Son ingenieros, profesores, periodistas… pero probablemente te los encuentres abriendo un pequeño negocio en alguna de las calles de la ciudad, o sirviéndote una caña en el bar de la esquina.

Es el caso de Carlos Cirera, que abrió un local de golosinas en la calle Galera. Es ingeniero informático y dice que para no echar de menos su tierra se dedica "a trabajar mucho para no pensar en lo que añoras". En su caso sus raíces no eran gallegas, sino andaluzas. "Cada uno toma la decisión de salir del país cuando llega al límite de la preocupación por el futuro, en nuestro caso fue buscando lo mejor para nuestros hijos", cuenta Carlos tras el mostrador de My Fruits.

La decisión de salir del país es algo muy meditado. "Tienes que tenerlo todo muy atado, porque tú metes tu vida en un par de maletas, y te vas, sin saber hasta cuándo". Tener un pasaporte español en el bolsillo ayuda, y mucho. "Como provengo de una familia de emigrantes, que desde España llegaron a instalarse en Venezuela, era consciente de lo difícil que era esta decisión".

"Nos costó adaptarnos al clima gallego, tras dos años lo vamos consiguiendo"

"Nos costó adaptarnos al clima gallego, tras dos años instalados en A Coruña lo vamos consiguiendo; hemos conocido a gente entrañable en A Coruña, los quiero ya como si los conociera de toda la vida", nos cuenta Cirera . ¿Lo que más les gusta de A Coruña? "La seguridad y la tranquilidad, no tiene precio, nos da la paz para todo lo demás".

Carlos Cirera, en su local de la calle Galera

La comunidad de venezolanos en A Coruña experimentó un gran crecimiento el año pasado. "Cada vez se llega en peores condiciones, porque no puedes vender tus propiedades, es difícil sacar tus ahorros. Incluso el tema del papeleo lo complica todo, porque es prácticamente imposible lograr apostillar los títulos académicos obtenidos en Venezuela para que sean válidos aquí", explica Elisabeth Piñeiro, que llegó ya hace 19 años apoyada por su familia, originaria de Laracha.

Son muchos los que han hecho un camino de ida y vuelta, otros han llegado buscando nuevas oportunidades, porque "casi todos los venezolanos conocen a algún gallego asentado en el país que les habla de su tierra", explica Rocío Ruiz, presidenta de Hevega. La comunidad venezolana en A Coruña se ha duplicado los últimos tres años, y con su llegada se ha ido desplegando una la red de solidaridad para acompañar a los recién llegados en la ciudad.

Hevega, una asociación coruñesa para acompañar a los que llegan

Hevega nació en A Coruña en septiembre en 2017, "para dar apoyo en el proceso de integración de la creciente población de venezolanos y por otro lado coordinar el envío de ayuda humanitaria al país", nos cuenta su presidenta, Rocío Ruiz.

Más de 14.000 en toda la provincia

Desde su sede en la Avenida de Oza, 204, acompañan el proceso de llegada de familias enteras. En A Coruña provincia, con datos oficiales a enero de 2019, hay 14.343 venezolanos, de los cuales cerca de 10.000 tienen la doble nacionalidad. Solo alrededor de 4.000 son venezolanos que no cuentan con nacionalidad española.

Fundadores de Hevega

En A Coruña ciudad, la presidencia de Hevega estima que habrá unos 7.000, sumando área de influencia. En una consulta popular que hicieron en el año 2017 "vinieron a votar casi 3.000, con el requisito de que tenían que ser mayores de edad". Estiman que la cifra se ha visto incrementada, ya que desde su perspectiva, los tres últimos años, desde el 2016 hasta ahora, constituyen los años en los que más salidas del país se han producido.

¿Qué tiene A Coruña para ser uno de los lugares preferidos para iniciar una nueva vida? Maite González vicepresidenta de Hevega, explica que "la ciudad nos brinda seguridad, aquí hay todos los servicios , y muchos han llegado a emprender aquí". Por ejemplo Rocío, la presidenta de Hevega, creó una oficina de envíos. "Llegamos y trabajamos en lo primero que aparezca, en supermercados, hostelería…", explica.



"El gallego es una persona muy solidaria, al ser un pueblo de inmigrantes"

"El gallego es una persona muy solidaria, al ser un pueblo de inmigrantes. Estamos muy agradecidos con Galicia y queremos que nos vean como una emigración dispuesta a aportar. Queremos ganarnos las cosas con nuestro esfuerzo, somos jóvenes y estamos bien formados. Lo que queremos es demostrar que podemos ser una solución para los problemas que tiene Galicia", nos relata Rocío Ruiz

"Cuando éramos ricos y no lo sabíamos"

"Vivíamos una vida maravillosa allí, la extraño mucho". La que lo cuenta es María del Carmen Pedreira, nacida en Abegondo, que partió con sus padres a intalarse en el Estado venezolano de Zulia en los años 60. Se graduó y se casó allí ("con un criollito-criollito"), y se dedicó a la ingeniería química, incluso trabajando en la industria petrolera.

"Mis padres siguieron hablando gallego entre ellos hasta el día que fallecieron, allá en Venezuela", cuenta Pedreira. Cuando las cosas empeoraron, decidió hacer el camino de regreso junto con su hija y sus nietas.

Su hija Luimar, que apenas conocía Galicia antes de instalarse aquí, trabajaba para una de las agencias de publicidad más importantes de Venezuela, que ahora cambió por la barra del Maracaibo Beat en Zalaeta. "Al principio no queríamos hacer un bar venezolano, porque además en nuestra casa de Venezuela comíamos más cocido gallego y tortilla de patatas que patacón y arepas", pero la presión de los clientes las fue guiando en ese sentido. "Los vecinos nos daban cuatro meses, pero ya llevamos tres años", dice Luimar.

Lo que más les cuesta es cambiar su modo de vida. "Allí tenía el trabajo de mis sueños, la casa de mis sueños", pero aunque lo extrañan ya no se imaginan cambiar la tranquilidad del retorno a su "segunda casa".