El entroido gallego llega a su fin. Este año ha sido un carnaval atípico, muy condicionado por la pandemia del coronavirus. No ha habido desfiles ni comparsas en las grandes ciudades. Los disfraces han quedado relegados a un ámbito más íntimo o a la espontaneidad de los más festeiros.
Sin embargo, no ha sido un entroido sin polémica. En los últimos días ha alcanzado relevancia nacional por la denuncia pública de la vicepresidenta Carmen Calvo de que en Santiago había aparecido un meco con su imagen. Días atrás, hosteleros de la capital habían quemado tres fallas de Pedro Sánchez, Núñez Feijóo y Sánchez Bugallo, alcalde compostelano, delante de la residencia oficial de la Xunta, con el fin de denunciar su situación ante el cierre total del sector.
Han sido muchas las figuras públicas que han condenado lo ocurrido. Incluso algunas de ámbito autonómico. Pero pocos han sido los que han profundizado en el significado de los mecos y su tradición en el entroido gallego. Por ejemplo, el socialista Gonzalo Caballero lamentó lo ocurrido pese a haber sido concejal en Vigo, ciudad que cada carnaval presenta su particular meco, que llegó a ser Feijóo en una ocasión. Por otro lado, la diputada popular en el Congreso Ana Vázquez, elegida por Ourense, también ha condenado los hechos, y eso que la de Bande procede de una de las zonas de Galicia donde más arraigado está el entroido y más se conoce esta tradición.
Una figura satírica
Desde hace siglos, la figura del meco caracteriza al entroido gallego en numerosas localidades. Ciudades como Vigo o Santiago tienen su meco oficial, que se quema, según la tradición, el miércoles de ceniza. Fue lo que ocurrió la pasada semana cuando hosteleros compostelanos quemaron figuras de Sánchez o Feijóo.
El meco representa a un personaje público. Se trata de una representación satírica de alguien vinculado al mundo de la política o la Iglesia y, en muchas ocasiones, es transformado en un cerdo con forma humana. Con los mecos se busca denunciar ciertas situaciones que perturban a una localidad de una manera visualmente impactante durante un período pagano como es el carnaval.
La quema del meco va acompañada de un sermón en el que se exaltan los pecados del personaje en cuestión. Esta tradición varía mucho según la localidad gallega donde se celebre el carnaval, pero su simbolismo supone un cierre apoteósico a la época previa a la cuaresma, donde tradicionalmente se imponían restricciones muy severas a la población. Precisamente las restricciones por el coronavirus, o el rechazo a leyes sobre la libertad sexual, han motivado que este año personajes como Pedro Sánchez, Feijóo o Carmen Calvo hayan sido mecos. Por lo tanto, esta figura no está directamente asociada a la violencia ni tiene una intención intimidatoria, solo se trata de una denuncia satírica. Muy visual y llamativa, eso sí.