Deseucaliptización en Galicia: en busca de la recuperación de la biodiversidad autóctona
Asociaciones ecologistas lamentan que el bosque sea visto como "una caja de ahorros" y critican que la Xunta facilite las plantaciones de eucalipto con su política forestal
25 julio, 2020 06:00Deseucaliptización fue la palabra del año 2018 para los gallegos que participaron en la votación del Portal das Palabras, una iniciativa web de la Real Academia Galega (RAG) y la Fundación Barrié. Este término, sin embargo, no está reconocido en el diccionario online de la academia, aunque es reconocible por prácticamente todos los habitantes de Galicia, especialmente los del rural.
Un eucalipto tarda entre 12 y 15 años en crecer lo suficiente para que pueda ser vendido, cifra que puede variar según la calidad del terreno, la especie y las prácticas silvícolas. Esto lo hace un árbol muy atractivo para los propietarios de montes gallegos, que consideran su plantación una inversión a largo plazo. Los impactos de esta actividad sobre la rica biodiversidad existente en Galicia, sin embargo, son varios: desplazan a las especies autóctonas, generan sequía, es una especie pirófita y tiene un gran consumo de agua, entre otros.
La situación del eucalipto en Galicia
Hasta ahora la platanción del Eucalyptus Globulus era cuestión de altitud y temperatura, por eso hay zonas en las que todavía no ocupa todo el espacio. Sin embargo, a raíz de la enfermedad del gorgojo, Ence y otras empresas que "pivotan" a su alrededor empezaron la fomentar en Galicia el Eucalyptus nitens, "especie incontrolabre, peligrosa e invasora que debería estar incluida en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras". Esta última está modificada genéticamente y no teme crecer en alturas, lo que implica que áreas hasta ahora libres de eucalipto como la Serra do Candán se llenan con este árbol.
"Vivimos en un monucultivo que en principio se justificaba por la pasta de papel pero que no deja valor añadido en Galicia porque la fabricación de papel se hace fuera. Aquí queda el impacto ambiental y una parte de la riqueza", explica el presidente de la Asociación Galicia Ambiental, Benito García Carril. Otras especies, como algunas de pino que tienen un crecimiento relativamente rápido, sí aportan valor añadido, como los pelex, los tableros de Finsa o los muebles, entre otros.
"Buena parte del monte gallego está ocupado por eucaliptales en los que además hay una situación de abandono", lamenta García. El eucalipto tiene condición pirófita y se recupera muy bien después de los incendios, lo que unido a la desordenación de los montes justifica la existencia de los programas de deseucaliptización que promueven diversas asociaciones.
Los proyectos de deseucaliptización
Galicia Ambiental tiene desde su fundación dos programas: uno sobre economía circular que se centra en la desplastificación y descarbonización y Árbores de cinza, que trabaja en la reforestación de espacios afectados por incendios forestales mediante la recuperación de especies autóctonas. Los terrenos de Galicia están, en su gran mayoría, dominados por el eucalipto según enumera García: "Toda la provincia de A Coruña sin excepción; toda la de Pontevedra excepto la comarca de O Deza con matices; prácticamente toda la provincia de Lugo excepto Os Ancares, Sarria, Quiroga, Terra de Lemos, Chantada y A Ulloa parcialmente. La única que se salva es el este de la provincia de Ourense".
La Asociación pola Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega), por su parte, forma parte de Cousa de Raices, red que aglutina no solo entidades ecologistas sino también culturales o asociaciones de productores, entre otros, que quieren evitar que el eucalipto se siga expandiendo de forma descontrolada y defender la flora autóctona. La iniciativa realizó dos deseucaliptizaciones el año pasado: la primera del 1 al 23 de marzo con once actuaciones en las que se eliminaron más de 200.000 pies de eucalipto y la segunda del 1 al 15 de junio. Ésta última fue una especie de "repaso" de varias áreas trabajadas en marzo y consiguieron arrancar 81.200 pies de eucaliptos más en siete actuaciones.
Las acciones de deseucaliptización reúnen a cientos de personas buscan llamar la atención sobre lo que ocurre y exigir un cambio de modelo forestal en el que las especies invasoras pierdan protagonismo y dejen de generar impactos ambientales y económicos "inasumibles", según la secretaria ejecutiva de Adega, Belén Rodríguez. Además del arranque de eucaliptos y acacias mimosas, muchos de los grupos plantan especies autóctonas en el área liberada para que la rica biodiversidad gallega recupere su espacio.
Los expertos consideran que no se puede afrontar la deseucaliptiación mediante la sustitución del eucalipto por otro tipo de árbol, aunque sea de una especie autóctona, porque esto daría lugar a una plantación y no a un bosque rico en biodiversidad. "Invocar la presencia de este tipo de masas no está justificado desde ningún punto de vista ambiental, ni siquera desde el de la captura de C02", asegura García.
