Galicia tuvo que esperar 20 años para saber lo que es viajar en AVE. A Coruña sumó a la larga espera dos años y medio más de retraso. El pasado 21 de mayo la pesadilla parecía que por fin terminaba al ver como un AVE 4145 procedente de Madrid llegaba a la estación de San Cristóbal a las 18:34 horas tras un retraso mínimo de quince minutos. Tres meses después del histórico día, los usuarios habituales del servicio comienzan a realizar las primeras valoraciones de la alta velocidad. Y parece que todavía hay mucho por mejorar.
Los retrasos han estado en el centro de la diana. También los precios "prohibitivos" del servicio. No obstante, la deficiencia que más comentan los usuarios de la alta velocidad que conecta A Coruña con Madrid es la dificultad para encontrar un asiento. "Es como comprar entradas para Oasis", resume divertida, pero resignada María de los Ángeles Sánchez Rodríguez, una coruñesa afincada en Madrid desde hace 22 años.
El símil que hace María de los Ángeles no es casualidad. La vuelta del grupo británico a los escenarios provocó una avalancha de fanáticos dispuestos a pagar cantidades ingentes de dinero por acudir al concierto de los reyes del britpop. Además, las plataformas de venta estuvieron colapsadas durante días debido a que la demanda superaba con creces a la oferta. Y con los billetes de AVE dirección A Coruña-Madrid sucede lo mismo. "Comprar billetes de viernes a domingo es imposible. Tienes que dejarlo todo y dedicarte a mirar la web de Renfe continuamente", asegura María de los Ángeles.
Coruñeses como María de los Ángeles, Moisés Bouzas o Francisco Seoane están hartos de pelearse con Renfe para conseguir un billete de tren. Los tres trabajan en la capital, pero acuden A Coruña con cierta asiduidad. Sus horarios, según explican a Quincemil, les obligan a viajar de viernes a domingo, pero conseguir billete no es tarea fácil. "Reservo a 15 días vista y, aun así, hay veces que no hay plazas disponibles. Los fines de semana tienes que rezar para coger billete", ejemplifica Francisco Seoane. Lo mismo le pasa a Moisés, que en más de una ocasión ha tenido que optar por el bus o avión ante la indisponibilidad de asientos.
Precios desorbitados y dificultad para coger asiento
Sin embargo, hay un escenario todavía más temido por los usuarios habituales del AVE: los puentes y periodos estivales. En épocas de alta demanda, como puede ser el puente de octubre, no solo es complicado hacerse con un billete, sino que el tíquet se paga a precio de oro. Esto se debe a que Renfe fija los precios de los billetes AVE y Larga Distancia con el sistema Revenue, un algoritmo que "determina los precios en función de las necesidades de los clientes". Esto significa que la compañía fija los precios en función de la demanda, horarios, día y de la antelación de la compra, de forma que los precios pueden variar de forma radical en cuestión de minutos.
"Los precios son elevadísimos", sostiene María de los Ángeles. A la crítica se suma Moisés, que pese a aplicar dos descuentos sobre el billete —familia numerosa y Renfe Joven—, nunca paga menos de 90 euros ida y vuelta: "Cada vez es más difícil y más caro encontrar trenes", dice este joven.
Francisco Souto se une a las quejas de sus compañeros. Él, al igual que María de los Ángeles, viaja mucho a A Coruña por necesidad. Sus padres residen en Galicia y, debido a su edad, requieren de un seguimiento estricto. Francisco, por ejemplo, acude cada 15 días a A Coruña: "De media me gasto unos 300 euros al mes en transporte", calcula.
"De media me gasto unos 300 euros al mes en transporte"
Para este profesor de universidad, uno de los principales problemas para conseguir billete es que "todos competimos por los mismos asientos". Francisco se refiere a que en una conexión A Coruña-Madrid no solo viajan los interesados en llegar a la capital, sino también los que hacen se bajan en todas las paradas intermedias. Incluso aquellas de ámbito regional (Santiago y Ourense). "Tendría que haber una mayor diferenciación entre líneas", defiende.
Una de las recomendaciones de Renfe para evitar la carestía de los trenes es cerrar la compra con antelación. De nuevo, misión imposible. "A principios de septiembre todavía no estaban disponibles los billetes de octubre. Intentas cogerlos con antelación para abaratar gastos, pero no puedes estar todos los días revisando si por fin han sacado los billetes", critica María de los Ángeles. "La mayoría de las veces los sueltan a cuentagotas", añade Moisés.
Aplicación y web, pendientes de una reforma
A los numerosos inconvenientes, los usuarios añaden otro más: la interfaz de Renfe no es intuitiva. "Vas a pagar el billete y te dice que está completo. He llegado a estar una hora y media intentando cerrar una compra y al final he tenido que llamar por teléfono para hacerlo", cuenta Moisés.
Desde la Plataforma de Usuarios de Media Distancia entienden de lo que hablan los usuarios del AVE. "La web no tiene la usabilidad esperada. El claro ejemplo es querer dar de alta un descuento y que no te deje o que no te informe que un tren está completo hasta el momento de cerrar la operación", detalla la portavoz de la asociación, Iria Méndez.
"Incidencias de Renfe y Adif, precios altos, billetes que no llegan, calendarios que no abren con la antelación esperada... La fotografía es de saturación"
Las colas virtuales son el pan de cada día de los usuarios habituales de Renfe. La página soporta las visitas de toda España y, en momentos pico, como cuando hay alguna promoción especial —como los billetes Avlo a siete euros—, la web "es como un festival de música en el que estás en una lista de espera virtual 15 minutos o más", asegura Méndez.
La Plataforma Tren Media Distancia se centra en los trayectos autonómicos, no obstante, entienden la desesperación de los usuarios del AVE. "La problemática es la misma, las incidencias de Renfe y Adif, precios altos, billetes que no llegan, calendarios que no abren con la antelación esperada... La fotografía es de saturación", comentan desde la directiva.
Y es que la frustración es un sentimiento que está a la orden del día entre los viajeros habituales. Aseguran no sentirse escuchados y recalcan que la actitud de Renfe se resume en opacidad total. Ponen de ejemplo los "retrasos continuos" del servicio que, lejos de ser prioridad para la compañía, se barren debajo de la alfombra: "Recuerdo un trayecto en el que estuvimos parados en Segovia 30 minutos y nadie sabía decirte el porqué. No se informa a la gente de las averías, debería existir un protocolo de información y transparencia. En el resto de Europa es impensable", apunta Francisco Souto.