La Guerra de Guerrillas es un fenómeno antiguo mediante el cual pequeños grupos de combatientes, normalmente no profesionales, atacan a un ejército mayor para derrotarlo a base de desgaste. Los últimos guerrilleros conocidos en España fueron los maquis, durante la Guerra Civil Española. Pero este fenómeno ya existió en Galicia hace más de 200 años, durante la Guerra de la Independencia.
Los guerrilleros aprovechan sus conocimientos sobre el territorio en el que se desarrollan las batallas como una ventaja sobre su enemigo y no buscan los grandes enfrentamientos, sino pequeñas emboscadas o peleas en las que puedan tener una mejor situación. Su actuación puede resultar determinante a la hora de equilibrar la balanza de la victoria durante una guerra ya que, a pesar de que se suelen enfrentar a ejércitos profesionales, el tesón de los combatientes y el conocimiento del terreno son dos puntos que juegan a su favor.
El origen de las guerrillas
"La guerrilla ya era un modo de beligerancia conocido antes de la Guerra de la Independencia y España no tiene la patente. Piensa en cómo se combatió a los romanos en la Península. Viriato, cuando yo era un niño, se proponía como ejemplo de ese tipo de acción bélica", explica el profesor Manuel María de Artaza Montero.
El término guerrillero ya se empleaba en el siglo XVI, aunque no se popularizó hasta bastante tiempo después. Guerrilla significa "guerra interna", "guerra pequeña" o "guerra irregular" y su origen es desconocido, aunque es una táctica empleada desde hace cientos de años.
La Guerra de la Independencia, sin embargo, supuso un antes y un después para las guerrillas, ya que simbolizó la resistencia del pueblo frente a la invasión extranjera. El término apareció por primera vez en este contexto en 1808, según recoge La Guerra de la Independencia Española: Una visión militar, texto que reúne las actas del IV Congreso de Historia Militar celebrado en Zaragoza en 2008. Este tipo de lucha se extendió principalmente por el norte de España, aunque también hay casos en Valencia, Extremadura y Andalucía.
Las guerrillas son diversas y no existe un prototipo fijo, ya que dependen del contexto en el que surgen y del país en el que se desarrollan. A pesar de que para muchos es un concepto vinculado con el pasado, lo cierto es que es un fenómeno que sigue vigente en muchos lugares del mundo, como es el caso de Latinoamérica.
La batalla de Ponte Sampaio
Galicia había sido tomada por los franceses a principios de 1809 a pesar de que la comunidad no era uno de los objetivos principales de Napoleón. Sin embargo, la presencia de los ingleses hizo atractiva esta zona, que sería liberada pocos meses después gracias a la ayuda de numerosos paisanos que se prestaron a luchar contra el ejército invasor.
El puente que une la parroquia pontevedresa de Ponte Sampaio y el municipio de Soutomaior fue testigo de una de las batallas más conocidas de la Guerra de la Independencia entre el 7 y el 9 de junio de 1809. Este enfrentamiento, protagonizado pricipalmente por los milicianos gallegos y los soldados profesionales franceses, supuso la retirada del ejército napoléonico de Galicia en julio de ese mismo año.
Vigo se deshizo de los franceses poco antes de que el río Verdugo fuese testigo de una de las luchas más famosas en la comunidad por su trascendencia histórica. El militar Pablo Morillo y Morillo dirigió al ejército que participó en la derrota del mariscal Ney, pero los soldados bajo sus órdenes no fueron los únicos que lucharon: hombres y mujeres de la zona formaron una milicia popular para defender Galicia de la invasión francesa.
Cuentan las crónicas de la época que la batalla fue terrible. El ejército cortó varios de los arcos del puente y se atrincheró hasta que llegaron los franceses, que no pudieron hacer nada para cruzar al otro lado del río Verdugo. Muy cerca, en Pontecaldelas, los campesinos gallegos resistieron el ataque de los soldados armados con piedras, troncos, cañones tallados y otros utensilios más rudimentarios en una batalla que tampoco consiguió ganar el ejército del mariscal Ney.
Los soldados de Morillo y los guerrilleros también contaban con varios buques y lanchas de defensa, cuyos cañones resultaron fundamentales en el desarrollo de la batalla. El ejército francés perdía pese a partir con ventaja debido a su preparación y a las armas de las que disponía. Además, la ansiada ayuda del mariscal Soult, que estaba en Lugo, nunca llegó. Por esta razón, Ney decidió emprender la retirada apenas dos días después de que la batalla hubiese comenzado.
Actualmente, existe una polémica entre aquellos autores que defienden que el mérito de la victoria se debe fundamentalmente a los guerrilleros gallegos, como X. R. Barreiro Fernández, y los que sostienen que sin la dirección militar de Cachamuíña o Pablo Morillo la batalla habría finalizado de forma muy diferente, como el coronel José Navas.
Ponte Sampaio, lugar de paso
Este puente con tanta historia forma parte del Camino Portugués. La variante interior sale de Lisboa, aunque la mayoría de los peregrinos prefieren iniciarlo en Porto, lugar de inicio de la ruta costera que los lleva hasta Santiago de Compostela.
La Vía Romana XIX, que unía las tres capitales de los conventos jurídicos de Roma en Gallaecia (Braga, Lugo y Astorga), también pasa por este punto. Este camino era fundamental en la época romana porque permitía los intercambios comerciales, el control militar y la explotación minera de la zona.