El Panteón de Galegos e Galegas Ilustres se ha convertido en todo un símbolo de la identidad para Galicia. Un emblema de su historia y de su cultura, pero también de su política, ya que tanto Fernández Albor (Santiago, 1917-2018) como Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968) juraron en él como presidentes de la Xunta. Enmarcado en el corazón de Santiago de Compostela, en el interior de la iglesia-convento de San Domingos de Bonaval, este lugar sagrado conforma un espacio físico destinado a honrar y perpetuar la memoria colectiva de personajes ilustres que han contribuido de manera significativa a la defensa, construcción y difusión de esa singularidad e identidad como pueblo gallego. En este panteón compostelano descansan así pues los restos de figuras claves en la historia de Galicia y el galleguismo, tales como Castelao, Alfredo Brañas, Ramón Cabanillas o Rosalía de Castro, la voz eterna, pionera y universal del feminismo y las letras gallegas.
Cabe recordar que el Panteón de Galegos Ilustres se encuentra enmarcado en una capilla lateral de la iglesia de Bonaval, construida en el siglo XIII y reedificada por Domingo Andrade entre el XVII y XVIII, conservando en su cabecera el único ejemplo de gótico mendicante de toda la ciudad. En dicho ábside se guardan también cuatro sepulcros góticos pertenecientes a la familia de los Condes de Altamira. Por su parte, en las otras naves se localizan varias capillas con diferentes advocaciones, destacando la del Rosario, por ser la única que conserva el culto; la de Santo Cristo, por ser la más antigua de la iglesia, así como la Visitación, donde se localiza el ya citado panteón.
Además, al margen del mausoleo, una de las imágenes más icónicas de este histórico edificio tiene mucho que ver con una joya arquitectónica que hunde sus raíces en los siglos XVII y XVIII: una triple escalera helicoidal, compuesta de tres espirales independientes que crean un espectacular efecto visual desde su planta. Por último, el conjunto del antiguo convento de San Domingos de Bonaval se completa con las dependencias del Museo do Pobo Galego, en el cual es posible disfrutar a día de hoy de algunas de las manifestaciones más representativas del arte y la cultura gallega.
El lugar donde descansan las grandes voces de Galicia
Ya en el año 1865, Manuel Murguía lanzaba al pueblo gallego la petición de iniciar un panteón con los restos de Pastor Díaz en la iglesia da Compañía, propiedad de la Universidad de Santiago. Sin embargo, no sería hasta un par de décadas más tarde cuando aquel deseo se haría realidad con los restos de su propia cónyuge, pues la primera figura en inaugurar el Panteón de Galegos Ilustres y ser trasladada al lugar sería la escritora y poetisa más universal de Galicia: Rosalía de Castro.
El cuerpo de la gallega ilustre fue transportado un 25 de mayo de 1891 desde el cementerio de Adina (Iria Flavia, Padrón), tan solo seis años más tarde de su fallecimiento. Lo cierto es que por aquel entonces el traslado de los restos de la poetisa no tenía como fin crear el Panteón de Galegos Ilustres tal y como lo conocemos hoy en día, sino más bien de levantar un monumento en honor a Rosalía.
La idea de convertir el interior de la iglesia de San Domingos de Bonaval en un mausoleo de personalidades ilustres se fue fraguando poco a poco entre la prensa local, la cual se hacía eco del tema y ponía sobre la mesa casos tan destacados como el de la abadía de Westminster. Ya en el año 1900, el traslado a Bonaval de los restos de Alfredo Brañas reavivaron la concepción de este rincón para la memoria, sobre todo entre los emigrantes gallegos en América. Tendría que pasar algo más de medio siglo hasta que el Panteón de Galegos Ilustres recibiese a una nueva figura, en este caso al escultor Francisco Asorey, quien fue inhumado directamente en el panteón.
El 12 agosto de 1967 serían trasladados desde el cementerio de Cambados los restos de Ramón Cabanillas. En junio de 1984 llegarían al mausoleo desde Buenos Aires los restos del político, escritor y dibujante Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, cuyo sepulcro se ubica en la capilla anexa a la principal más antigua de la iglesia. Hasta la fecha, el último en ser enterrado sería el cartógrafo e intelectual Domingo Fontán, trasladado desde el Cementerio General de Santiago. Además, el presidente Manuel Fraga también trató de llevar al panteón los restos de Valle-Inclán y Manuel Murguía, aunque finalmente no pudo conseguirlo.
La condición política del panteón compostelano
En enero de 1982, el Panteón de Galegos Ilustres se convirtió el escenario de la toma de posesión del primer presidente del Gobierno Autónomo de Galicia. El acto institucional dio comienzo en las dependencias de Santo Domingo de Bonaval y Fernández Albor juró su cargo ante el mencionado mausoleo con la siguiente fórmula: "Xuro pola miña concienca e honor cumplir con fidelidade as obrigas do cargo de presidente da Xunta de Galicia, con lealtado ao Rey, respeto aos dereitos da persoa e firme observancia da Constición e do Estatuto de Autonomía de Galicia". Una corona de claveles azules y blancos reproducían la bandera de Galicia mientras la Banda Municipal de Música de Santiago interpretaba el himno de Negra Sombra, y más tarde, también los de la región gallega y España.
Más de cuatro décadas han tenido que pasar para que una jura de la presidencia a la Xunta se volviese a celebrar en el entorno de Bonaval. Hace apenas unas semanas, Alfonso Rueda tomaba posesión como sexto presidente de Galicia haciendo uso de la zona del parque y la propia iglesia donde se emplaza el archiconocido Panteón dos Galegos Ilustres. En el acto se llevó a cabo una ofrenda floral ante la tumba de Castelao y Rueda estuvo acompañado en todo momento de figuras tan relevantes de la política gallega y expresidentes como el popular Alberto Núñez Feijóo, o los socialistas Emilio Pérez Touriño o Fernando González Laxe.