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Son muchos los vecinos de A Coruña que han perdido la paciencia. Tres semanas después de que comenzase la huelga de STL, la basura invade aceras y contenedores de la mayoría de barrios. Una situación que ha llevado al límite a residentes y comerciantes de la ciudad. Incluso, hay quien tiene miedo porque, de no poner fin a la situación, tendrán que cerrar su negocio.
La huelga se desarrolla en pleno verano, con miles de turistas en las calles y con temperaturas por encima de los 20 grados. El escenario no es el más favorable para los negocios de hostelería, hospedaje y pequeño comercio, que ven como la imagen de la ciudad se deteriora un poco más cada día y compromete el crecimiento de A Coruña como destino de referencia del noroeste de España.
La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y la Asociación Empresarial de Hospedaje de A Coruña (Hospeco) coinciden en el análisis de la situación: la huelga todavía no ha puesto en jaque al turismo, pero podría hacerlo en el futuro próximo. El sector, mientras tanto, está preocupado y tratando de calmar los ánimos entre la clientela.
El director del Hotel Finisterre y presidente de Hospeco, Agustín Collazos, indica que por el momento no es posible asociar los paros con una reducción de las reservas. Sin embargo, sí reconoce que la imagen de ciudad se está viendo muy perjudicada.
El presidente de los hosteleros de A Coruña y Galicia, Héctor Cañete, aclara que es complicado medir el impacto económico de la huelga en el turismo porque "no sabemos cuánta gente deja de venir a la ciudad por la suciedad y el olor". No obstante, está seguro de que existe un perjuicio importante para la imagen de ciudad que obstaculiza la llegada de nuevos visitantes por el 'boca a boca'.
Así las cosas, hay turistas que, impresionados por la cantidad de basura, preguntan qué ocurre y son comprensivos con la situación, pero otros no se molestan en hacerlo. Los que más preocupan a Collazos son los segundos porque pueden abandonar A Coruña pensando que es una ciudad sucia y descuidada.
Las principales entidades del sector en la provincia coinciden en que la situación es crítica, pero también se muestran comprensivos con el Ayuntamiento, si bien urgen a tomar medidas como la emergencia sanitaria para no llegar a agosto con la ciudad llena de basura. El mes de julio ha sido más flojo de lo esperado debido al mal tiempo, por lo que para ellos es fundamental remontar la situación.
Hospeco estima una ocupación del 90% en agosto, mismos datos que el año pasado. No son cifras negativas, pero esperaban subir dos puntos respecto al 2024. "No ha habido muchas cancelaciones, pero sí que se han reducido las reservas de última hora", apunta Collazos. La llegada del buen tiempo sería una grata noticia siempre que la huelga sea desconvocada.
"Estamos llenos de picaduras"
Esther Gómez ha llegado a una situación límite. La propietaria de la librería Moito Conto, ubicada en San Andrés, pasa el día rodeada de basura. La ve perfectamente desde su negocio, que lleva semanas sepultado por el cartón y otros voluminosos.
El gran montón de mugre dificulta el paso por la acera e imposibilita el acceso a la plataforma del transporte público instalada para personas con movilidad reducida. Y no solo eso, también trae problemas de salubridad a clientes y empleados. "Estamos llenos de picaduras de la cantidad de moscas que revolotean por los contenedores", asegura.
Admite que en su negocio son unos privilegiados porque la clientela es fiel, pero una parte importante de la facturación la están perdiendo porque en verano los beneficios están muy vinculados a los visitantes que pasean por el centro. "San Andrés está sumido en un castigo absoluto: sin tráfico, sin gente que pueda pasar por las aceras a las tiendas...", comenta.
La situación es tan límite que los empleados de Moito Conto tiran la basura en la calle Sol para evitar que los residuos sigan acumulándose. "El camión de la basura pasa todos los días por aquí, pero como son contenedores de cartón y vidrio no se recoge. Las calles Sol y Rúa Nova no tienen tanta basura", apostilla la empresaria.
La misma escena se repite en otros barrios como As Conchiñas. El restaurante Ajetreo también convive con contenedores a rebosar frente a su terraza. "Huele fatal y está lleno de moscas y bichos, así a nadie le apetece sentarse en la terraza", se sincera Víctor López, uno de sus empleados. Cuenta que la basura puede estar hasta 6 días sin recoger: "El lunes tuvimos que llamar al 010 porque aunque ya habían recogido, el olor seguía siendo insoportable", asegura.
Negociaciones enquistadas
En los últimos días, llegó a verse el final del túnel, ya que el acuerdo entre PreZero y STL parecía inminente. Pero finalmente no hubo trato entre las partes por desacuerdos sobre los expedientes disciplinarios interpuestos durante la huelga —el sindicato exige que se retiren y la concesionaria no está dispuesta a ceder—.
Lejos de acercarse posiciones, ayer el sindicato mayoritario anunció que la huelga indefinida comenzaría, a efectos prácticos, el próximo 23 de julio. STL aumenta así la presión a empresa y Ayuntamiento para lograr la limpieza de los expedientes, la negociación de un nuevo convenio y lograr cesiones relativas a formación, categorías y protocolo de indefinidos.