El carnaval en Galicia, también llamado Entroido o Antroido, es unos de los festejos más populares y multitudinarios del calendario gallego. Se trata de una celebración de larga tradición popular de la que a día de hoy todavía se conservan numerosos ritos y personajes ancestrales. Muchos de estos personajes típicos se habían perdido en el tiempo y llevan algunas décadas siendo recuperados por asociaciones locales, como es el caso de los troteiros de Bande o los follateiros de Lobios. En este listado repasamos las 18 máscaras ancestrales más emblemáticas y singulares del carnaval gallego.
Choqueiros de A Coruña
Los choqueiros son el alma de los festejos carnavalescos de A Coruña, pero sobre todo del barrio herculino de Monte Alto. En su origen estos personajes celebraban el Entroido bajo la prohibición franquista, aunque a día de hoy continúan siendo los grandes protagonistas. La espontaneidad es la pieza clave a la hora de elaborar los trajes típicos, ya que los disfraces se confeccionan con las vestimentas más peculiares y coloridas que tengan a mano en sus casas. En algún momento de su historia, los choqueiros también portaban en sus cinturas las características chocas (cencerros), de ahí su denominación.
Xenerais da Ulla
Los Xenerais da Ulla son la máxima autoridad existente durante el Entroido en municipios como Santiago de Compostela, Boqueixón, Vila de Cruces, A Estrada, Silleda, Vedra o Teo. Estos personajes están inspirados en los militares que lucharon contra las tropas napoleónicas durante la primera mitad del siglo XIX. Por esa razón, los atuendos de los Xenerais da Ulla son semejantes a los de las tropas de antaño y suelen presentarse montados a caballo. Los protagonistas de estos carnavales terminan escenificando un atranque, es decir, un enfrentamiento dialéctico en el que se aprovecha para hacer sátira de diferentes acontecimientos locales, políticos o de actualidad ocurridos a lo largo del año.
Oso de Salcedo
En la provincia de Lugo, en el concello de A Pobra do Brollón también tienen su propia máscara ancestral: el oso de Salcedo. Su significación está ligada al comienzo de la primavera, al momento en el que el oso sale de su hibernación y que conforma asimismo el inicio del ciclo agrícola anual. Los vecinos de la parroquia de Salcedo se disfrazan con pieles de animales y una máscara simulando la figura del temido oso, que recorre las calles acompañado de sus sirvientes tratando de asustar y embarrar a los residentes y visitantes.
Peliqueiros de Laza
El Entroido de Laza es uno de los más populares y multitudinarios de Galicia. Los peliqueiros son las figuras ancestrales de este carnaval ourensano, bastante semejantes a los cigarróns de Verín, los felos de Maceda o los Vergalleiros de Sarreaus. Todos ellos guardan sus particularidades y en el caso de los peliqueiros su elemento clave es la pelica (trozo de piel) que portan detrás de la característica máscara. El traje tradicional, que puede llegar a pesar cerca de 25 kilos, incluye una camisa blanca y chaquetilla con aplicaciones de terciopelo granate y pasamantería. También portan calzones decorados con flecos y tiras de ganchillo intercaladas con colores, así como un cinturón con cencerros que se coloca alrededor de un fajín rojo.
Cigarróns de Verín
Una gran careta elaborada en madera, una barba de pega y las facciones del rostro bien remarcadas: así es la máscara típica del Entroido en Verín. Los cigarróns son los personajes de sonrisa irónica más emblemáticos de este carnaval ourensano. La careta se prolonga en una especie de mitra de metal en la que suelen dibujarse astros o animales. El traje típico se compone de una camisa blanca con corbata, chaquetilla con ornamentos y flecos así como una pañoleta sobre los hombros. La faja roja enrollada a la cintura sujeta las características chocas, es decir los cencerros; y el atuendo se completa con una especie de látigo llamada zamarra.
