Pazos de Arenteiro, la aldea de Ourense con mil años de historia
El río Arenteiro y sus numerosos pazos forman parte de su topónimo, pero en Pazos de Arenteiro también encontramos una tierra de viñedos y buscadores de plata donde dejó su huella la mismísima Orden de Malta
21 octubre, 2021 06:00Con más de mil años de historia documentada a sus espaldas y un Conjunto Histórico Artístico único en el rural gallego, Pazos de Arenteiro es uno de los conjuntos etnográficos mejor conservados de Galicia y que, además, dispone de todos los elementos típicos de la arquitectura tradicional gallega: pazos o casonas señoriales, dos puentes de origen medieval y una iglesia románica del s. XII en perfecto estado de conservación.
Situada en el municipio de Boborás, en el noroeste ourensano, los primeros datos sobre la fundación de la entonces villa aparecen en el año 1.158 en el testamento del abad del Monasterio de San Clodio, en el que aparece nombrada como Palacios de Argentario, probablemente debido a los “gobernadores de la plata o argentarios” que en esta zona se dedicaron a extraer del río Arenteiro la preciada plata que yacía bajo sus aguas.
En el Medievo, la población vivió sus mejores tiempos, a partir del s. XII gracias a la Orden del Santo Sepulcro y en el s. XVI debido al auge de la zona como centro de comercio de vino, fuente de mucha riqueza y de la que nació la “Nobleza del vino”. Como consecuencia de ello comenzó el esplendor constructivo en la localidad, con numerosos pazos o viviendas señoriales como el Pazo dos Feixóo, de 1.553, del que hoy sólo se conserva una pequeña parte.
Otros pazos destacados son el Pazo dos Cervela o Casa de Arriba, conocido por sus tres chimeneas (aunque llegó a tener cuatro pero una fue derribada para evitar competencias con el Palacio Real) y el Pazo de Dona Elisa, en pleno casco histórico, con patio interior y la fachada que da a la plaza profusamente decorada con escudos y rematada con un balcón de forja. Ambos forman parte del Conjunto Histórico de Pazos de Arenteiro. Muchos de estos pazos cuentan con capillas y hórreos y hasta bodega propia; otros han sido reconvertidos en casas rurales o establecimientos hoteleros, como el Pazo de la Encomienda.
Formando parte del patrimonio religioso de la aldea está la Iglesia de San Salvador, un templo del s. XII de origen románico pero con añadidos góticos que aumentan su riqueza decorativa. Estamos hablando del emplazamiento de una encomienda de la Orden de Malta, una orden católica fundada en Jerusalén en el s. XI por comerciantes amalfitanos que tuvo una presencia constante en Galicia entre los s. XII y XIX, aunque su etapa de mayor esplendor fue en los s. XVI y XVII. La iglesia era lugar de enterramiento de aquellos afortunados que podían pagar una buena tasa en especie: en vino.
Sin duda, lo mejor de Pazos de Arenteiro es disfrutar del global de su casco histórico en un relajado paseo que nos permitirá contemplar sus monumentos, petos de ánimas y casas hidalgas, de fachadas blasonadas y gárgolas vigilantes. Saliendo de sus calles empedradas podemos observar cómo el pueblo se rodea de laderas cubiertas de vides de las que sale un magnífico Ribeiro. Estamos en plena “Ruta del vino Ribeiro”, en la comarca de O Carballiño.
El entorno próximo de Pazos de Arenteiro se recorre caminando y cruzando sus puentes de piedra. El Ponte da Cruz, sobre el río Avia, es el más antiguo de ellos, con un bucólico aspecto ruinoso, del que sólo se conserva una arcada de las cuatro originales. El Ponte do Santo Sepulcro, llamado así por la cruz del Santo Sepulcro esculpida en relieve en su arcada mayor, se encuentra en un escenario de cuento, , en el antiguo camino al pueblo.
Desde el primer puente parte la ruta a pie más conocida de estas tierras, que lleva al Pozo dos Fumes, más paseo que ruta, ya que son sólo 1,2 km de ida siguiendo el curso del río Arenteiro desde su desembocadura en el Avia por un sendero tapizado de hojas en otoño y más despejado, pero igualmente hermoso, en verano. Acompaña en todo el recorrido un frondoso bosque de ribera dominado por alisos, pero en el que también se encuentran robles y castaños.
El camino muere en un balcón natural que permite observar la espectacular cascada o “fervenza” del Pozo dos Fumes, que en su caída forma una bonita piscina natural (el pozo). Otro sendero, esta vez más extenso que ronda los 15 km, conduce hasta Ribadavia, una de las villas con más historia de la Comarca del Ribeiro, de la que es orgullosa capital.
A principios del s. XXI se intentó convertir Pazos de Arenteiro en una aldea turística al completo. Del proyecto partieron algunas iniciativas como la Aldea Rural Pazos de Arenteiro, un complejo de alojamientos rurales que dispone de restaurante, granja e invernadero de productos ecológicos.
Emma Sexto