en Toledo atropellándola con el coche.

P.- ¿No sientes que has dado mucho y que quizá no se te ha devuelto?

R.- No estoy esperando el “premio al compromiso” ni la medalla a la feminista del año. Yo tengo un compromiso conmigo misma, con las mujeres de mi vida, y, sobre todo, con mi hija. Tiene ocho años. Sale en prensa que a una niña de seis años le bajaban las bragas entre varios… ¡es un horror! Hay tal nivel de violencia hacia las mujeres en este país, se pongan como se pongan… no voy a pedir perdón.

P.- ¿Cuánto dinero te ha costado ser feminista? ¿Cuánto has perdido?

R.- Muchísimo, muchísimo dinero. Además, me encanta, porque muchas veces me dicen “¿tú cuánto dinero has ganado con el feminismo?”. A ver, a mi nadie me ha pagado más por presentar el programa con un compromiso o con otro. Al revés.

Carlota Corredera.

Carlota Corredera. Cristina Villarino.

P.- Yo creo que sólo se puede perder.

R.- Exactamente. Pero, te lo digo, y no soy la madre Teresa de Calcuta: lo he hecho y lo volvería a hacer porque soy una privilegiada. Si yo dependiese de un sueldo para comer todos los meses, me hubiese tenido que meter mi compromiso feminista por donde hubiese podido. Pero he podido salir adelante, así que tengo que estar súper contenta. ¿Cómo me voy a arrepentir de haber usado ese altavoz, si sirvió a tanta gente, si subieron tanto las llamadas al 016? ¿Que ha tenido costes? Claro.

P.- Carlota, pero, ¿quién maneja mi barca?, como decía la canción. ¿Cuál es la mano negra, la mano invisible ahí?

R.- La mano es la del patriarcado siempre. Y no son sólo hombres, son también mujeres. Ni las mujeres nacen feministas, ni los hombres nacen machistas, esto me lo ha enseñado Anai Bernal.

"He perdido muchísimo dinero en la tele por ser feminista, y he podido hacerlo porque no dependo de un sueldo para comer"

P.- ¿Tú sabes una cara, un nombre, alguien que haya intervenido en tu situación actual directamente? ¿Quién se ha vengado de ti?

R.- Yo sé muchas cosas y otras las tengo que intuir porque no las sé. No tengo nombres, apellidos y caras de las personas que están satisfechas con que yo haya desaparecido de la pantalla. Pero lo puedo intuir. Nadie me ha venido a la cara a decirme “qué bien estás en tu casa”.

P.- Localizar a los enemigos es fundamental.

R.- Sí, pero hay muchos enemigos que son invisibles, y su estrategia pasa precisamente porque no sepas quiénes son. El trasfondo es el machismo. Y lo he pagado con desgaste y con costes.

P.- ¿Qué relación tienes ahora con Rocío Carrasco?

R.- Yo con Rocío Carrasco siempre he tenido una buena relación desde que acabó el programa. Hay gente a la que entiendo que le venga bien para su business decir que nos llevamos mal, pero son cosas que no se entienden. Hemos estado pendientes la una de la otra durante todo este tiempo en el que no hemos trabajado juntas, y nos podemos ver físicamente en un año cuatro, cinco, seis veces, según coincidamos por agenda en bodas, tanatorios, comidas… y yo con ella tengo una relación muy buena que no es la que teníamos en la serie, porque entonces hablábamos varias veces al día y era un sostenernos mutuamente. Pero jamás he dejado de tener buena relación con ella. ¿Cómo me voy a arrepentir de estar en el lado correcto de la historia?

P.- ¿Qué te dice ella, ahora que podemos calibrar los impactos?

R.- Yo te puedo decir que ella lo pasó muy mal cuando yo dejé de presentar. Esto te lo puedo decir. Y no voy a hablar más por ella.

P.- ¿Ella se siente responsable?

R.- Eso te lo tendrá que contestar ella, pero lo pasó mal. Sufrió mucho, como sufres cuando a tu gente le pasan cosas feas.

“Rocío Carrasco sufrió mucho cuando yo dejé de presentar, pero no puedo decirte si se siente responsable o no”

P.- Has dicho que en los últimos años has aprendido mucho sobre feminismo y también “cuántas atrocidades hicimos en Sálvame”. ¿En cuál piensas, por ejemplo?

R.- Yo lo dije, creo que en el podcast de Nagore: en 14 años hemos cometido atrocidades, sí, pero hemos hecho otras cosas también maravillosas, y de hecho, hicimos atrocidades en un momento en el que no éramos conscientes de ellas.

