Una semana más, los vecinos del portal número 58 de la calle Vizcaya de A Coruña han organizado una cacerolada para protestar por la existencia de un punto de venta de drogas en el edificio. Los residentes de este bloque aseguran que la convivencia es insostenible porque los ruidos, robos y altercados son continuos. "Llevamos 3 años y medio aguantando esa situación", explican a Quincemil.
La concentración se desarrolló con tranquilidad. Poco más de una decena vecinos acudió al lugar para hacer notar su enfado con las Fuerzas de Seguridad. La concentración de este jueves ha tenido menos fuelle que las dos ocasiones anteriores, tal y como reconocen algunos de los concentrados. Tanto es así que la Policía Local no tuvo que cortar la calle. Por el momento no hay convocadas más caceroladas.
El foco de inseguridad es uno de los pisos del bloque, donde, dicen los vecinos, se trapichea con drogas. Aseguran que en diversas ocasiones, los clientes de este piso han llegado a consumir los estupefacientes en plena calle, según el testimonio de los vecinos. "En el barrio hay colegios, institutos, guarderías y una iglesia. Esto no puede seguir así", lamenta una de las propietarias del edificio.
Fruto del trapicheo, los vecinos del número 58 deben soportar ruidos y discusiones a todas horas. Además, también han visto mermada su calidad de vida en lo relativo a la seguridad: es habitual encontrar las cerraduras de las viviendas y del portal forzadas, las escaleras del rellano con desperfectos y las cámaras que hay instaladas en el bloque rotas. "Hace unas semanas vaciaron un extintor", ejemplifica una vecina.
Demandan a las autoridades y administraciones que pongan solución a la situación. Según explican los vecinos, el piso está destinado teóricamente a actividades mercantiles, algo que, dicen, no se cumple. "A finales del pasado año el juez dictó un auto ordenando el cese inmediato de la actividad, pudiendo incurrir en un delito de desobediencia", explica la presidenta de la comunidad del número 58.
En los últimos meses, la situación no ha mejorado. Lo único que ha cambiado, dicen, es la presencia policial en la zona, que en las últimas semanas ha aumentado. Los agentes han realizado identificaciones en la vía pública. Sin embargo, los vecinos piden que actúen en la propio piso para terminar así con el trapicheo en el bloque.
A lo largo de 2024, se han vivido protestas similares en otros barrios de la ciudad. Monte Alto fue el primero en realizar el pasado mes de febrero una concentración que terminó de forma violenta, echando a los inquilinos del narcopiso. También los vecinos de O Ventorrillo se manifestaron el pasado mes de marzo en contra de otro inmueble de estas características. En abril fueron los vecinos de la calle Sagrada Familia los que salieron a la calle a concentrarse por el mismo motivo.