La temperatura del agua de las rías de A Coruña, Ares, Betanzos y Ferrol(comúnmente conocidas como golfo Ártabro) ha ido en aumento en los últimos años, lo que ha hecho desaparecer parte de la fauna marina. Especialistas en el estudio de la biodiversidad marina de la Universidade de A Coruña así lo han analizado.

Érika García Cardesín, del grupo de Biología Costera (Biocost), está estudiando la relación entre la biodiversidad de las rías y la temperatura. "Nos hemos dado cuenta de que el aumento de las aguas cálidas está afectando a los moluscos bivalvos, entre los que se encuentran la almeja y los berberechos", explica la investigadora.

Pero, ¿a qué se debe esta subida de las temperaturas? "En Galicia no se nota tanto como en otras zonas de España gracias al fenómeno de afloramiento. Este se genera cuando el viento sopla del nordeste y barre el agua de la superficie creando un torbellino, provocando así que el fondo marino suba a la superficie. En las rías sucede también con la entrada del agua salada mezclándose con el agua dulce", apunta.

Aguas más cálidas en la provincia de A Coruña

Sin embargo, Érika García ve especial peligro en la zona del golfo Ártabro al estar más protegidas del viento y del oleaje: "En comparación con las Rías Baixas, en las rías de A Coruña, Betanzos, Ferrol y Ares se dan unas condiciones propias debido a que los acantilados pueden frenar el aire que provoca el afloramiento". Con esto, al no haber tanto intercambio entre mar y tierra, se produce menos intercambio de mareas y los grados todavía son más altos. "Y ya si le sumas el cambio climático, esto solo puede ir a más", añade.

Por su parte, el catedrático en biología de la UDC, Javier Cremades, que lleva 40 años estudiando sobre esta ciencia, no considera tan mala la variación entre frío y cálido. "El aumento de la temperatura puede deberse a muchas causas, entre ellas la falta de corrientes marinas que dificulten el afloramiento, algo que no está en nuestras manos", explica. Sí reconoce que en los últimos 20 años ha habido un aumento progresivo de la temperatura, pero dada su experiencia, no le preocupa que desaparezcan especies de las rías más frías y lleguen otras nuevas que precisen de calor.

"Antes había especies en las rías de A Coruña que ahora me tengo que ir a buscar a Lisboa, pero nosotros tenemos aquí otros ejemplares que ellos no tienen o tendrán", señala el investigador, para el que todas las especies vienen de "fenómenos atmosféricos anteriores". Por ello, para Javier Cremades, la fauna marina es la diversidad que se queda de años anteriores.

Nuevas especies invasoras

Los dos investigadores de Biocost ven peligro en el cambio climático, en el que juega un papel determinante el ser humano. "La contaminación puede crear una mayor variabilidad en el agua, lo que limita la distribución de las diversas especies marinas y la aparición de especies invasoras", comenta el catedrático. Es el caso por ejemplo de las algas laminarias, las cuales precisan de aguas cálidas. "Estas crean bosques submarinos y generan un ecosistema donde crecen los pulpos y cangrejos, entre otros", indica Érika García. "Así como otro tipo de algas que forman lo que llamamos mareas verdes, que taponan la superficie de la arena por donde respira el molusco hasta tal punto de que este tiene que salir a la superficie a buscar oxígeno, donde se muere", añade.

A pesar de esto, cabe destacar que el golfo Ártabro (las rías de Betanzos, A Coruña, Ferrol y Ares) cuenta con el privilegio de no sufrir tanto el cambio de las temperaturas. "En gran parte depende de la época del año y cuánto dure el verano o el invierno, ya que un solo grado arriba o abajo en el agua puede tener muchísima repercusión. Es una escala muy diferente a la del aire. Por ejemplo, si en invierno el termómetro marca dentro del agua 12 grados, en verano puede subir seis grados más", confiesa Javier Cremades.