P.- No se percibía como tal porque el mundo entero era otro.

R.- Claro. Es que me hace gracia que nosotros tengamos que pasar unas auditorías en Sálvame, en Mediaset sobre todo, pero bueno, en los programas de La Fábrica de la Tele: se nos ha exigido todo, se nos ha hecho auditorías morales con un estándar de calidad super al de cualquier contenido, programa y modo de comunicación en el mundo. ¿Cogemos las portadas de los periódicos de hace 14 años?

¿Quién sobreviviría a su propia revisión de cosas que escribió en Twitter el año pasado? Cambiamos y eso no nos hace peores personas, nos hace personas en evolución. A lo mejor nos hemos pasado, a lo peor hemos pisado la línea roja, sí, pero que hagan todos esos que nos critican un programa de cinco horas en directo con un material explosivo que son sus colaboradores, sus contenidos y su estar siempre al límite. Esa también ha sido la fórmula del éxito de Sálvame.

Carlota Corredera.

Carlota Corredera. Cristina Villarino.

P.- ¿A quién ha molestado Sálvame? ¿A los fachas y a los machistas?

R.- Sí, desde luego. A los fachas y a los machistas les ha molestado muchísimo. Y habrá gente de izquierdas a la que tampoco le haya gustado nuestro programa. Con esto quiero decir que el programa no era de “rojos y maricones”, como decía Jorge.

P.- Hay algo de lucha de fuerzas culturales.

R.- Hay una realidad y es que Sálvame huye mucho de la perfección. Es un canto a los perdedores. Nosotros éramos un mejunje de personas que veníamos de otros programas que no habían funcionado, colaboradores que estaban ya defenestrados, quemados, que todo el mundo decía que nadie los quería, una Belén Esteban que ya estaba más que amortizada… y de repente se da el cóctel, se alinean los planetas y se hace un programa de éxito… y hay gente a la que por definición del éxito de los otros le jode. Bueno. Al establishment le jodemos. Pero es curioso, porque los más pijos son los que te dicen que no ven el programa y a los cinco minutos les has pillado y ves que saben todo (ríe). Los Cayetanos se saben de memoria Sálvame.

"Sálvame ha molestado muchísimo a los fachas y a los machistas, pero también a gente de izquierdas: no era un programa de ‘rojos y maricones’”

P.- ¿La frase de Jorge de “rojos y maricones” fue un error?

R.- No me atrevo a juzgarlo. Trabajar en las condiciones en las que estaba trabajando Jorge esa tarde… en una pandemia y escuchando el discurso negacionista de un compañero… pues es que no puedo juzgarlo, sería injusto. Y lo siento en el alma si esa frase perjudicó o no perjudicó al programa, porque no lo sé ni tengo forma de calibrarlo, pero nunca juzgaré a Jorge porque yo sé lo que es trabajar con un negacionista en plató y es un infierno.

P.- Cuando Jorge Javier se despidió, tan elegantemente, de Cuentos Chinos, felicitó a Pablo Motos y otros compañeros de la franja. Me alertó frente al diagnóstico: ¿está ganando la derecha cultural en televisión? ¿Motos por encima de Vázquez?

R.- Yo creo que no podemos llevarlo todo a la izquierda o la derecha cultural.

P.- De acuerdo, pero no negaremos que ambos presentadores son emblemas de algo.

R.- Sí, pero fíjate: hay muchos cantantes, actores y actrices significados con la izquierda que van al programa de Pablo Motos. Quiero decir: a mí la sensación que me ha dado es que en esta guerra Jorge ha ido en algunos momentos con tirachinas. ¿Respecto a qué? A que la agenda de invitados que tiene El Hormiguero… es muy difícil competir con ella. Con un programa que tiene además una relación con las productoras de cine y con las de Hollywood.

P.- Son todopoderosos.

R.- También habrá que valorar el respaldo que ha tenido un programa y otro por parte de sus cadenas… ya no me puedo mojar más. Pero claro, cuando un programa se emite sin publicidad para protegerle, pues eso también hay que valorarlo, ¿no? Hay muchas maneras de proteger a un programa y muchas maneras de perjudicarle desde dentro.

Corredera.

Corredera. Cristina Villarino.

P.- ¡Guau!

R.- Sí.

P.- Tú crees que Jorge ha sido boicoteado desde dentro.

