“La puesta de sol es tan maravillosa que incluso el sol mismo la observa todos los días en los reflejos de los océanos infinitos”, escribió el poeta turco Mehmet Murat Ildan. Entre sus citas más célebres sobre el ocaso, quizá sea esta la que mejor describa los atardeceres de la Costa Ártabra. Dicen que es el mejor momento del día para reflexionar y eso lo convierte un plan infalible para estos tiempos de incertidumbre. Desde Ares hasta Ortigueira, cualquier lugar es bueno para ver desaparecer los últimos rayos de luz sobre el Atlántico. Pero, si no sabes cuál elegir, te proponemos cinco enclaves donde el crepúsculo se transforma en un fenómeno mágico.
Vixía de Herbeira
Ver el atardecer desde el acantilado más alto de la Europa continental es un lujo al alcance de pocos. Por eso Vixía de Herbeira es una parada obligatoria para quienes persiguen las puestas de sol más especiales del mundo. La joya de esta corona es una garita que se alza a 613 metros sobre el nivel del mar. Desde allí se puede vislumbrar el litoral de Cedeira, una costa salvaje plagada de miradores. El único inconveniente es que, debido a la altura, las nieblas son habituales, por lo que se recomienda consultar las predicciones meteorológicas antes de ir.
El acantilado de Vixía de Herbeira pertenece al término municipal de Cedeira y se encuentra a medio camino entre su núcleo urbano y el Concello de Cariño. Se puede llegar desde ambas localidades a través de la carretera DP-2205. Cuenta con un aparcamiento amplio. Eso sí, cuidado al abrir la puerta del coche en los días de viento.
San Antón de Corveiro
En Cedeira se encuentra también la iglesia de San Antón de Corveiro. Es conocida por la romería que se celebra cada verano en honor a la patrona de la villa de marinera, pero también por la magia de sus atardeceres. La ermita se alza sobre un monte que lleva su mismo nombre y está ubicada hacia el mar. El momento álgido del crepúsculo se produce cuando el sol se pone tras el crucero que hay frente a la parroquia y su silueta se superpone al naranja de los rayos de luz.
Faro de Meirás
Lo que hace único al atardecer de Meirás no es su faro, ni su oleaje, ni su cercanía a la playa de A Frouxeira. La magia de este lugar radica bajo tierra, en las baterías militares que en su día sirvieron para defender la Costa Ártabra de posibles invasiones. De entre los túneles que forman esta construcción ya abandonada, hay uno que destaca por su ubicación. A través de él se puede ver el sol ponerse sobre el mar y sentir la luz al final del túnel. Una buena metáfora para este año 2020.
Cabo Prior
Para quienes no pueden salir de Ferrol debido al cierre perimetral, el Cabo Prior es una de las mejores opciones para admirar el ocaso. Esta península ubicada en la zona de las playas cuenta con unas vistas privilegiadas de algunos de los arenales más turísticos del municipio, como Esmelle, O Vilar, San Xurxo o Santa Comba. Se trata de un enclave estratégico del Golfo Ártabro y por eso tiene también un conjunto de baterías militares que fueron abandonadas a finales del siglo pasado.
Pero el mejor punto para disfrutar de la puesta de sol es un mirador al que se accede a través de un camino que baja desde el faro y termina sobre las rocas del acantilado. Para llegar hasta allí es necesario extremar la precaución y, aunque el sendero está en buen estado, es recomendable evitarlo en días de viento o lluvia.
Mirador de A Bailadora
Además de acantilados, la Costa Ártabra cuenta con tres rías. A Bailadora se encuentra entre dos de ellas: la de Ares, término municipal donde se sitúa este enclave, y la de Ferrol, que se beneficia de una de sus mejores panorámicas. A pocos metros de allí se alza el convento de Santa Catalina, que data de 1393 y sufrió varias remodelaciones hasta alcanzar su aspecto actual, de estilo barroco.
El mirador está ubicado en el punto más alto de Montefaro, a 266 metros. Desde allí es posible ver el atardecer sobre el mar, pero también se puede disfrutar de las vistas de las dos rías que lo rodean. En los días despejados se llega incluso a vislumbrar la Torre de Hércules. Una postal que se vuelve mágica cuando caen los últimos rayos de sol.