Maruxa (1898-1980) y Coralia (1914-1983) Fandiño Ricart, así se llamaban las dos hermanas santiaguesas referidas popularmente como "Las dos Marías" o "As dúas en punto". Desde 1994 constituyen la estatua más fotografiada de la capital gallega, pero ¿quiénes fueron estas emblemáticas mujeres? ¿A qué se debe su recuerdo en pleno centro compostelano? Repasamos la vida de estas rebeldes gallegas labradas en bronce por el escultor vasco César Lombera.
Vidas dolientes
Hijas de una costurera y un zapatero, Maruxa y Coralia fueron las hermanas cuarta y duodécima, respectivamente, de una prole de 13 hijos. Varios de ellos, en su mayoría varones, comenzaron a militar activamente desde su juventud en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), entidad anarcosindicalista fundada en Barcelona en 1910 y con delegación en Santiago desde 1925. Durante la dictadura de Primo de Rivera, pero sobre todo durante la Guerra Civil y el franquismo, los activistas se vieron fuertemente represaliados, viéndose obligados a esconderse, exiliarse o, en otros casos, siendo asesinados.
Ante la imposibilidad de ajusticiamiento de varios de los hermanos en paradero desconocido, la policía social del régimen se dedicó a acosar sistemáticamente a las mujeres de la familia Fandiño, quienes habían permanecido en la casa familiar de Santiago durante todo el proceso represivo. La costurería que regentaban había sido boicoteada, y no era raro que las Fandiño acudiesen a la beneficencia. El continuo hostigamiento político y personal hacia las hermanas, así como la vulneración de su privacidad por las fuerzas del orden, pudo provocar posibles secuelas traumáticas que derivaron en conductas atípicas por parte de las hermanas.
La rebeldía hecha leyenda
Tachadas frecuentemente de "rojas", "locas" o "putas", Maruxa, Corelia y Sarita (esta última falleció joven) salían a pasear a diario en torno a las 2 de la tarde por el centro de Santiago, motivo por el que también eran conocidas como "As dúas en punto". Era un paseo rutinario, pero cada día sorprendían con diferentes looks estrafalarios, muy excéntricos para la época. También fumaban, y se atrevían a piropear a algunos jóvenes universitarios, algo culturalmente impensable para la mayoría de mujeres de entonces.
El escritor Xosé Henrique Rivadulla Corcón (1962) elaboró el documental Coralia e Maruxa, as irmás Fandiño, en el que los participantes elegidos ofrecen sus puntos de vista sobre la relación entre la ciudad de Santiago y ellas. El autor, analizó de la siguiente forma el papel de las dos hermanas durante la etapa más dura del régimen franquista: "Mucha gente que se sentía ahogada por el régimen y que no se rebelaba por temor a represalias, veían en Las Marías un grito de libertad".
El valor de su memoria
Después de toda una vida perseguidas y señaladas por las instituciones, el ayuntamiento compostelano continúa honrándolas a título póstumo desde 1994 con la voluntad de que la libertad no vuelva a ser cuestionada nunca más.
Un deseo final cumplido
Tras más de tres décadas enterradas en tumbas alejadas, el Ateneo de Santiago inició una colecta para recolocar sus restos en un mismo nicho donde ambas pudieran yacer juntas para la posteridad, tal y como querían. Desde 2014, Maruxa y Coralia descansan de sus controvertidos paseos bajo la misma lápida en el cementerio compostelano de Boisaca.