Cuando en 1977 España celebró la primeras elecciones democráticas, tras cuarenta años de dictadura, el recuento oficial de votos era muy lento y esa lentitud se prolongó en las siguientes citas electorales hasta casi finales de la década de 1980. Eso explica que, desde el primer momento, los partidos y medios de comunicación pusieran en marcha diversos métodos con el fin de predecir los resultados horas antes de que concluyese el recuento oficial.
Así fue como los ciudadanos tuvieron conocimiento de lo que eran los israelitas: sondeos efectuados a la entrada de los colegios electorales hasta tres horas antes del cierre de los mismos; los test de las cien primeras papeletas; las mesas testigo, elegidas en determinados municipios como referentes idóneos porque su distribución por partidos en porcentaje de votos se aproximaba mucho a los resultados totales en España; o el recuento adelantado de las actas obtenidas por el grupo de interventores y apoderados de cada partido.
Cuando Fraga inventó el "test de Betanzos"
Entre estos distintos modelos, el que cosechó un mayor éxito fue el del “municipio testigo”, y de manera destacada el conocido como “test de Betanzos”, bautizado así por el fundador de Alianza Popular, luego Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne. Según la periodista gallega Carmen Cotelo, el origen del “test de Betanzos” reside en un estudio sociológico encargado por Fraga y presentando públicamente en enero de 1983.
“El 18 de enero de 1983, Manuel Fraga celebró una de las que llegarían a ser sus tradicionales queimadas en el restaurante La Criolla, en la calle Fuencarral de Madrid. Habían pasado tres meses escasos de las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 en las que el PSOE, con Felipe González y Alfonso Guerra al frente, obtuviera la histórica victoria de los 202 diputados. Con una participación del 79,97 %, el PSOE obtuvo un triunfo histórico con 10.127.392 votos (48,11%), según los datos del Ministerio del Interior. En segundo lugar quedó Alianza Popular-Partido Demócrata Popular (AP-PDP) con 5.548,107 votos (26,36%) y en tercer lugar la Unión de Centro democrático (UCD) con 1,425,093 votos (6,67 %), lo que supuso su hundimiento como alternativa de gobierno”, cuenta Cotelo en un artículo adelanto de su tesis de doctoramiento (Análise de validez de Betanzos como middletown a través dos resultados nas eleccións autonómicas. Aproximación a outras convocatorias electorais. Efectos e mecanismos causais na explicación do comportamento electoral), publicado en la Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas (2017), bajo el título Betanzos, espello electoral de Galicia.
Las elecciones de 1982 fueron las primeras en España en las que se utilizó el sistema de “mesas testigo” para hacer una proyección de resultados. La muestra censal quedó acotada a varias calles de una ciudad cuyos votantes coinciden en el mismo colegio y mesas electorales. En la selección técnica se tienen en cuenta factores como la edad, estudios, nivel económico de los votantes, de modo que los votantes de esas mesas seleccionadas son representativos de la ciudad, de la provincia o de la sociedad en general llamada a las urnas.
Betanzos, la ciudad que más se aproximaba
Esta es la razón por la que los resultados electorales de estas mesas pueden permitir adelantar el resultado general. Es sabido que en los comicios de 1982, Alfonso Guerra consiguió averiguar lo que depararían los resultados totales en España antes de finalizar el escrutinio mediante un plan diseñado para recibir información de determinados municipios previamente seleccionados, entre los que al parecer estaba Betanzos. Guerra anunció que el PSOE había obtenido 202 escaños antes de que el gobierno de UCD los hiciera públicos.
Ese sistema de “mesas testigo”, empleado en todo el Estado español fue, probablemente, el antecedente más inmediato de lo que -sobre todo en los años 80- Fraga denominaba el “test de Betanzos”, señala Carmen Cotelo, que recuerda que en la presentación del estudio en el restaurante madrileño La Criolla estuvieron presentes Jorge Verstrynge, Carlos Robles Piquer, Carmen Llorca, Pedro Schwartz y Abel Matutes, entre otros dirigentes populares. El primer estudio sociológico que encarga Fraga (año 1983) abarca toda España y establece la conclusión de que había tres ciudades que eran “el espejo social de España”: Jerez de la Frontera (Andalucía), Getafe (Madrid) y Betanzos (A Coruña). Pues bien, un análisis comparativo de los datos correspondientes a las elecciones generales de 1977, 1979 y 1982 confirma que “Betanzos era la ciudad que más se aproximaba a los resultados alcanzados en el conjunto de España”.
“Esta tónica de referencia de Betanzos se mantuvo con más o menos fuerza durante los años 80. De hecho, Manuel Fraga acabó reduciendo los estudios sociológicos a lo que el mismo dio en denominar “test de Betanzos”. Hasta su desembarco en la política gallega -en las elecciones autonómica de diciembre de 1989-, Betanzos no desapareció del todo de las crónicas madrileñas. Luego, en Galicia -la novedad ya había pasado- quedó como algo interno a lo que se refería alguna vez Fraga (“fágame o test de Betanzos”), pero casi ninguno de sus colaboradores lo recuerda ya. Y, sobre todo, se cambió gratuitamente la proyección del “test de Betanzos” del ámbito de España al ámbito de Galicia, probablemente porque en los 16 años que pasó como presidente de la Xunta reclamó más de una vez los resultados de Betanzos”, subraya Carmen Cotelo.
