En los últimos meses, Instagram se ha llenado de nuevas cuentas para denunciar la violencia sexual. Mujeres anónimas escriben a estos perfiles para denunciar casos de abuso o violencia de género que han sufrido, sin tener que enfrentarse a su agresor y para demostrar a otras mujeres que no están solas.
El 'caso Errejón' ha detonado una oleada de testimonios de mujeres en distintos ámbitos profesionales y por toda España, incluido en Galicia. Desde entonces, este método de denuncia ha servido para exponer a personajes públicos, como los raperos Ayax y Prok, quienes fueron acusados de maltratos, abusos sexuales e incluso violaciones a través de la cuenta @denunciasgranada.
Este tipo de denuncias están saliendo a la luz también en la comunidad. Cuentas como @denuncias.galicia han ganado más de 4.000 seguidores en menos de dos semanas y ya cuenta con 35 publicaciones de relatos anónimos sobre casos de abuso o acoso que han sufrido estas personas en algún momento de su vida. Tal es el impacto, que se están creando cuentas diferenciadas según el sector profesional, como es el caso de @victimasectoreditorial, donde se puede ver algún que otro testimonio de gallegas, víctimas de abuso en el sector Cultural de Galicia.
La tendencia a utilizar las redes sociales para compartir experiencias de violencia sexual no es nada nuevo. Jorge García Marín, sociólogo y coordinador del Máster de Igualdad de Género de la Universidad de Santiago de Compostela lo considera una extensión del movimiento #MeToo, que tuvo un impacto global al dar voz a mujeres que durante años se habían sentido silenciadas por la sociedad y el sistema judicial. Para García Marín, este fenómeno tiene un trasfondo histórico que se remonta a las "primeras denuncias públicas contra figuras de poder como Harvey Weinstein".
Movimiento MeToo
Para el profesor, la creación de este tipo de cuentas es como una derivada del movimiento MeToo del año 2017. "Todas aquellas acusaciones de abuso sexual contra el productor Harvey Weinstein hizo que empezaran a salir muchas mujeres de la sombra". El MeToo fue una frase muy twitteada en aquel entonces. De hecho, una de las principales cuentas que hay ahora de denuncia lleva este nombre: @metoospain.
"La denuncia anónima es una forma de visibilizar lo que antes se mantenía en silencio. Y lo más importante es que genera un efecto de solidaridad, de 'no estás sola', que es fundamental para muchas mujeres que no se atreven a dar el paso de hacer una denuncia formal. A nivel simbólico este tipo de activismo es muy importante en esta ola de feminismo, que es, ni más ni menos, no tolerar ningún tipo de agresión sexual o, por lo menos, que no queden invisibilizadas o no queden ocultas", explica García Marín.
Cultura de la violación
El sociólogo aprecia cierta relación entre este movimiento y el caso de Gisèle Pelicot. Su marido, Dominique Pelicot se declaró culpable de drogarla durante casi una década para violarla y de ofrecer su cuerpo inconsciente a desconocidos que contactó por internet. "Con este caso ha quedado demostrado que la vergüenza tiene que pasar al otro lado. Y creo que eso es lo que está demostrando todo este movimiento. Esa cantidad de violaciones, te demuestran que es un problema que tiene unas dimensiones increíbles. Por lo tanto, no es extraño que haya muchas denuncias", explica el profesor.
"No es extraño que se esté visibilizando la cultura de la violación. Este concepto muchas veces es simbólico, pero, desgraciadamente existe: es la realidad de muchas mujeres", concluye el experto en igualdad de género.