Los kioscos de la toda la vida, que antaño eran una visita obligada para hacerse con la prensa diaria, revistas o chucherías para los más pequeños, están sufriendo los efectos demoledores del paso del tiempo y en una ciudad con casi 245.000 habitantes como A Coruña quedan menos de una decena en activo.
La calle Panaderas, la Alfredo Vicenti, Monte Alto, la playa de San Amaro o el Birloque son algunas de las ubicaciones de estos negocios, que ya se pueden considerar todos unos supervivientes.
Las últimas perdidas han sido la del kiosco de la plaza de Pontevedra (cuya explanada entre pasos de peatones luce completamente vacía) y este domingo ha echado el cierre uno de los más emblemáticos con un siglo de historia, el de la Marina, cuyos periódicos y revistas ocupaban parte de la acera y eran igualmente ojeados y sorteados por los numerosos viandantes del centro.
Los kioscos que aún están en funcionamiento o conservan su estructura en la ciudad herculina son:
Adormideras
El kiosco de Adormideras, en las inmediaciones de la playa de San Amaro, hace una función social, porque según cuentan los vecinos es el único punto de la zona donde poder hacerse con la prensa. Su responsable es Gerardo, que lleva al frente desde 1998, que asegura que cuenta con clientela fiel que le lleva comprando durante años.
A día de hoy, lamenta que la prensa "apenas se vende". La actividad del kiosco es de marzo a octubre, coincidiendo con la temporada de playa y los meses de buen tiempo y menos lluvias.
San Nicolás
Este kiosco situado en la céntrica plaza de San Nicolás, junto a la iglesia. Su horario habitual es por las mañanas y hasta el mediodía y en él se pueden encontrar principalmente prensa escrita y revistas.
Durán Loriga
Antonio es el responsable del kiosco y lleva al frente casi 40 años. Cuenta que kioscos de vía pública como el suyo, a diferencia de los que están en bajos que se dedican a la misma actividad, "son una especie en vías de extinción".
"La gente que queda que lee la prensa escrita es mayor y por lo tanto tenemos fecha de caducidad", lamenta, mientras hace hincapié en que "cuando algún responsable de un kiosco se jubila no hay reemplazo". Algo que ha sido palpable en cierres recientes como el de la Marina o la plaza de Pontevedra.
Pasa en su puesto de trabajo 362 días al año y desde la pandemia dejó de abrir por las tardes "para ganar en calidad de vida". El kiosco es propiedad de su familia desde hace 60 años: "Eran otros tiempos y se ganaba mucho dinero y no trabajaba ni sábados, ni domingos ni festivos. La época estrella fue en los 80, pero ahora este sector lleva muchos años en caída libre", lamenta.
Panaderas
Óscar López está al frente del kiosco Pontejos, trasladado desde la calle Marqués de Pontejos, que le da nombre, a la calle Panaderas de manera temporal a causa de unas obras. Es un negocio familiar que inició su padre, que falleció hace años de camino a su puesto de trabajo, y ahora han tomado las riendas su madre durante unas horas sueltas, sus hermanos y él mismo.
Venden prensa escrita, bebidas o revistas y hasta hace poco tabaco. López destaca que "hay que reinventarse para ir sobreviviendo" y ellos lo han hecho mediante la venta de DVD. Su clientela es gente a partir de 45 años hasta ancianos y sus compradores han aumentado debido al cierre del kiosco cercano de Campo da Leña.
Birloque
El barrio del Birloque cuenta con un punto tradicional de venta de prensa escrita y revistas con el kiosco regentado por Eva.
Monte Alto
La dueña del kiosco del Parque (calle Fernando del Cueto), Marcela, lleva nueve años en el negocio. En sus inicios la estructura no estaba como luce ahora, sino que junto a su marido le regalaron una nueva cara. "Me parece muy hermoso que vengan los niños a comprar cromos y chucherías y es algo que no se debería perder porque a cualquiera nos evoca a nuestra infancia", afirma.
Riazor
En la calle Alfredo Vicenti se encuentra el kiosco del mismo nombre, con Loli como responsable desde hace más de 40 años y con un cambio de ubicación entre medias. "La rutina de antes es completamente distinta a la de ahora, hace décadas había muchas más publicaciones y revistas semanales que ahora salen cada dos o tres meses", afirma. Otros kioscos como el de Fernando Macías o Juana de Vega lamenta que hayan cerrado por jubilación y la consecuente falta de relevo.
Vende sobre todo periódicos y revistas pero admite que la suya es "una profesión a la que le queda poco tiempo de vida". "La gente compra menos y mucha opta por leer en formato digital", aclara. La poca gente joven que va al negocio lo hace para comprar revistas de moda como Vogue o niños para hacerse con los cromos de sus jugadores favoritos de LaLiga.
Adelaida Muro
Es responsabilidad de la propietaria del kiosco del Parque y está situado en Adelaida Muro, al final de la cuesta que sube desde la playa de Matadero. Abre en horario matinal y al mediodía tiene afluencia sobre todo de niños por los horarios escolares.
Salesianos
El kiosco ubicado a pocos metros del centro educativo Salesianos, que cuenta con aseos, actualmente está sin actividad. La recupera para la venta de prensa escrita y helados principalmente, en los meses estivales, cuando la afluencia de gente crece en las playas urbanas de la ciudad como Orzán, Riazor o Matadero.
Esclavas
El kiosco está actualmente inactivo aunque la estructura se conserva en la misma ubicación de siempre, a pocos metros de la puerta del colegio Las Esclavas. Disponía de baños y el estado de abandono es visible. Lamentablemente es habitual ver colchones u otros elementos apoyados de vez en cuando en alguno de sus laterales.