La Costa da Morte despliega su belleza más salvaje por todo el segmento noroeste del litoral gallego, en el extremo más mágico e indómito de la provincia de A Coruña. Lo cierto es que este geodestino gallego encierra en sus cientos de kilómetros una mezcla única de magia y misterio, en un lugar donde el océano Atlántico se manifiesta con toda su fuerza y crudeza. Aquí, el mar no es simplemente un idílico paisaje u horizonte, sino que se alza como un protagonista omnipresente que ha sido tanto fuente de vida como de tragedia.

De hecho, su nombre, lejos de ser casualidad, evoca la historia de sus aguas y vientos más implacables, los cuales durante siglos han sido testigos ―y también culpables― de un sinnúmero de naufragios que han dejado una profunda huella en la memoria de sus habitantes. Tantas han sido las tragedias que, hoy por hoy, este litoral de leyenda se ha convertido en uno de los puntos de Europa con más hundimientos de la historia. 

El recuerdo de dichos naufragios y las vidas que se cobraron se mantiene vivo en todo el litoral de la Costa da Morte, donde un buen número de monumentos y esculturas están dedicados a aquellos marineros que nunca lograron regresar a tierra firme. Sin ir más lejos, en la localidad de Laxe nos encontramos un precioso memorial en bronce.

Firmado por la artista Iria Rodríguez, homenajea a todos los hombres del mar y a esas familias que esperaron impacientes su llegada a puerto. Bautizada como A Espera, la obra laxense muestra la silueta de una madre con un niño en brazos oteando el horizonte, representando en su conjunto "la valentía con la que esas mujeres sacaron adelante a las familias tras haber perdido a sus hombres en el mar".  

Un recuerdo eterno frente al mar

Escultura a los marineros que no regresaron en Laxe. Turismo Laxe Laxe

Enmarcada en los límites de Punta da Ínsua, la escultura-homenaje de A Espera se ha convertido en uno de los grandes símbolos del municipio coruñés de Laxe. Desde lo más alto de este pequeño acantilado agreste y rocoso, la figura de esta mujer de bronce con su niño en brazos clava sus ojos melancólicos en el horizonte más lejano del Atlántico.

A su alrededor, la panorámica que se abre paso resulta también espectacular, extendiéndose por todo el mar abierto hasta los arenales más salvajes de la localidad y la propia bocana de la ría de Corme-Laxe. También al fondo de esta mágica escena se puede ver dibujado el entorno del Penal de Veo y la duna de Monte Branco, una de las dunas rampantes más altas de Europa.

Cabe recordar que este memorial realizado por la artista coruñesa Iria Rodríguez se localiza a escasos pasos del Faro de Laxe, construido en 1920 a viva imagen y semejanza del vigía de Roncudo. Su gemelo se encuentra situado al otro lado de la ría de Corme-Laxe y también presenta una sencilla estructura cilíndrica recubierta de azulejos blancos.

En cualquier caso, y regresando al centinela de Punta da Insúa, lo cierto es que a los pies de este faro laxense han sido varios los barcos que encontraron su trágico final, entre ellos el Playa de Arnela. El citado buque naufragó a apenas un par de millas de su puerto de destino, tras chocar con los bajos de esta punta y cobrarse la vida de casi todos sus marineros, llegando a salvarse únicamente dos de sus tripulantes. 

El arenal más fotogénico de Laxe

Playa de los cristales de Laxe. Shutterstock Laxe

Muy próximo al memorial de bronce y el Faro de Laxe también se encuentra un punto de visita obligada dentro del municipio coruñés. Uno de los arenales más famosos de Laxe es un auténtico paraíso de cristal: un lugar donde la naturaleza ha logrado convertir la basura en monumento.

En su origen, este curioso arenal cubierto por fragmentos de vidrio era utilizado como un vertedero de residuos. Sin embargo, el tiempo y la mano de la naturaleza han logrado transformar el entorno hasta convertirlo en una de las calas más espectaculares de Galicia.

La conocida como playa de los crisales de Laxe se sitúa en la ensenada de Baleeira, rodeada de pequeños precipicios y unos preciosos paisajes agrestes típicos de este rincón de la Costa da Morte. Ahora bien, a pesar de su encanto y belleza, cabe recordar que el baño no está permitido en esta playa pues las corrientes marinas que se forman en la zona son muy peligrosas