R.- Yo no puedo hacer una afirmación tan grave cuando no he estado dentro para verlo, pero hombre, lo que te puedo asegurar, porque lo he vivido (y no hablo ahora de ‘Cuentos chinos’, sino que lo he visto como directora y como presentadora), es que hay programas que en un momento dado se han protegido, se han cuidado, mimado, promocionado…

"¿La cancelación de ‘Cuentos chinos’ de Jorge Javier? Hay muchas maneras de proteger a un programa y muchas maneras de perjudicarle desde dentro. Existe el fuego amigo"

P.- Sí, se ha puesto la artillería a favor.

R.- Sí. Y otras veces, pues eso: tú puedes tener fuego amigo en la tele como en cualquier otro sitio de tu vida. Eso hay que analizarlo. No te quejarás, ¿no?

P.- ¡Nunca me quejaría contigo! (reímos). Hablemos del momento Irene Montero. ¿Cuál es tu relación con ella? Te reconozco a cara descubierta que no soy nada ‘Irenista’, pero comparto contigo que ha recibido un nivel de violencia inusitado. ¿Te has sentido identificada con ella, en el sentido de “qué difícil es en este país defender el feminismo” y “qué fácil es ser cabeza de turco”? Ella en el Gobierno de Sánchez y tú en tu cadena.

R.- Yo no te puedo decir si me he sentido identificada con ella. Creo que el nivel de violencia que recibe Irene Montero no es comparable al de ninguna mujer que esté ahora mismo en la escena pública española. No hace falta ser de Podemos para ver eso. Hay que tener una mínima sensibilidad y empatía. A nadie se le ha fiscalizado errores y aciertos como a ella, y esto es algo que se hace más con las mujeres que con los hombres, ya se pongan como quieran o como una cucaracha pataleando.

Las manos de Carlota Corredera.

Las manos de Carlota Corredera. Cristina Villarino.

Esto no significa ni que ella sea perfecta, ni que yo esté de acuerdo con absolutamente todo lo que haya hecho ni dicho, pero creo que es indecente la cantidad de insultos y violencia que ha padecido desde que es ministra de Igualdad. Tiene un factor brutal su pareja, que genera mucho debate, no hace falta tener carreras para ser consciente de ello. Todo va a ella ahora. Todo lo que ha vivido Irene Montero, todo su desgaste, para mí le da un enorme mérito, porque creo que solamente puedes soportar tanto si tienes un gran nivel de compromiso con el feminismo. La gente pensará que ser ministra es guay, pero no, no es un capricho ni un deseo, no así.

P.- ¿Te gustaría que la renovasen en la cartera de Igualdad?

R.- No lo sé, no me atrevo a opinar ahí, no sé si se merece o no se merece… no me gustaría meterme en ese berenjenal. Desde luego, sí que me gustaría que algún día se hiciese justicia con su trabajo. Ha habido errores quizá no reconocidos, pero valoro muchísimo su fuerza y su aguante. Las críticas más duras las ha recibido desde la ultraderecha pero también desde sectores del feminismo, y eso no sé cómo puede llevarlo una para adelante sin que te explote la cabeza. Ha debido de ser muy duro.

"Todo lo que ha sufrido Irene Montero para mí tiene un enorme mérito: sólo puedes soportar tanto si tienes un gran nivel de compromiso con el feminismo"

P.- ¿Sueñas con Telecinco? ¿Con el regreso o con la venganza?

R.- No, no sueño ni con el regreso ni con la venganza. De hecho, el otro día me preguntaban si estoy disfrutando con las audiencias de Mediaset. “¿Hay regocijo?”…

P.- Sería humano, en todo caso.

R.- Quien me conoce sabe que no puedo disfrutar de que le vaya mal a una cadena en la que he pasado los mejores 18 años de mi vida. Hay gente ahí a la que quiero muchísimo. No me alegraré nunca de que le vaya mal a un sitio que ha sido mi casa. Ha habido una evolución y un cambio editorial brutal, pero… no.

P.- Se vendió de forma muy sencilla el cambio, como si fuera obvio qué contenidos de nuevas había que ofrecer, como si hubiese sido “culpa” vuestra. Pero ahora vemos que no es así. Que no era tan dicotómico… porque los sustitutos de Sálvame están tragando piedra…

R.- Ha pasado muy poco tiempo y la gente quiere resultados y análisis inmediatos, y eso no puede ser. Yo creo que nadie es consciente, ni en la competencia ni dentro de propio grupo, de qué está pasando. Una debacle (porque yo creo que es una debacle lo que está viviendo Mediaset) es muy difícil de gestionar. Estos resultados obedecen a una revolución previa. Tú cuando cambias las cosas lo haces pensando en que vayan a mejor, es una cadena con accionistas…

P.- Se ha dado por muerta a gente que estaba muy viva.

