Hacía dos años que no sucedía, pero el pasado domingo el reloj de los Jardines de Méndez Núñez fue vandalizado. Las agujas, de acero y de dos centímetros de grosor, amanecieron rotas. David Rodríguez, de Relojería Nemesio —encargada del mantenimiento de los relojes de la ciudad— está convencido de que para lograrlo los culpables "tuvieron que aplicar una fuerza enorme durante mucho tiempo"

Los daños en la estructura se centran en las agujas y en el eje del reloj. Ambos han quedado completamente inservibles y para arreglarlo habrá que desmontar el motor. La buena noticia, reconocen desde Nemesio, es que el software del aparato no se ha visto afectado. 

Los trabajos de reparación, calcula David Rodríguez, podrían llevar "cuatro o seis semanas" aunque la demora dependerá mucho de los procedimientos burocráticos. "Es difícil precisar" cuando volverá a funcionar el reloj floral, pero, si todo sale según lo previsto, no debería exceder de noviembre. 

Relojería Nemesio ya trabaja en redactar un informe detallado al Ayuntamiento especificando los daños que ha sufrido la estructura, así como el coste de su reparación. Una vez den el visto bueno desde María Pita y que los fabricantes entreguen las agujas, la instalación será coser y cantar. 

El reloj llevaba dos años sin ser vandalizado, ya que en 2022 se diseñó un nuevo mecanismo que complicase la vida a aquellos que, semana sí y semana también, atacaban el monumento. "Está claro que insistieron para doblar las agujas porque son muy duras. Tienes que estar un buen rato tirando", dice David. 

El relojero tiene la teoría de que hay más de un responsable, pero no puede asegurarlo. "Da pena, pero también nos damos con un canto en los dientes al ver que han tardado dos años en hacerlo", confiesa. 

Una mayor vigilancia de la zona o multas mayores podrían ser, bajo su punto de vista, la solución a los actos incívicos. Y es que en los últimos años ha habido varios intentos por destruir el reloj. Aunque todos ellos cayeron en saco roto gracias a la resistencia de las agujas. "Ya se había intentado, más de una vez aparecieron tornillos sueltos, pero nada que dañase la estructura", comenta David.