En la tesis que está elaborando la periodista gallega sobre el “test de Betanzos” como medidor electoral, utiliza, entre otros instrumentos estadísticos, el Índice de Correlación de Pearson (ICP) y el de Error Relativo (ER). Y pone en relación los porcentajes de resultados obtenidos en la magic town (Betanzos) con los de la provincia de A Coruña, de Galicia y, en las elecciones al Congreso de los Diputados y al Parlamento Europeo, de los España.
En lo que se refiere a los resultados de las generales de 1977, 1979 y 1982, el análisis que hace, apoyado en los instrumentos estadísticos aludidos, le lleva a la siguiente conclusión: “Puede decirse que no deja lugar a dudas de que el comportamiento electoral de Betanzos en las elecciones al Congreso de los Diputados en el período 1977-1982 se asemeja mucho al comportamiento global de España, tal y como indica un índice muy alto de correlación. Esta semejanza es incluso más alta que la que representa con la provincia”. En cambio, “por lo que respecta a Galicia, en estos primeros comicios generales de la democracia queda más distante del comportamiento electoral de Betanzos y de España”.
Era un espejo de España, pero no de Galicia
La tesis analiza también los resultados de las primeras elecciones autonómicas gallegas, y en este caso la conclusión no es la misma: “Por lo que se refiere al comportamiento electoral respecto de las elecciones al Parlamento de Galicia de 1981, queda demostrado que Betanzos no da la más alta fidelidad en el comportamiento de Galicia y se parece algo más al de la provincia”.
En consecuencia, afirma Carmen Cotelo, “se pueden confimar las hipótesis enunciadas en la primera parte de este artículo y concluir que Betanzos ciertamente era un espejo de España en los primeros años de la Transición. Por el contrario, en aquella altura no era el espejo de Galicia o, cuando menos, era un reflejo mucho más pálido como lo demuestran las primeras elecciones autonómicas de 1981 y los resultados alcanzados en Galicia en las dos convocatorias iniciales de 1977 y 1979”.
Es más, si se utilizan los mismos instrumentos estadísticos que los de la autora de la tesis citada, en analizar las tres últimas citas generales de 2011, 2015 y 2016, se puede comprobar como el grado acierto es aún más alto. Es decir, Betanzos continúa siendo uno de los espejos de España.
“Betanzos, magic town”
En 2013, Carmen Cotelo publicó junto a Salvador Naya Fernández, el libro Betanzos, magic town, editado por Biblos. El título de libro lo toman prestado de la película Magic Town (Ciudad Mágica), dirigida por William A. Wellman, basada en una historia de Joseph Krumgold, de la que hizo el guion Robert Riskin, su productor. La película se estrenó en 1947, teniendo como principales protagonistas a James Stewart y Jane Wyman. El protagonista es una persona dedicada a elaborar sondeos de opinión, y su objetivo es encontrar aquella ciudad media capaz de reflejar mediante un trabajo demoscópico el conjunto de los Estados Unidos. Grandview es la elegida: sus resultados electorales se asemejan muchísimos a los resultados electorales del país.
Durante la elaboración del libro, Cotelo y Naya comprobaron que Betanzos es la ciudad matemáticamente perfecta de Galicia, sin excluir que pueda haber otras tanto en la comunidad gallega o en otras partes de España. Por aquellas fechas, comprobaron que en Betanzos había cuatro mesas en el centro de la ciudad cuyos resultados calcaban el resultado de las elecciones generales en todo el país. La explicación científica de por qué Betanzos es una magic town (ciudad mágica) o middletown (ciudad media) hay que buscarla en su composición social, muy aproximada a la de Galicia. Y otro tanto ocurre con la composición de la pirámide de población: en conjunto, ni es muy rural ni muy urbana, y es ambas cosas a la vez urbana y rural; cuenta con pequeña industria y pequeño comercio; está situada en el nacimiento de la ría.
Carmen Cotelo ya dedicó un trabajo fin de máster a este tema, Análise de validez do test Betanzos nas eleccións autonómicas de Galicia. Estudio documental e diagnose do modelo (2012).
Aragón no es el Ohio español últimamente
De otro lado, Ohio está considerado como uno de los swing states (estados cambiantes) en los Estados Unidos. En otras palabras, los dos grandes partidos estadounidenses, el Demócrata y el Republicano saben que su victoria en las elecciones presidenciales depende de lo que ocurra electoralmente en Ohio. Trasladado al caso español, algunos politólogos y estadistas consideran que Aragón es el Ohio español, sin embargo los datos de las últimas elecciones generales no confirman que esa comunidad autónoma sea el mejor referente ni que se pueda aseverar que “Aragón es nuestro Ohio”, título del libro del que son autores destacados politólogos agrupados en torno al Equipo Piedras de Papel.