El jefe de maquinistas de Renfe José Ramón Iglesias Mazaira

El jefe de maquinistas de Renfe José Ramón Iglesias Mazaira EP

Galicia

Juicio Alvia: El jefe de maquinistas "nunca" había visto un salto de velocidad en un punto que dividía la atención

Sobre el escrito que había presentado Mazaira sabía que "se estaba tratando", pero que se ignoró la advertencia sobre la señalización de la curva porque era algo ya "amparado normativamente"

27 octubre, 2022 10:50

En la sexta jornada del juicio por el accidente del tren Alvia, que se descarriló en la parroquia compostelana de Angrois el 24 de julio de 2013 provocando 80 muertos y 145 heridos, declaran los vecinos que estuvieron primero en la escena así como el jefe de maquinista que primero alertó sobre la peligrosidad en la curva antes del accidente.

La vista hoy comenzó con el testimonio del vecino que fue de los primeros en socorrer al maquinista. El compostelano describió cómo escucharon el ruido "como si fuera una explosión" y llamaron a emergencias. "Pensé que era un atentado", precisó.

Explicó que fueron los policías los que primero sacaron a Francisco Garzón, el maquinista, pero el vecino se quedó acompañándolo a la zona de emergencias. Recordó que cuando le preguntó si había habido una explosión le respondió "que fuera culpa de él" y "que eso ya lo tenía denunciado, que no se podía circular por esa vía a esa velocidad ahí", además de "que se quería morir, que por qué no se muriera él".

Estos comentarios de Garzón, en los que pedía morirse, creía que no estaba consciente. "Estaba en estado de shock total", recordó el testigo, que también describió las heridas que tenía. "Si pillo al de seguridad, lo mato", comentó Garzón durante sus conversaciones con el vecino.

Evaristo Iglesias Casanova, también vecino de Angrois, fue el segundo testigo en declarar en esta jornada. Lo único que recuerda del momento con el maquinista, dijo que fueron sus comentarios sobre que se quería morir, y "mejor morir yo no quería ver todo aquello".

Empleados de Adif y Renfe

La vista del juicio también llamó en el día de hoy al jefe de circulación en Santiago. Durante su intervención, José Luis Carreira García, explicó que sus trabajo consistía en regular la circulación en la estación, aunque no tiene control sobre las velocidades de los trenes.

De acuerdo con el jefe de circulación, los maquinistas comentaban la dificultad de entrar en Santiago por la curva de A Grandeira. "Algún comentario tengo oído de algún maquinista antes del accidente", indicó a preguntas del Fiscal.

Carreira García explicó que, aunque en su mayoría los maquinistas con los que estaba en contacto estaban en formación, ya en esas conversaciones se comentaba que la curva "podía estar mejor señalizada, me decían".

Tras su declaración llegó el turno de uno de los testigos más importantes del juicio, José Ramón Iglesias Mazaira, el jefe de maquinistas de Ourense que había avisado previamente sobre la peligrosidad de la curva de Angrois. El empleado de Renfe es también formador de maquinistas aunque, aclaró, se encargada de los trenes de Media Distancia y no de Alta Velocidad y que por tanto no fue formador de Garzón Amo.

A preguntas del Fiscal, Mazaira defendió el escrito dirigido a sus superiores indicando que "no había visto nunca" un salto "muy importante de velocidad", de 200 a 80 kilómetros por hora, en un punto "donde se podía dividir la atención" del maquinista. Esta división de la atención del conductor se debe sobre todo a que a la vez que tendría que bajar la velocidad e simultáneamente estar pendiente de la transición entre los sistemas ERTMS y Asfa, en un punto de "zona neutra" a las puertas de la estación de Compostela.

El jefe de maquinistas explicó que había sido su superior el que había pedido que notara cualquier tipo de temas que les llamara la atención o les preocuparan. Mazaira lo redactó poco después de inaugurar la línea y lo entregó el 26 de diciembre de 2011. En él, sugirió la instalación de señales verticales en la vía que advirtieran de la reducción de velocidad, ya que a su parecer los maquinistas dependían "exclusivamente" del cuadro de velocidades y se necesitaba una señal "más restrictiva".

El testigo señaló que sabía que este documento había llegado y que "se estaba tratando". A pesar de que Adif estaba solucionando otros problemas técnicos que señalaba en el escrito, algo que el jefe de maquinistas reconoció saber porque le llamaron para aportar más información, no se llegó a trasladar la advertencia de señalización porque era algo ya "amparado normativamente".

Esta disminución brusca de velocidad tampoco estaba protegida por el ERTMS. Preguntado por el fiscal si el accidente se hubiese producido con este sistema, el testigo fue rotundo. "Exactamente. Dependía exclusivamente del factor humano", dijo.

Tras el accidente, recordó la letrada de la Plataforma de Víctimas, se produjeron varios cambios en la vía, entre ellas la instalación de balizas y señales laterales. Preguntado sobre si con estas medidas el siniestro se hubiese producido, Mazaira confirmó que no.

Durante la interrogación de las diferentes acusaciones, el testigo aseguró que otros formadores eran consciente de los riesgos y que eran algo que se comentaban "a diario". Preguntado sobre qué hacer si se pierde la ubicación espacial en esa vía, el jefe de maquinistas señaló que era algo "complicado" porque "si no hay estímulos no hay referencia", y que, aunque si Garzón Amo no hubiera utilizado el freno el tren "hubiera descarrilado igual".