Pantallas de Xinzo de Limia
En Xinzo de Limia, las pantallas se han convertido en uno de los personajes más representativos del carnaval en Galicia. La indumentaria tradicional está compuesta por una camisa y calzones blancos con polainas negras de base, también una capa roja o negra y un fajín rojo que sostiene los típicos cencerros. El rostro de estos personajes aparece siempre oculto por una máscara o pantalla decorada con motivos ancestrales. Uno de los elementos más singulares lo portan en sus manos, se trata de un par de vejigas de vaca secadas e infladas como globos que van golpeando para hacer ruido.
Troteiros de Bande
Los desfiles en el municipio de Bande están protagonizados por los troteiros, figuras que cada año salen a tomar las calles para llevar el carnaval a cada rincón de esta localidad de A Baixa Limia. Este personaje ancestral había permanecido más de medio siglo en el olvido hasta que en el año 2000 la Asociación Cultural Troteiros de Bande decidió recuperarlos. La indumentaria oficial consta de un sombrero decorado con postales y espejos que se utilizaban para espantar a las brujas. También acostumbrar a llevar un tapete bordado cubriendo la cara con el objetivo de no ser reconocidos y poder perpetrar de ese modo numerosas fechorías en clave de humor durante el Entroido en Bande. El resto del traje se compone de camisa y pantalones blancos o beis, algunas cintas de colores, chocas y una vara.
Boteiros de Viana do Bolo
Los boteiros son las figuras claves del Entroido en Viana do Bolo, localidad situada al este de la provincia de Ourense. Estos personajes populares acostumbran a llevar indumentarias multicolores, elaboradas con cintas de seda así como caretas negras rematadas en crestas de muchos colores. Los boteiros también acostumbran a llevar una vara en la mano, más conocida como monca, para abrir paso a los folións durante los desfiles de carnaval.
Volantes de Chantada
En Chantada, los volantes son la figura equivalente a los antiguos señores feudales, portando un máscara hecha a base de papeles de periódico y un curioso cinturón con hasta veinticinco campanillos. Los volantes van acompañados de sus guardianes: los maragatos, los cuales se visten con pieles y cráneos de animales. Los volantes son fáciles de reconocer por sus llamativas y coloridas vestimentas, además de por cargar sobre su cabeza unos enormes gorros (puchos de hasta 15 kilos) adornados con cintas multicolor llamadas "colonias". Sobre estos puchos se suelen colocar flores o muñecas, y su conjunto representa la fertilidad que despierta la tierra del largo letargo tras el invierno.
Mázcaras de Manzaneda
En el Entroido de Manzaneda destaca la tradicional figura de las mázcaras, quienes a pesar de su nombre suelen aparecer representados con el rostro al descubierto. Las mázcaras son personajes que acompañan a los folións mientras bailan, abriendo paso a estos primeros durante los desfiles del carnaval. El traje típico incluye un enorme tocado en la cabeza, un traje de camisa y polainas blancas con puntillas adornadas con una mantilla negra, bastón y varias cintas de colores así como un cinturón con cencerros.
Galos de A Mezquita
Los galos son las figuras centrales del carnaval de A Mezquita, municipio situado en el extremo suroriental de Ourense. Su figura fue recuperada por la Asociación Galos da Mezquita tras varios años de ausencia durante los carnavales. El traje típico de este personaje suele estar representado por una máscara a modo antifaz, un traje multicolor, una vara en la mano y un curioso tocado en forma de gallo, de ahí su nombre. En su origen, los hombres eran los únicos que portaban estas vestimentas, si bien a partir de la década de los ochenta las mujeres se han ido sumando poco a poco a la festividad.
Follateiros de Lobios
La tradición oral y la memoria de los vecinos de Lobios permitió recuperar recientemente la figura del follaterio. El atuendo típico consiste en cubrir los ropajes de follatos de maíz y una singular máscara adornada con los granos de dichas mazorcas pintados de varios colores (amarillo, rojo y negro). Los carozos también sirven para confeccionar los cinturones o corpiños en el caso de las mujeres, de los cuales cuelgan algunas campanillas.
