Miguel Anxo Bastos Boubeta (Vigo, 1967) es uno de los docentes más populares de la Universidade de Santiago de Compostela (USC): economista, politólogo, tertuliano y anarcocapitalista, lo que verdaderamente apasiona a este profesor son los libros y sus clases.
“El trabajo de profesor siempre me gustó, me gusta estudiar y, con el propio oficio, descubrí que me gusta hablar: creo que se nota que me gusta lo que hago, que tengo ese entusiasmo y que voy contento a dar clase”, explica Bastos en una entrevista a Quincemil.
El método
Este profesor, que imparte asignaturas en Periodismo, Ciencias Políticas y un máster de Relaciones Laborales, basa sus clases en el debate constante con los alumnos, poniendo sobre la mesa asuntos que les lleven a reflexionar y les animen a seguir investigando, todo ello siempre con su retranca característica.
“Mi intención no es tanto que los alumnos estudien para un examen y después olviden, sino que desarrollen un interés por la materia y les siga gustando el resto de su vida; siempre han respondido favorablemente y nunca faltó participación en clase”, prosigue.
Además de estos debates en las aulas, Bastos recomienda libros a sus alumnos y, dependiendo de sus inquietudes, intenta buscar textos que relacionen la política con sus intereses, desde cuestiones sociales al deporte o la moda.
La adaptación
La propia configuración de sus clases permite al profesor apreciar los cambios que ha ido experimentando el alumnado: mientras que hace años el nacionalismo o el debate entre capitalismo y comunismo eran las cuestiones más apreciadas, de un tiempo a esta parte se interesan más por las cuestiones de género, el feminismo o la transexualidad.
"Este año el 80% de los libros que me pidieron fueron sobre feminismo y últimamente interesan más cuestiones como el veganismo y el ecologismo", relata.
El propio paso del tiempo y la evolución del alumnado han ido obligando al profesor Bastos a adaptarse, en una labor constante de documentación que le permita participar en los debates y aportar nuevos enfoques. "Ahora saben más que yo de muchas cosas, hacen preguntas y no siempre tengo respuestas, me desafían y yo tengo que aprender", explica este docente que devora libros por placer y por deber para mantenerse al día. "Es mi trabajo".
Una buena prueba de la popularidad del profesor Bastos y su particular estilo es la proliferación de cuentas de Twitter sobre él: a día de hoy han creado varias Out of Context, que cuelgan cortes de vídeo de sus intervenciones, y otras que publican citas en las que se recoge su pensamiento político y algunas de sus frases más célebres.
“Sé que hay algunas cuentas, pero prefiero no verlas: no me gusta Twitter ni me gustan las redes, hay un espacio muy reducido y no puedes explicar un argumento, sólo hay zascas y tuits, ese mundo no es para mí”, explica el docente. En concreto, al politólogo le dan “mucho miedo” las frases fuera de contexto, ya que a veces dice “barbaridades” dentro del tono general “jocoso” de sus clases que no se entienden más allá de ese ambiente.
Las redes sociales también son una de las principales fuentes de información del alumnado, lo que, a juicio del profesor, lleva a que sepan "muchas cosas, pero poco profundamente", algo que no es necesariamente malo, ya que "denota interés" y permite "recomendar textos para ahondar en el tema".
La retranca
Donde más ha apreciado un cambio en los últimos tiempos es en "la pérdida de la retranca", que atribuye a un "cambio cultural" y al abandono de costumbres gallegas como las regueifas.
"Hace veinte años se tomaba todo en broma y cuando les decía que los comunistas los iban a mandar a picar piedra ellos me decían en broma que a mí me iban a mandar a picar piedra a Porriño, ahora piensan que los quiero mandar a picar piedra de verdad", prosigue.
Bastos también ha notado un descenso el uso del gallego. "Antes había una reivindicación política detrás y se identificaba la cuestión idiomática con una postura concreta, ahora ves alumnos muy de izquierdas que hablan castellano todo el día".
"Voy viendo cómo van las cosas y veo que casi no hay cultura nacionalista: están muy enterados de los temas modernos, pero no de sus viejos referentes", concluye.
La pandemia
"Tuve suerte y, al tener la mayor parte de clases en el primer cuatrimestre, pudieron ser presenciales, no tuve que hacer demasiados ‘zooms’, que hacen que dar clase no sea tan grato", relata el docente.
La pandemia obligó a adaptar ligeramente el temario, aunque la reducción de los grupos -ahora son de 20 personas frente a las habituales más de 80- permite una mayor interacción y conocer mejor a los alumnos.
Mientras tanto, Bastos, quien espera que el próximo curso pueda arrancar con relativa normalidad y "todos vacunados", sigue leyendo para adaptarse a sus alumnos y proponerles nuevos retos. "Tengo que ir mirando cada día qué les gusta, cada vez soy mayor que ellos y es más difícil empatizar", zanja.