Publicada
Actualizada

Este no era el documental que se merecía Diego, pero relata a la perfección aquello a lo que el ser humano es capaz de llegar por envidia hacia alguien que triunfa. El documental que este coruñés se merecía era el de su vida, de como un joven amante del surf y de la vida se recorrió decenas de miles de kilómetros en busca del paraíso y lo encontró. Fue en la isla de Siargao, Filipinas.

Diego Bello fue abatido a tiros por la Policía Nacional de Filipinas el 8 de enero de 2020, tres años después de llegar a esta pequeña isla situada a 800 kilómetros al sureste de Manila. Ni los amigos ni la familia encontraban sentido a este crimen, y menos cuando les comunicaron que se trataba de una operación antidroga. Pronto se supo que todo resultó ser un montaje, aunque aquellos que lo conocían nunca lo pusieron en duda. 

RTVE Play así lo relata en el documental Un asesinato en el paraíso, que se estrenó el pasado miércoles en la plataforma. Sus directores, Jorge Valcárcel y Eduardo Mendoza, buscan dar respuesta a su muerte a través de testimonios de familiares, amigos, testigos presenciales y declaraciones de personalidades españolas y filipinas, que ayudan a contextualizar lo que realmente ocurrió.

Un total de 135 minutos tratan de resolver todas las incógnitas que rodean el caso de Diego Bello. Una persona soñadora, risueña y querida por todo el mundo, a la que sus padres, Pilar y Alberto, su hermano, Bruno, su tío, Francisco, y sus amigos, todavía lloran y reclaman justicia. Sus relatos sirvieron para recordar a Diego y el verdadero motivo de su muerte.

'Justicia para Diego. Asesinato en el paraíso'

En 2017, su pasión por el surf lo llevó Siargao. En muy poco tiempo se juntó con varios negocios a la vez. Primero abrió un hostal, después llegó Mamon, la marca de ropa de surf, y por último: La Santa, la joya de la corona. Su éxito provocó la envidia de los locales, que no soportaban la idea de que les fuera bien. Les llegaban reseñas a la dirección del local en la que los vecinos se quejaban del ruido. 

Sin saber muy bien porqué razón, una noche como otra cualquiera para Diego en Siargao, cuando volvió a casa de La Santa, tres policías lo esperaban en su casa y lo abatieron a tiros. Su novia escuchó los disparos y llamó al resto de amigos. Cuando llegaron, se escucharon con un escenario del crimen, que había sido "manipulado", según narra uno de ellos.

Los policías dijeron que fue en defensa propia y que se trataba de una operación antidroga. De hecho, luego se demostró que la riñonera que decían los agente que Diego llevaba puesta no era suya y que mucho menos portaba un arma, tal y como habían declarado las autoridades filipinas. 

Cartel del documental sobre Diego Bello Cedida

Sus amigos y familiares rechazaron esta versión desde el principio. Diego jamás había tenido relación con el mundo de las drogas, algo que el informe toxicológico confirmó al demostrar que no había consumido sustancias en al menos seis meses. Además, su nombre no aparecía en las listas de consumidores ni traficantes manejadas por la policía filipina.

La insistencia de sus padres, convencidos de la inocencia de su hijo, logró reabrir la investigación y desmontar la versión oficial. No hubo fuego cruzado, como afirmaron los agentes implicados. Diego fue encontrado en un descampado con una pistola que no era suya. Las imágenes y los testimonios demostraron que esa noche no llevaba ni armas ni una riñonera con droga. Además, los disparos que recibió dejaban claro que la intención no era detenerlo, sino ejecutarlo. 

El juicio continúa

Los tres policías acusados de matar a Diego Bello se encuentran detenidos y en prisión desde hace meses. Sin embargo, el ritmo del juicio es lento y no parece que vaya a finalizar pronto, algo que "preveíamos", afirma Francisco Lafuente, que lo achaca a que "el sistema judicial filipino trabaja con un sistema un poco distinto".

Se llevan a cabo audiencias cada 15 días, durante las que los policías han solicitado la libertad condicional mientras no exista una sentencia firme. Desde la familia confían en que "no se les va a dar la libertad condicional, puesto que estuvieron huidos de la justicia prácticamente un año. Hay peligro de fuga, evidentemente".