Frente a otros pueblos y ciudades que sólo cuentan con un gentilicio, Santiago de Compostela cuenta con dos oficiales: santiagués y compostelano. Por si dos no fuesen suficientes, es habitual que los habitantes de la capital de Galicia se refieran a sí mismos como "picheleiros". ¿De dónde proviene este gentilicio no oficial?
Aunque a día de hoy es más frecuente escuchar este apelativo por parte de los propios compostelanos, en su momento surgió, como la mayoría de motes, de terceros. En este caso, todo apunta a que empezaron a ser denominados "picheleiros" a partir del siglo XV, cuando la industria del estaño estaba en auge en la capital gallega.
De todos los objetos que fabricaban a partir del estaño, el más afamado era el pichel, descrito en el "Diccionario enciclopédico gallego-castellano" de Eladio Rodríguez como "un recipiente de estaño alto y redondo, más ancho e el suelo que de la boca y con tapa engoznada en el remate del asa".
Este recipiente solía tener una capacidad aproximada de "media azumbre", alrededor de un litro. Sin embargo, también existían otras variaciones de la palabra pichel para designar jarras de este tipo y de diferentes tamaños, como "pichela", "picheta" o "pichola".
El caso es que el término "picheleiro" se extendió a todos los artesanos que trabajaban el estaño y que, además de picheles, también fabricaban platos, cálices, linternas, fuentes, saleros, salseros, tazas, cruces y todo tipo de objetos creados a partir de dicho material.
Esta denominación que ha sobrevivido hasta nuestros días no es el único vestigio del pasado de Santiago como referente de la artesanía: todavía hay plazas y calles que hacen referencia a diferentes gremios, como la Rúa dos Concheiros, la Praza de Praterías o la Praza da Acibechería.