Para satisfacción de todos y todas, Javier Peña decidió usar su talento en la literatura después de trabajar en diferentes medios de comunicación y escribir más de 1.000 discursos infelices para que otros leyesen en público. Quizás conozcas a Javi (si, Javi… no Javier) por Infelices y Agnes, novelas publicadas con Blackie Books, o le sigues la pista desde su podcast de literatura Grandes Infelices, o es posible que hayas pasado por uno de sus talleres de escritura o residencias literarias… O de verlo en alguna cafetería de Santiago, con una taza de café al lado y concentrado en la pantalla del ordenador, sin uniforme de
escritor, pero trabajando en una próxima novela colorida de tapas duras.
Has publicado con Blackie Books dos obras de narrativa: Infelices (2019) y Agnes (2021). Cuéntanos como fue el proceso desde que empezaste a escribir Infelices hasta la publicación de la obra. ¿Cómo fue gestionar una acogida tan buena con tu primera novela? ¿Sentiste mucha presión durante la escritura de la segunda?
Fue un proceso larguísimo. Lo primero que le digo a las personas que participan en talleres o residencias conmigo es que hay que armarse de paciencia. Llegué a Blackie por casualidad. Mi intención era que Infelices fuese una novela terapéutica para mí, pero no se me pasaba por la cabeza que acabase publicada. Por azar, una amiga mía conoció a una agente literaria que se la pasó a Blackie y ellos la compraron enseguida. Luego tardaron tres años en publicarla, entre edición, correcciones, entrar en el calendario de publicación… Durante esos tres años me dio tiempo a hacer casi de todo, entre otras cosas a consumir el paro y a escribir Agnes. Así que no tuve ninguna presión, porque cuando escribí Agnes yo aún era un autor inédito.
En estos cuatro años has presentado ambos libros en muchas librerías y en otros espacios: ¿Qué es lo que más te gusta de estos encuentros con los lectores y lectoras?
Las presentaciones siempre son más festivas para mí que los clubes de lectura. Digamos que una presentación es como el primer día de clase, todo son risas y reencontrarse con los amigos; los clubes son como los exámenes: lo normal es que apruebes, pero los suspensos son sonoros y dolorosos.
¿Y lo más curioso que te haya sucedido en una presentación o club de lectura?
Lo más curioso me sucedió en una librería de A Guarda. Apareció un hombre con un libro que él había escrito y lo depositó en la mesa en la que yo estaba firmando y cogió un ejemplar de mi novela. Te cambio el mío por el tuyo, me dijo. Yo le respondí que el ejemplar que había cogido no era mío, era de la librería. Él se enfadó muchísimo y cuando se iba dijo: nunca he matado a nadie, pero hoy podría ser el primer día.
A veces, leyendo una novela tenemos la sensación de conocer a quien la escribe, mientras que el escritor se encuentra con que los lectores son auténticos desconocidos… ¿Cómo definirías la relación con el público?
Haría una diferencia, la relación en la venta y la relación en la creación. Para dar a conocer tu obra necesitas estar en contacto permanente con los lectores, supone una gran exposición, pero son los tiempos que nos ha tocado vivir. Sin embargo, creo que, durante la creación, debemos olvidar que el público existe. Un escritor debe escribir lo que lleva dentro, olvidarse de modas, de lo que va a gustar o no. Eso no significa estar de espaldas al mundo, a las personas, significa estar de espaldas al público como cliente. Escribimos para personas no para clientes.
En cuanto a la escritura: escuchamos hablar constantemente del bloqueo del escritor (y de cualquier profesional del ámbito creativo). ¿Has sufrido esos momentos de bloqueo o te has visto obligado, por otros motivos, a dejar por un tiempo la escritura?
He sufrido más la falta de tiempo que el bloqueo. Siempre tengo proyectos de escritura en mente, pero suelen necesitar tiempo para reposarlos e interiorizarlos. No concibo escribir una novela si antes no ha caminado al menos dos años conmigo. Con mi tercera novela llevo ya un par de años y todavía le falta mucho trabajo. Es un proceso largo pero quizás deberíamos valorar más la literatura como una actividad reposada en este mundo en el que todos son prisas. ¿Ni siquiera podemos salvaguardar la escritura y la lectura del estrés de nuestros tiempos?
¿Cómo de funcional te parece el mercado editorial en España?
Funcional lo es mucho. Si nos remitimos a la palabra, creo que ahora mismo funciona muy bien. La cuestión es para quién. Para los lectores no estoy seguro. Para los escritores es un infierno. Recuerdo que cuando era niño se hablaba mucho de las huelgas a la japonesa, que consistían en perjudicar a las empresas siendo superproductivos. Pues creo que es la situación es esa. Existe una intoxicación por exceso, que hace que al final ni los lectores ni los escritores ni las librerías den abasto. Para las multinacionales del libro es un gran negocio. Es como cuando en un país la macroeconomía va bien, pero la microeconomía es una mierda y la gente vive fatal. Aquí la macroeconomía son las grandes editoriales y la micro somos los escritores.
¿Cuántas posibilidades crees que tiene un buen escritor de sobresalir en el mundo literario? ¿Crees que son importantes factores ajenos a la calidad literaria, como la suerte o ser un personaje público?
