La escultura de La Sirena, ubicada en las rocas de la rampa de bajada hacia la playa del Matadero, ha aparecido "disfrazada" este martes con un bikini, unas gafas de sol y varios plásticos en la nariz y las manos. 

Se trata de una obra realizada en el año 1995 por la artista Márgara Hernández Smet, que forma parte del imaginario colectivo de la ciudad de A Coruña. Este ser mitológico busca hacer pedagogía y recordar los peligros que entraña el mar. La leyenda cuenta que la sirena sufrió una conversión tras un trágico suceso. Una joven se ahogaba en aguas coruñesas y era devuelta con forma de sirena y desde ese emplazamiento saluda al sol y recuerda a los habitantes de la ciudad del coste de una imprudencia en el mar.

No es el único "acto vandálico" que ha sufrido la ciudad en los últimos días. El pasado 1 de septiembre, el reloj floral de los Cantones amaneció con las agujas rotas y retorcidas, algo que no es la primera vez que ocurre. Durante el festival Viñetas desde o Atlántico, se le arrancó la cabeza a una figura de Súperlópez y la mano a la de Mortadelo.