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Los vecinos de las Casas de Franco se han echado a la calle de nuevo este viernes para protestar por las obras en la zona y han llevado a cabo una cacerolada. Esta nueva movilización responde a su negativa al proyecto de urbanización que se está ejecutando en el barrio, dado que no están de acuerdo con determinados aspectos que públicamente y en reuniones con el gobierno local han detallado.
Esta semana, la alcaldesa Inés Rey ha pedido a los vecinos de las Casas de Franco respeto a su persona tras semanas repletas de protestas: "Que se discrepe con las actuaciones que se llevan a cabo no implica que haya que cruzar la barrera de las faltas de respeto. Yo he escuchado faltas de respeto hacia mi persona en unas concentraciones. Y no me ha gustado", ha dicho con talante serio la regidora.
Las quejas se centran en la instalación del tendido eléctrico, la accesibilidad y parterre. En la última reunión entre administración y asociación vecinal, el Gobierno local aceptó modificar el proyecto siempre y cuando "la empresa distribuidora emita un informe contrario" al proyecto planteado.
Conexión con la Ronda de Outeiro y más vegetación
Los residentes de la zona se mantienen en pie de guerra con la administración, aunque han dejado claro que no están en contra de las reformas, pero quieren incluir modificaciones en el proyecto, ya que consideran que la actuación debe hacerse "con accesibilidad universal, sin barreras a la movilidad y sin una pérgola que favorezca la delincuencia". En esta línea, entienden que la propuesta municipal en la que se reflejaba cómo serían estas viviendas tras la humanización a través de unas imágenes en 3D, no coincide con lo que ellos solicitan en cuanto a la accesibilidad y seguridad.
El Concello con ello planteaba una visión renderizada en la que los inmuebles conectarían con la Ronda de Outeiro y ganarían vegetación en el entorno. Asimismo el origen de este conflicto se remonta a diciembre de 2022, momento en el que fue aprobado el proyecto de reurbanización del entorno de las Casas de Franco en Junta de Gobierno Local con un presupuesto de 470.000 euros. En el mes de abril de 2023 fue licitado y la reurbanización se inició en octubre de 2023.
Pero el problema no se agravó hasta inicios de este 2024. En febrero los vecinos reunieron más de 500 firmas para pedir la paralización de la reurbanización ya que los vecinos consideran que algunas actuaciones provocarían problemas en la zona. De esta manera, lo que empezó como una recogida de firmas ha ido derivando en multitudinarias concentraciones a pie de calle en los últimos meses y que previsiblemente dadas las condiciones actuales no se espera que vayan a remitir.