El servicio marítimo de la Guardia Civil requisó en la parroquia aboirense de Cabo de Cruz 60 kilos de vieira así como dos equipos de buceo, cuatro botellas de aire comprimido y una embarcación de recreo.

La unidad estaba haciendo un control de furtivismo cuando vieron llegar la embarcación al puerto boirense con dos personas vestidas con los equipos de buceo. Los efectivos procedieron a la identificación de los individuos al comprobar que estaban que estaban ejerciendo la actividad marisquera sin permisos, fuera de hora y con medios prohibidos.

La Guardia Civil procedió entonces a la aprehensión de los 60 kilos de vieira que encontraron, así como los equipos de buceo completo, las botellas de aire y la embarcación. Tanto los trajes de buceo como la embarcación fueron entregados al Servizo de Gardacostas de la Xunta de Galicia, mientras que las vieiras, al estar vivas, fueron devueltas al mar.

La zona estaba cerrada a la extración de marisco, lo que obligó a los efectivos del SEMAR a tomar muestras del bivalvo para que el INTECMAR pudiese analizar la presencia de toxina.

La Guardia Civil interpuso las denuncias correspondientes según la Ley de Pesca de Galicia, y aseguraron que se trataba de personas conocidas en la zona por su practicar el furtivismo de forma habitual.