R.- La vida son ciclos y yo tengo ya varios ciclos y varias etapas encima. Cuando empezamos Sálvame jamás pensamos que iba a durar 14 años. ¡Y mira! Durante muchos años, Antenatres ha estado muy por detrás de Telecinco y ahora se han invertido los papeles. Con el tiempo analizaremos. No soy tan atrevida para hacerlo ahora mismo, porque yo he estado al mando de un programa pero nunca de una cadena y no se me ocurriría decirle a nadie cómo tiene que hacer las cosas. A mí no me gustaría nada estar en la piel de los directivos ni en la de los compañeros que están dando la cara por una cadena que no va bien, que también tiene que ser… Esa tristeza es contagiosa. Quien se alegre, por ejemplo, de que a Cuentos chinos no le haya ido bien, es gente completamente mezquina y miserable. No piensan en quién está detrás, que al final son familias con hipotecas e hijos, como en todos los trabajos.

Carlota Corredera.

Carlota Corredera. Cristina Villarino.

P.- ¿Qué te gustaría a ti que pasara, Carlota?

R.- ¡Tantas cosas…!

P.- Cuéntamelas y así las invocamos.

R.- Tengo una amiga que dice que hay que invocar la abundancia los viernes, y hay que encender canela, ¿cómo te quedas? Yo tengo tres deseos profesionales: uno, larga vida a Súperlativas, que encuentre la forma de ser rentable para mantenerse mucho tiempo en antena y crear una comunidad bonita como la que estamos creando, que nos llegan mensajes preciosos. Me gustaría que Al Alba Audiovisual, que es la productora-sociedad que hemos montado mi marido y yo, pudiese empezar a crear contenidos como documentales, que es algo que me apasiona.

Y, por supuesto, volver a presentar, pero fíjate que no te lo pongo ni de primeras, porque yo sé que voy a volver a presentar. No sé si será algo pequeño o grande, ni si será este año, el que viene o el otro, porque la tele está cambiando tanto, y está fragmentando tanto la audiencia, y está cambiando tanto el consumo… los jóvenes ya no ven la tele (el electrodoméstico, todo es a través del Iphone)… tienes que estar muy atento. Ahora un 12 es un éxito y antes un 12 era un fracaso, que te duraba un día el programa.

"Yo ahora mismo no me veo en Mediaset, pero eso no significa que nunca vuelva a Mediaset. No me cierro las puertas de ningún sitio"

P.- ¿Te gustaría que fuera en Mediaset o… fuera?

R.- Yo ahora mismo no me veo en Mediaset, pero eso no significa que nunca vuelva a Mediaset. No me cierro las puertas de ningún sitio porque sería muy torpe por mi parte y muy presuntuoso. Las cadenas son las que son. Yo quiero comunicar, entretener, aprender y seguir siendo empática por donde vaya.

P.- Oye, para el cierre, tomemos un poco el pulso a la actualidad política. ¿Sánchez sí, no, amnistía sí, no…?

R.- Una de las cosas que más me ha costado desde que soy conocida es no posicionarme políticamente. Mi gente más cercana sabe quiénes son los míos, pero creo que sería un error, como periodista, colocarme en un espectro. Al final todo el mundo sabe perfectamente de qué pie cojeo…

"Adoro Cataluña, debemos convivir: siendo gallega creo que las lenguas cooficiales se tratan con desprecio desde Madrid”

P.- ¿Del izquierdo, dices?

R.- De qué pie cojeo (repite, sonriendo). Puedo cojear del izquierdo… pero cojee del pie que cojee, puedo decirte que la mayoría de mis amigos y amigas, ideológicamente, no tienen nada que ver conmigo, y eso es maravilloso. Lo que sí te puedo decir es que yo adoro Cataluña y que creo que tiene que haber una convivencia. Tenemos que escuchar a todo el mundo. Yo siendo gallega veo que a veces, ostras, el tema de las periferias y de las lenguas cooficiales y tal… se tratan con desdén y desprecio desde el centro de España, donde yo vivo, y eso me da mucha rabia. El centralismo es muy peligroso. No todo es Madrid. No sé cuál es la solución, pero dese luego volver a la etapa en la que tuvimos que llegar a la aplicación del 155, no.