Ver una película ya no es lo que era. Los modelos de consumo han dado un giro de 180 grados en las últimas décadas y el ritual que suponía ver una serie o filme hace 10 o 20 años ha desaparecido de un plumazo. Ya no es necesario que toda la familia se ponga de acuerdo para decidir si el sábado de películas correrá a cargo de un romance, una comedia o un thriller porque hay que ir al videoclub a alquilar el DVD antes de que otro se lo lleve. Ahora es todo más sencillo, aunque quizás no tenga tanta magia: enciendes el ordenador o la televisión, inicias sesión en la plataforma de streaming de turno y listo, ya tienes acceso a un catálogo infinito de títulos.
Los tiempos cambian y con ellos también las ciudades. El urbanismo no es más que el reflejo de la sociedad. Por ello, si hoy en día se lanzan a las calles de A Coruña a buscar un videoclub, el resultado será claro: un auténtico fracaso. Aínda DVD era el único que quedaba en pie en la ciudad, pero, tras varios años marcados por la baja clientela y por el beneficio cero, su propietario ha dicho "basta".
Jamie Fowlie está convencido de que la decadencia de los videoclubes no es cosa de A Coruña. "En un año cerrarán todos", vaticina. La única oportunidad que tienen estas pequeñas cápsulas del tiempo de sobrevivir es, para él, apostar por programaciones y eventos especiales como talleres de cine, charlas, seminarios o servicios especializados como las transferencias de cintas de vídeo a DVD.
Este canadiense afincado en A Coruña tiene claro cuáles son los requisitos básicos que debe tener un videoclub: un buen catálogo y sitio físico para guardarlo. Pueden parecer dos condiciones sencillas, pero para cumplirlas "hace falta un local muy grande" y, con él, un alquiler igual de caro. "Mires como lo mires no es rentable", asegura el dueño de Aínda DVD.
Aínda DVD, un videoclub inaugurado en plena crisis
Jamie Fowlie es un romántico. En 1996 llegó a A Coruña gracias a un puesto de trabajo de profesor en la Facultad de Filología. Años después, al no ser personal fijo, tuvo que dejar su ocupación como maestro, aunque siguió trabajando en la ciudad.
Monte Alto ha sido su hogar durante las últimas décadas y una de las cosas que siempre le ha fascinado de él es la cantidad de videoclubes que llegó a albergar. La Torre, El Faro o Josman son los que más frecuentaba como cinéfilo. "Cada una o dos noches cogía alguna película para verla en casa", recuerda con cariño.
El corazón de este canadiense se quebró un poco cuando el mítico Josman, un clásico del barrio, cerró sus puertas en 2014. Ni corto ni perezoso y aun sabiendo que la rentabilidad no estaba garantizada, Jamie decidió tomar el testigo y hacerse con buena parte de su catálogo.
Una década después de embarcarse en la aventura, el canadiense no se arrepiente de nada, pero es consiente de lo arriesgado que fue su movimiento. "Ya en aquel entonces los videoclubes empezaban a estar de capa caída", reconoce.
Con todo, el propietario de Aínda DVD fue capaz de darle una segunda vida a las películas y cintas heredadas. Buscó un local pequeño, de apenas 60 metros cuadrados. En el camino, la poética tomó el protagonismo y finalmente terminó por asentarse en el antiguo bajo del videoclub El Faro.
"Preferíamos tener poca gente, pero que el negocio fuese más rentable", detalla. Y tan mal no les fue, a lo largo de la última década el negocio llegó a contar con más de 14.000 títulos y cerca de 500 clientes.
Diez largos y felices años después, se despide de forma definitiva y deja una A Coruña un poco más huérfana. Los clientes habituales no pueden alquilar cintas desde el pasado sábado, aunque Jamie todavía continúa deshaciéndose de su amplia colección a través de su página web y de directorios como Wallapop.