El sindicato CESM y la consellería de Sanidade ya han firmado un preacuerdo que incluye las demandas del colectivo que el pasado mes de abril motivó una huelga de nueve días en la sanidad pública gallega. El acuerdo trata fundamentalmente mejoras salariales para los facultativos y la regulación para aquellos que compatibilizan sus tareas entre sanidad pública y privada.

El preacuerdo incluye un complemento específico que no se aplicará al 100% a los profesionales que trabajen a medio camino entre el sector público y el privado. El pago del nuevo concepto entrará en vigor el próximo 1 de enero. La diferencia entre los facultativos con dedicación exclusiva y los que compatibilizan su trabajo en el Sistema Nacional de Salud con empresas privadas será como máximo de 180 euros.

La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos de Galicia asegura que el acuerdo alcanzado con la Xunta en primavera, que puso fin a una huelga de más de una semana en el Sergas, ha comenzado a dar sus frutos. El sindicato explica que desde el 1 de julio tanto los facultativos como los MIR han visto como el precios por hora de guardia presencial se incrementó en un 4%. La previsión es que la subida llegue al 8% a partir del 2024.

Asimismo, han subido también las guardias de domingos y festivos en un 7,9%. Lo esperable es que alcancen el techo del 15,61% el próximo año. Las mejoras salariales suponen el groso del acuerdo alcanzado en primavera. Otro sector al que beneficiará es al módulo de mayores de 55 años, los adscritos a esta opción podrán optar como máximo a tres módulos al mes con una retribución de 336 euros cada uno.

A partir del 2024, tanto el 24 como el 31 de diciembre serán considerados de especial significación. Esto se traduce en que los licenciados sanitarios que trabajen esos días cobrarán 140 euros a mayores, en calidad de complemento.

CESM valora las mejoras pero asegura que aún "queda mucho camino por andar" para mejorar la "precariedad laboral en la Sanidad Pública Gallega". El acuerdo no contemplaba mejoras específicas en la Atención Primaria, uno de los puntos más maltratados en la sanidad gallega, según reivindicaciones sanitarias.