La suerte es clave, sin duda, como en todo en esta vida, pero más aún son los contactos. El mundillo literario es absurdamente endogámico. ¿Puedes triunfar siendo un outsider? Es complicado, pero creo que es posible. Sinceramente, es mi objetivo. Dame unos años para contarte cómo me ha ido.
Vivir de los royalties de la escritura… ¿Es posible con una novela escrita en castellano?
Es posible para muy poca gente. Solo de los royalties es muy difícil. Hay que tener en cuenta que por cada libro vendido un autor se lleva 1,80 o 2 euros. Si coges Infelices, que es una novela que ha funcionado muy bien, verás que en sus tres primeros años vendió 10.000 ejemplares. Eso significa 20.000 euros en 3 años. Es decir, que para tener un sueldo digno tendrías que vender como cuatro veces Infelices. Pero, claro, no solo tienes que venderlo con una novela, sino con todas las que escribas desde entonces… Es muy complicado.
Otra forma de ganar dinero directo de la escritura es a través de los premios… ¿Qué crees que debe poseer un autor o autora para que se considere su nominación a unos premios estatales?
Depende del premio: en algunos, mucho talento; en la mayoría, buenos amigos.
Tanto Infelices como Agnes son novelas que uno puede imaginar de una manera muy visual, cinematográfica… ¿Te gustaría ver tus historias en el cine o la televisión? ¿Qué actrices y actores las protagonizarían?
Hubo una posibilidad de hacer Infelices como serie, se vendieron los derechos a una productora excelente, pero al final no salió. Me hacía ilusión ver una novela con tanta carga personal en la pantalla. Pero también me daba miedo, sabía que tendría que convencerme de que no era mi novela, sino una adaptación de mi novela. ¿Actores o actrices? Ni idea, solo sé que quien hiciera de Hans, mi alter ego, en Infelices, debería ser alguien bastante feo.
¿Tardará en salir a la luz un nuevo libro? ¿Una novela, quizás?
El próximo será de no ficción. Y si todo sale bien, no tardará mucho, no.
Cada año escoges, de entre cientos de propuestas, los proyectos de diez escritores y escritoras. ¿Cómo es este proceso? ¿Tienes claro al leer estas propuestas cuáles quieres que entren a formar parte de la residencia?
Es un proceso muy duro. Siempre piensas que puedes dejar fuera a alguien que merece estar. Y sobre todo piensas que esa decisión puede desanimar a algún escritor en ciernes, esa idea es la que más me duele. Pero en cualquier selección como esta entra la subjetividad, siempre valoro la calidad del proyecto presentado, la originalidad y también cuánto crees que puede crecer en la Residencia. Pero estoy convencido de que he dejado fuera a gente muy buena porque todos los años merecen entrar 15 o 18 proyectos.
El proyecto REGA se desarrolla en verano, a lo largo de dos semanas. ¿Qué es lo más gratificante del proceso?
Lo más gratificante para mí es poder estar en contacto con el talento joven de Galicia. Uno va cumpliendo años y corre el riesgo de acartonarse, estoy convencido de que salgo siendo mejor escritor cada año. Y también ver cómo poco a poco empiezan a llegar los resultados. Siempre he pensado en este proyecto a largo plazo. Creo que en 5-10 años Galicia tendrá una generación de novelistas joven de primer nivel en España y la inmensa mayoría habrán pasado por la Residencia. Y creo que es necesario. Galicia es una potencia en la poesía, pero lleva un par de décadas siendo yerma en narrativa.
¿Y lo más difícil de gestionar?
¿Lo más difícil? Entre escritores lo más difícil siempre es gestionar los egos. Empezando por el mío, claro.
¿Crees que proyectos como este reciben todo el apoyo necesario?
Creo que sobre todo necesita repercusión mediática. Es importante que todo el mundo que quiera apuntarse sepa que existe, porque está abierto a todos los gallegos y residentes en Galicia. Y también que las editoriales sean conscientes de que ahí tienen uno de los mayores caladeros de talento de nuestro país. Poco a poco lo estamos consiguiendo.
Además de este proyecto, sigues dirigiendo y presentando Grandes Infelices. El primer episodio del podcast salió en marzo del año pasado, pero ya tiene un público enorme en España y Latinoamérica, es uno de los más escuchados en la categoría Libros de Spotify y está siempre entre los mejor valorados. ¿Cuáles son las claves para que funcione tan bien?
Nunca sabes por qué funciona o deja de funcionar un proyecto. Este es un podcast que hago yo en mi casa, me sorprende tanto cuando me escriben de México, Argentina, Colombia, Guatemala… Creo que la clave es usar las técnicas narrativas de una novela para un programa de divulgación, pero es solo una intuición.
¿Y las próximas temporadas?… ¿Habrá sorpresas?
Sobre el futuro, de momento, intentamos mejorar temporada a temporada siguiendo la línea actual, que ha demostrado funcionar. Somos conscientes de que todos los formatos acaban por cansar y el podcast no será eterno. Pero cuando acabe, que lo hará y seguramente no dentro de mucho, haremos otra cosa. Para mí lo importante es que la cabeza no descanse y embarcarme siempre en cosas nuevas.
No cabe duda de que seguirás sorprendiéndonos con tus futuras novelas y proyectos. Por ahora, permanecemos a la espera de ese libro de no ficción… Gracias, Javi, por tu tiempo.