Vellaróns de Castelo de Cima
Los vellaróns son las máscaras tradicionales del carnaval de Castelo da Cima, en Ríos (Ourense), y que han sido recuperadas tras permanecer sumidas en el olvido desde los años treinta. Estas máscaras salían en grupo por el pueblo y las aldeas vecinas a pedir dinero o viandas para preparar un gran festín carnavalesco. El traje típico se caracteriza por unas coloridas vestimentas y portar un cinturón de esquilas además de un esgrimir un palo semejante a un mayal. En el Entroido, los vellaróns suelen ir acompañados durante los desfiles de otros personajes como la Madama y el Farrangón.
Pitas de Eiroás
En el barrio ourensano de Eiroás se celebra durante el carnaval la tradicional Festa da Pita. El festejo se llama así en memoria del emparejamiento de dos viudos ―ella era llamada la Pita― que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX y provocó la celebración del Entroido en Eiroás durante más de dos décadas. Esta historia real que en su momento desafió todas las convenciones de la época, iba bien hasta que los vecinos del barrio descubrieron que no estaban invitados al convite. Aquello terminó por convertirse en un gallinero y hoy en día el traje típico destaca por un atuendo negro, con cintas de colores y cinturón con cencerros así como una máscara con pico de ave sobre la que se sostiene la cabeza colorida de un gallo.
Madamas y madamitos de Entrimo
A principios de este siglo las vecinas de la Asociación Mulleres do Rural de Entrimo rescataron del olvido las Madamas y Madamitos de este municipio ourensano. Las figuras femeninas acostumbran a vestir con enaguas blancas, decoradas con bordados y encajes, así como con una careta blanca y sombrero de paja con un paño o capa roja para cubrirse el rostro. En el caso de los hombres, sus elementos más característicos lo conforman el gorro en forma cónica adornado con cintas, camisa blanca, corbata, pantalones bordados y una máscara blanca. Las Madamas y Madamitos fueron creados para ridiculizar a los señoritos, y en representación de dichas figuras salen a las calles para pasear por toda la localidad durante el carnaval.
Merdeiros de Vigo
El merdeiro es un personaje popular del carnaval vigués que desapareció en la década de 1920 y fue recuperado a comienzos del siglo XXI gracias a las descripciones de Vicente Risco y Xaquín Lorenzo. En su origen, los merdeiros eran marineros que parodiaban a los campesinos para ridiculizarlos por llevarse los restos de pescado y vaciar los pozos negros de la ciudad para abonar el campo. La vestimenta era una imitación de estos "escabicheiros", los personajes del rural con los que existía una rivalidad. El pantalón blanco cubierto con polaina y ciertos símbolos campesinos como el farol son un recurrente. Además, también suelen portar una máscara pintada de rosa y con un gesto grotesco, cubierta de lana de oveja desaliñada y un sombrero con forma de gallina.
El Ravachol de Pontevedra
El loro Ravachol es el animal más insolente y querido del carnaval pontevedrés. La realidad es que este famoso personaje vivió en la Boa Vila entre 1891 y 1931, ya que era el animal de compañía del farmacéutico Perfecto Feijoo. El ave se ganó la simpatía de los habitantes de la localidad y terminó por convertirse en el símbolo más representativo de sus carnavales y cada año se conmemora el entierro del loro Ravachol frente a la esquina de la Plaza de la Peregrina donde antaño se ubicaba la botica.
Madamas y Galáns de Cobres
En las Rías Baixas, concretamente en la ensenada de San Simón, se mantiene vivo un rito que se remonta al siglo XVIII: a danza dos Cobres en Vilaboa, cuyos personajes más famosos lo representan las madamas y galáns. Estas figuras ancestrales llenan de colorido y ritmo las parroquias de Santa Cristina y Santo Adrán, con bailes y músicas populares que se van extendiendo de casa en casa. En el Entroido de Cobres se exhiben las diferentes clases sociales, lo cual se evidencia en las vestimentas de cada personaje: aldeáns, os de branco y las madadas y galáns, que encabezan el grupo. Estos últimos visten ropa blanca cubierta de encajes, cintas de colores, abalorios y joyas, así como un gran y llamativo chapeu decorado con brillos y flores multicolor. Antiguamente para ser madama en este festejo, los galanes tenían que acudir a la vivienda donde residía la mujer y pedirle a sus padres si podía ser su pareja.