El Premio Nobel de Física Klaus von Klitzing ha alertado en Santiago sobre los efectos del cambio climático y se ha mostrado especialmente preocupado por la subida del nivel del mar, que considera el "mayor riesgo" a futuro. "No podemos esperar hasta final de siglo. Los próximos 10 años serán clave", ha asegurado.

El Nobel ha comparecido este miércoles ante los medios de comunicación acompañado por el investigador gallego Jorge Mira y por el presidente de la División de Física de Materia Condensada de la Sociedad Europea de Física, José María de Teresa.

Juntos han presentado una nueva edición del Programa ConCiencia, que tendrá su acto central este jueves en el Pazo de Fonseca con una conferencia a las 19:30 horas del Nobel alemán, donde profundizará en la 'revolución cuántica en la metrología', campo predominante de su investigación.

Von Klitzing se ha confesado "pesimista" respecto al cambio climático y ha recordado que las mediciones tomadas, por ejemplo, en los años 70, "mucho más imprecisas que las actuales", no fallaron al predecir lo que ocurriría 50 años.

Así, ha puesto el foco en la "inestabilidad" que provocaría tener que reubicar a la población que vive en la costa por la subida del nivel del mar. "Ciudades como Nueva York están en serio peligro", ha destacado, señalando que, si se derriten los polos -algo "probable" teniendo en cuenta que se espera que la temperatura suba más de dos grados a final de siglo-, el nivel del mar podría subir 60 metros.

"Cuello de botella" en las energías renovables 

"No podemos esperar hasta final de siglo", ha afirmado. Además, ha calificado de "insuficiente" el Pacto Verde Europeo.

En este contexto, ha reivindicado el papel de las energías renovables, especialmente de la solar y eólica. Aquí ve un "cuello de botella" que hay que desatascar en dos aspectos: la distribución y el almacenamiento (para lo que propone el hidrógeno), puesto que considera que la producción ya no es un problema.

Preguntado por el papel de la energía de fusión, impulsada recientemente por gobiernos como el alemán, no cree que sea la solución, ya que se trata de una fuente energética "más a largo plazo". "Y los próximos 10 años van a ser claves", ha augurado.

Efecto hall cuántico

El profesor Klaus von Klitzing ganó el Premio Nobel en 1985, solo cinco años después de descubrir el efecto Hall cuántico en 1980. "Normalmente, todos los Nobel tardan unos 20 o 30 años en recibir el premio tras su descubrimiento", ha contextualizado Mira, que ha destacado además que este hallazgo desató toda una "fiebre de actividad" que permitió que en 1982 se descubriese otro de estos efectos, que también fue premiado con el Nobel en 1998.

En sus investigaciones, Klaus von Klitzing exploró sistemas de transporte eléctrico que se comportan como si existieran sólo dos dimensiones (movimiento en el plano) a diferencia del mundo tridimensional.

Esto supuso todo un "salto conceptual" y, a nivel práctico, "revolucionó" la capacidad de precisión de la metrología (la ciencia de la medida y sus aplicaciones), en este caso en el campo de los fenómenos eléctricos y en la física atómica y de partículas.

De hecho, es una de las pocas personas vivas, han bromeado, con una constante universal, la constante de von Klitzing, RK=h/e2, que se usa como método de calibración de la resistencia eléctrica en dispositivos eléctricos.

Por su parte, José María de Teresa ha explicado que el descubrimiento del profesor alemán abrió todo un campo de investigación en las tecnologías cuánticas con "efectos muy variados" que estudian, a día de hoy, "institutos enteros".

Von Klitzing ha reconocido que su trabajo no es "fácil" de trasladar a la sociedad, por lo que ha pasado buena parte de la rueda de prensa poniendo ejemplos prácticos a los periodistas. Viendo que muchos utilizaban papel y bolígrafo, ha comentado que la línea de grafeno que deja un lápiz sobre el papel ya es un sistema bidimensional.

Sobre esto, ha recordado que la ONU ha declarado el año 2025 como año de la física cuántica, un término que "muchas veces a la gente le da miedo". "Pero no debería, ya que las tecnologías cuánticas están en la base de muchos fenómenos del día a día, como la luz de las bombillas o las energías renovables". "Estamos embebidos de física cuántica", ha afirmado.

"Un descubrimiento por accidente"

El investigador alemán ha rememorado cómo descubrió el efecto hall cuántico. "No estaba fijo, era algo así como un científico flotante, me pagaban un sueldo pero investigaba donde quería. Y estaba investigando cómo funcionaban los transistores, los elementos básicos de los aparatos eléctricos, cuando me encontré con este descubrimiento totalmente inesperado (...). Y descubrí la resistencia eléctrica por accidente", ha relatado.

El Nobel ha reconocido que el descubrimiento supuso "un punto de partida" para unificar unidades de medida, un paso que se completó en 2018.

"Las unidades de base deben ser muy estables y en todo el mundo deben ser las mismas. Por tanto, inmediatamente después de mi descubrimiento había la idea de incluir mi descubrimiento como una base para medir porque en todo el mundo son las mimas independientemente del tiempo y la posición", ha comentado.

El primer paso se dio en 2005, pero no se concretó hasta 2018, cuando un centenar de países ratificó el cambio en Versalles, Francia, una medida que se implementó a partir del 20 de mayo de 2019. "Es un éxito de la ciencia que un centenar de países consigan ponerse de acuerdo para hacer los cambios, que no se notan en la vida diaria, pero son valores más estables", ha apuntado el alemán. "Supone llevar la ciencia al Boletín Oficial del Estado (BOE)", ha bromeado Mira al respecto.

Inteligencia artificial

El Premio Nobel de Física también ha valorado la utilización de la Inteligencia Artificial, un avance que le parece "muy útil" y con aplicaciones "muy positivas" para la medicina y otros campos, pero sobre el que también ha avisado de sus peligros.

"Nos fiamos mucho de las imágenes y ahora se pueden manipular, como la voz, lo que supone un gran poder. Debería ser más transparente. Y necesitamos leyes que regulen esto. La gente debe ser consciente del riesgo", ha apuntado.

Además, ha señalado que consume mucha energía, más que la computación normal. "Y no sabemos cómo va a ser eso porque va a haber que generar toda esa energía", ha reflexionado.