La película O Apóstolo fue el primer film de animación stop-motion en tres dimensiones realizado en Europa y marcó un antes y un después no solo en la producción audiovisual sino en la vida de personas como Sonia Iglesias. La coruñesa fue la una de las responsables de darles vida a los protagonistas de la historia y desde entonces ha estado siempre trabajando como modelmaker.
Esta película gallega fue el primer largometraje de stop-motion en el que trabajó y aunque ya había desempeñado funciones de modelmaker previamente en otros proyectos de restauración y escultura, no conocía el término que da nombre a su profesión y vocación. Pero, ¿qué es realmente esta técnica?
El papel de Sonia Iglesias en el stop-motion
"Es una técnica de animación en la que se usan objetos o muñecos reales que aparentemente cobran vida. Esto sucede moviendo el muñeco u objeto y sacándole una foto con cada movimiento. Para obtener un segundo de animación se suelen emplear unas 24 fotos y la sucesión de esas fotografías es la animación", explica Iglesias sobre el stop-motion. Esta técnica que se usó en animación por primera vez en Europa en 2009 con O Apóstolo ya había sido empleada en clásicos del cine como King Kong (1933), donde sirvió para darle vida al gorila.
¿Y qué es exactamente lo que hace esta coruñesa? Es complicado encontrar una traducción de modelmaker al castellano, ya que su labor no es exactamente la de una maquetista o figurinista. Iglesias representa en volumen una idea o un concepto, para lo que necesita conocimientos de distintas técnicas artesanales y experiencia con diversos materiales. Su especialidad, dentro de este ámbito, es la creación de esqueletos o armaduras internas.
La gallega no es, sin embargo, la única responsable en este cometido. El departamento de muñecos cuenta con diversos subdepartamentos entre los que se encuentran modelado, moldes, reproducciones y acabados, patronaje, pintura, esqueletos y diseñadores 3D, entre otros. La labor de Iglesias, por tanto, implica trabajar con profesionales de diferentes ámbitos, desde pintores y escultores hasta ingenieros mecánicos.
El esfuerzo siempre merece la pena. "Creo que lo que más me gusta es ver el resultado final. Trabajamos mucha gente haciendo los muñecos, pero cuando ves un plano acabado, es el resultado de un buen trabajo en equipo junto con otros departamentos: decorados, fotografía, iluminación, animación. Es una sensación muy satisfactoria, y lo celebramos en equipo", explica la coruñesa.
Creatividad y detalles cuidados
"Lo fundamental es hacer un buen estudio previo y recopilar la máxima información posible que podamos tener de los personajes, storyboard, animática, diseño en 2D de los muñecos… En función de esta información se deciden los materiales finales y las escalas, se diseñan los esqueletos etc", explica la modelmaker. Precisamente, estas estructuras juegan un papel fundamental en las películas ya que la labor del animador será más sencilla cuanta más movilidad tengan.
El proceso de elaboración varía mucho de un muñeco a otro, aunque puede durar meses. Modelado, despiece de moldes, reproducciones, esqueleto, ropa, pintura final y acabados forman parte de los pasos para crear estas figuras animadas en las que cada detalle cuenta. "Para diseñar el esqueleto es necesario un estudio previo de la anatomía del personaje y la acción de este personaje en la película, para poder así adaptar las distintas piezas a sus necesidades, es decir, un muñeco que está remando tiene que tener una buena estructura en brazos y hombros, mientras a uno que permanece sentado en todas las escenas quizás no haya ni que construirle unas piernas", explica Iglesias.
La elaboración una vez está definido el diseño del personaje es más artesana que artística. La coruñesa explica que se prioriza la ejecución para conseguir la mayor fidelidad posible al diseño: cuánto más se parezca la reproducción final a la maqueta o al prototipo, mejor está hecho el trabajo. Precisamente, las grandes producciones tienen un equipo de dirección de arte que se preocupa en dar un diseño final completo con mucha información para facilitar la labor del departamento de muñecos.
No todos los esqueletos duran lo mismo, ya que unos viven más que otros dependiendo del material empleado, que se decide en función del presupuesto disponible o la anatomía del personaje. Así, los muñecos elaborados con alambre maleable de aluminio conllevan un mayor trabajo de mantenimiento, ya que se rompen con facilidad y las piezas deben ser repuestas. Las estructuras profesionales con piezas de acero articuladas, por contra, son más duraderas y pueden llegar a aguantar todo el rodaje de una película.
La amplia trayectoria de Iglesias
"La mayor dificultad a la que me enfrento no es en mi trabajo en sí. El hecho de que no haya una gran oferta laboral de animación stopmotion en España hace que tenga que desplazarme y viajar a otro país por los proyectos. Las mudanzas son muy estresantes y normalmente el periodo de incorporación es muy corto", lamenta la coruñesa.
O Apóstolo fue lanzada en 80 salas de cine de toda España en 2012 y supuso un importante paso en la carrera de Iglesias. "Hice un poco de todo: moldes, reproducciones en distintos materiales, mantenimiento de los muñecos durante rodaje… Pero lo que más me gustó fue aprender a hacer mecanismos animables de calaveras para las expresiones faciales de los personajes, que se movían manualmente. Se me abrieron las puertas a una nueva profesión que mezclaba la joyería con la escultura, para mí era como hacer joyas anatómicas", explica la modelmaker.
El rodaje fue duro, con jornadas de diez horas seis días a la semana. Iglesias asegura que mereció la pena porque los trabajadores formaron una familia de "gente increíble" con la que coincidiría a lo largo de los años en otros proyectos. Así, la coruñesa viajaría a Londres para formar parte del equipo de Frankenweenie, película que Tim Burton estrenó en 2012, y posteriormente entró en Estudios Aardman en Bristol y participó en Piratas (Peter Lord, 2012).
El perfeccionamiento de sus habilidades le permitió trabajar en diferentes producciones tanto de ámbito nacional como Clay Kids, Es el Mar y Bita y Cora como internacional: Ma vie de Courgette (Claude Barras, 2016), O bosque de Haquivaqui (Pedri Animation, 2015), Norman Pickelstripes (Estudios Factory, 2019), Scream Street (Estudios Factory, 2020) o Isle of Dogs (Wes Anderson, 2018), entre otros. Precisamente, la coruñesa terminó el pasado mes de mayo su último proyecto como jefa de Departamento de Puppets para Os demónios do meu avó, dirigida por Nuno Beato y coproducida por Sardinha em lata y Caretos film.
Iglesias comenzó a trabajar en esta película en el Studio Parrocha de Arteixo tras regresar desde Manchester unas semanas antes de que se declarase el Estado de Alarma por el coronavirus. La pandemia la obligó no solo a permanecer en casa, sino a tener que hacerse con las piezas necesarias para sus muñecos a través de la venta online y a adquirir guantes desechables y máscaras con filtro de carbono "a precio de oro" debido al aumento de la demanda.
Sonia Iglesias sigue disfrutando de su profesión, pero con una trayectoria tan larga, ¿cuál es su puppet favorito? "¡Qué difícil! He hecho muchísimos muñecos y he disfrutado mucho en el proceso, cada uno con sus peculiaridades" comenta la coruñesa. La mascota del corto nominado al Goya Metamorphosis, sin embargo, está entre sus predilectas. Los directores, Carla y Juanfran, le dieron "barra libre" a la hora de hacer la estructura y diseñó un pequeño mecanismo de respiración que colocó en su pecho. "Cuando vi el plano animado por César Díaz Meléndez me enamoré del resultado", indica Iglesias, la coruñesa que lleva años dándoles vida a los muñecos de las películas stop-motion.