Las acciones de deseucaliptización que desarrollan colectivos como Cousa de raíces son de vital importancia tanto a nivel ecológico como social. Los voluntarios efectuaron varias actuaciones en los montes de propiedad vecinal de Chandebrito, en Nigrán, donde hubo un gran incendio en 2017 que causó la muerte de dos mujeres. Sin embargo, en los terrenos privados ya empiezan a crecer eucaliptos replantados o retoñados. Esto se debe a que es una especie que rebrota con mucha facilidad y eliminarla de un área es complicado. Esto, sumado al hecho de que el eucalipto causa problemas en la tierra, supone una gran inversión económica para conseguir recuperar la degradación generada, según apunta la portavoz de Adega.
El papel de la Administración
Rodríguez asegura que no existe oposición a la expansiónl eucalipto por parte de la Administración, sino máis bien cierto "impulso", por lo que la situacion no es percibida entre los ciudadanos como un problema. "Sin embargo, si vamos a las zonas en las que prolifera esta especie, vemos que está muy ligada al abandono del rural: donde hay eucalipto, no hay gente, porque es una opción por la optan personas que hace tiempo que no viven en el rural. Si vamos a efectos prácticos, lo que genera valor no es el eucaliptso, sino otro tipo de producciones", asegura la representante de Adega.
"La Xunta no está subvencionando el eucalipto, aunque si lo hizo en su día. Lo que no está haciendo es atajar el problema. Favorece el eucalipto con su política forestal y no acota la extensión ni hace nada para evitar que se plante ilegalmente", denuncia Rodríguez, que explica que el último plano forestal, de 1992, iba a ser revisado el año pasado y el proceso se paralizó: "Lo que se pretendía en la revisión era aumentar 35.000 hectáreas más el territorio para el eucalipto en Galicia. Esto muestra la intención de la Xunta, que no es limitarlo sino favorecerlo". Este plano de hace casi 20 años preveía un máximo de 245.000 hectáreas ocupadas por los eucaliptos en 2030; este año, "siendo muy optimistas", la comunidad gallega tiene unas 500.000 hectáreas ocupadas por esta especie, lo que supone el 17% de la superficie de Galicia.
Los datos son aproximados y no oficiales, porque solían obtenerse del Inventario Nacional del Forestal, sin actualizar desde 2009. Las cifras que maneja no solo la Xunta sino otras entidades están, por tanto, muy desactualizadas, por lo que los expertos elaboraron estimaciones de la superficie ocupada por el eucalipto según la cantidad de plantaciones y la proporción que ocupan en áreas mixtas en las que conviven con otras especies.
Deseucaliptización mental
La sociedad gallega debería "empezar a plantearse el problema que tiene" con el eucalipto modificado genéticamente y con la acacia mimosa, que ya están conquistando todo el territorio. "Tanto como la deseucaliptización geográfica es necesaria la deseucaliptización mental", sintetiza el portavoz de la Asociación Galicia Ambiental. "Es una hipoteca para el futuro del rural", indica por su parte Rodríguez.
Ence es la empresa que más promueve la plantación de eucaliptos entre los ciudadanos, que ven en esta práctica una fuente de ingresos. "El gran trabajo que tenemos las organizaciones ambientalistas y ecologistas ante la inacción de la Administración autonómica, además de las acciones físicas, es contribuir a la concienciación de la sociedad gallega", explica García.
Una de las situaciones más habituales es la siguiente: una persona con tierras en la aldea decide plantarlas con eucaliptos. Crecen rápido y apenas necesitan atención en cuanto a la limpieza se refiere. Cuando tienen un tamaño considerable, vende toda la plantación y se embolsa miles de euros. El precio en origen varía según los maderistas, pero es de unos 35-36 euros por cada tonelada, mientras que la empresas suelen pagar entre 47 y 50 euros a los intermediarios según la distancia a la que deba ser transportada la madera.
"El bosque ha sido entendido por una gran parte de la sociedad como una caja de ahorros. Ha sido como poner dinero a plazo fijo en el banco: me gasto una cantidad en plantarlo con eucalipto, espero unos años, se lo vendo a Ence para que haga pasta de papel y yo tengo pagado el cambio de coche y la carrera de mi hijo", resume García. Esto supone una parte importante de la industria forestal de Galicia y se centra precisamente en eso, en ver el eucalipto como una apoyo económico y no como una actividad productiva.
La situación actual apunta a "moderadas caídas sostenidas" en el tiempo del precio del eucalipto porque ahora hay mucho globulus en el monte y mucho nitens creciendo. Los propietarios de los terrenos están en manos de Ence y de industrias que aprovechan los rastrojos para producir energía. Esto, unido a la política forestal vigente en Galicia, "eterniza" el problema del monocultivo del eucalipto.