Parece que la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos no será el epilogo de la desaparición de cualquier resto del dictador en España y Galicia. Todavía quedan muchos frentes abiertos en la tierra natal de Franco, y todos son denunciados periódicamente por la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH).
El Pazo de Meirás en Sada o la Casa Cornide son algunos de los ejemplos más sonados del patrimonio que todavía pertenece a la familia del dictador y que tanto gobiernos como asociaciones tratan de recuperar. Se trata de expolios llevados a cabo con la colaboración de las autoridades locales de aquella época. No todos se conservan en la actualidad. La familia Franco vendió algunos inmuebles con el paso del tiempo, embolsándose grandes cantidades de dinero por propiedades construidas con fondos públicos.
En total, se calcula que el patrimonio de los Franco ascendería hoy en día a 500 millones de euros. A continuación, repasamos los principales inmuebles, joyas y estatuas que el dictador todavía debe a Galicia.
Casa Cornide
La Casa Cornide es un palacete muy popular de la Ciudad Vieja coruñesa. Este edificio situado frente a la Colegiata es, junto al Pazo de Meirás, el principal foco de reivindicaciones en Galicia contra el patrimonio de los Franco.
Fue construido en el siglo XVIII a partir del diseño de Francisco Llobet. El escudo de la familia Cornide todavía preside en la fachada empedrada. Este palacete fue donado al Concello de A Coruña, que lo usaría como su sede a comienzos del siglo XIX y como colegio más tarde.
Fue en 1962, con la dictadura franquista ya asentada, cuando se subastó la Casa Cornide. El banquero coruñés Pedro Barrié de la Maza se adjudicó el edificio en un proceso con amplias dudas legales. A continuación, el fundador del Banco Pastor se la regaló a Carmen Polo, que se habría encaprichado de este palacete.
Pazo de Meirás
El Pazo de Meirás es el caso más sonado del patrimonio actual de la familia Franco. Este edificio que fue construido para Emilia Pardo Bazán pasó a ser de la familia Franco gracias, de nuevo, a la colaboración del banquero Pedro Barrié de la Maza.
El fundador del Banco Pastor y otros gobernantes, durante la Guerra Civil, crearon la Junta Provincial para el Pazo del Caudillo, que recaudó fondos para restaurar el edificio para el dictador. Ante la falta de donativos voluntarios, se recurrió a los forzosos, instando al Concello de A Coruña a aportar el 5 % de la recaudación en impuestos.
Además del propio pazo, también se expropiaron los terrenos cercanos para ampliar la finca que se convertiría en la residencia veraniega de los Franco. Ahora, la administración busca recuperar un inmueble que llegó a ser puesto a la venta por 8 millones de euros pese a ser un Bien de Interés Cultural desde el 2008.
Estatuas del maestro Mateo
En el Pazo de Meirás todavía están las estatuas del maestro Mateo, que fueron sustraídas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Se trata de unas figuras de gran valor histórico que fueron reclamadas por el gobierno local de la capital gallega.
Las pilas de Moraime, en Muxía
Carmen Polo se encaprichó en 1960 de dos pilas de agua bendita de la iglesia de San Xulián de Moraime, en Muxía. Decidió llevárselas al Pazo de Meirás. Pese a que el párroco local denunció lo ocurrido ante el Arzobispado de Santiago, este hizo oídos sordos al "robo".
Estos hechos se conocen gracias a que el párroco de Moraime, José Barrientos, antes de morir, en 1980, acudió a una notaría para que quedase constancia de ello. Por el momento, las pilas no han sido reclamadas por la Iglesia y solo consta una moción del PSdeG en el Parlamento Gallego.
Además de este mobiliario, los Franco también se apropiaron de otros objetos de gran valor patrimonial en diferentes pazos de la geografía gallega. Algunas de las adquisiciones para Meirás pertenecían al Pazo de Bendaña, en Dodro, al Pazo de Ximonde, en Vedra, o al Pazo de Hermida, en Lestrove.
Una casa vendida en Bastiagueiro
Tras Meirás, la familia Franco fue extendiendo su patrimonio inmobiliario por los concellos del área de A Coruña. El dictador fue agasajado con unos terrenos en Bastiagueiro, Oleiros. Sobre ellos se edificó una casa, también financiada con fondos públicos. Tras la muerte de Franco, sus herederos decidieron venderla por una cantidad que se desconoce.
Joyerías coruñesas
Cuentan los más veteranos de la ciudad que cada vez que Carmen Polo salía a pasear por la calle Real temblaban los joyeros. A la mujer del dictador le perdía su obsesión con el oro y los diamantes. Acompañada de sus guardaespaldas personales, ordenaba cerrar los establecimientos en los que entraba mientras escogía que piezas se llevaría ese día. Sin pasar por caja, claro.