Antonio Figueroa, es farmacéutico desde hace casi 40 años y los últimos 31 los ha pasado en la Farmacia Castro de plaza de España en A Coruña. Ya ha comenzado la cuenta atrás para dejar su trabajo por jubilación y ese fin de ciclo llegará el próximo 26 de noviembre. Sus compañeros de profesión le consideran "el maestro de todos" y su ausencia va a dejar huella.
"Estoy muy contento de jubilarme aquí y lo hago porque me ha llegado la edad correspondiente, estoy satisfecho con mi labor", explica emocionado este profesional de referencia que ha pasado los mejores años de su carrera en una farmacia centenaria de la ciudad herculina.
Ahora su tiempo reconoce que lo aprovechará para hacer viajes pendientes, lecturas que no sean solo de medicamentos y demás entretenimientos, dado que se encuentra bien físicamente.
"Cuando decidí hacer farmacia lo hice conscientemente aunque la abandoné un tiempo y posteriormente recapacité y volví", cuenta sobre sus inicios en la profesión este farmacéutica natural de Chantada (Lugo) que pasó por diferentes farmacias y comerciales veterinarias hasta que le surgió la oportunidad en A Coruña en una farmacia de la calle Real.
Posteriormente, por casualidad se enteró de que había una jubilación en la farmcia de plaza de España y la titular, conocida suya de la carrera, le ofreció unirse a la plantilla. Y hasta hoy.
"Estoy en la farmacia en mi horario pero al salir sigo en ella"
Figueroa cuenta que durante estos años la rutina de la farmacia ha sido "la de todas", al principio con un horario partido que posteriormente mejoró con la instauración de turno de tarde y de mañana en el equipo de siete empleados. El farmacéutico vive cerca de su trabajo y admite entre risas que durante su turno está en la farmacia, pero que al salir a la calle es como si siguiese en ella porque la gente, es decir, los pacientes y clientes, le conocen y le paran.
"Voy a echar de menos casi todo, me gusta mucho el trato con el cliente. También me faltará ponerme al día todos los días en algo, porque siempre tienes que estar aprendiendo, pero lo voy a seguir haciendo de otra forma con mi nueva situación", avanza. En estos años, afirma que no se puede quedar con un único recuerdo, y de las casi cuatro décadas que lleva en la farmacia recuerda especialmente que al principio "todo se hacía manual, con receta y papeles".
En este tiempo, rememora que en numerosas ocasiones ha tenido que atender a gente dentro y fuera de la farmacia por diversas incidencias, algunas de urgencia, y que incluso ha llegado a realizar primeras curas necesarias a accidentados o heridos antes de la llegada de los sanitarios.
En una ocasión, intervino para tratar de controlar un ataque epiléptico en un bus urbano y hasta fue protagonista de los informativos porque se enfrentó a un ladrón que entró en la farmacia a punta de pistola en una historia que afortunadamente acabó bien para él y el culpable fue detenido en Portugal.
En los años que lleva la farmacia en su actual ubicación, es reseñable que en los 70 llegó a impactar una bala contra la fachada derivada de un tumulto en la acera de enfrente que derivó en un tiroteo.
Sobre su disposición original, Figueroa detalla que el mostrador estaba muy cerca de la puerta, lo que derivaba en largas colas de clientes. El espacio trasero al mostrador era lo que se conoce como una rebotica con varias estancias para distintas tareas, como por ejemplo fórmulas, según apunta el futuro jubilado.
La Farmacia Castro actual conserva la piedra original de este inmueble histórico y las vigas de madera del techo son centenarias.
"Es el número 1"
Diego, empleado de la Farmacia Castro de plaza de España, trabaja desde hace un año con Antonio y le considera un "referente en todos los sentidos como trabajador y persona": "lo echaremos de menos y aprendo de él cada día".
Nerea, empleada desde hace cuatro años, le define como "persona y farmacéutico crack" y una emocionada Verónica, mientras se abraza a él, explica que Antonio lo es todo para ella, sobre todo su profesor. "Todo lo que he aprendido me lo ha enseñado él, con él tienen línea directa todos los miebros de la plantilla y siempre tiene soluciones a todo", cuenta.
Uno de sus rasgos más característicos, según los empleados de la farmacia, es que Figueroa usa sus gafas acompañadas de una lupa, tanto para leer recetas como para observar detalles que los clientes le comentan de su cara u otras partes del cuerpo para tratar de hacer un diagnóstico y recomendarles el mejor tratamiento.
Para el veterano farmacéutico casi siempre "todo está fantástico" y se siente orgulloso de conservar aún clientes centenarios y que varias generaciones de familias sigan confiando su salud a su farmacia.
Para el día de su jubilación, los trabajadores están preparando una sorpresa y su despedida por todo lo alto lo hará con una cena especial para sus más allegados.