Castelo da Rocha Forte: el castillo "más grande y fuerte" del Reino de Galicia
El Castelo da Rocha Forte fue "la más grande y fuerte" fortificación de Galicia entre los siglos XII y XV, pero cayó en el olvido tras ser destruida por los Irmandiños en 1457.
31 octubre, 2020 17:13A escasos kilómetros del centro de Santiago es posible encontrar el esqueleto de un gran desconocido: el Castelo da Rocha Forte, una fortificación que llegó a ser "la más grande y fuerte" del Reino de Galicia pero que cayó en el olvido tras ser destruida en 1467, en el marco de la Gran Guerra Irmandiña.
Entre los siglos XIII y XV, tiempos en que los arzobispos de Santiago gobernaban con puño de hierro las Terras de Compostela, el Castelo da Rocha Forte fue un símbolo de su poder, además de la puerta de entrada desde la que se controlaba todo el comercio que llegaba a la ciudad desde el sur.
Mientras que muchas fortalezas cercanas a ciudades fueron eliminadas para permitir el desarrollo urbano o rehabilitadas, ese no fue el caso de este castillo, que simplemente cayó en el olvido hasta que hace veinte años comenzaron los sondeos arqueológicos que aún a día de hoy siguen dando sus frutos.
Historia
No se sabe a ciencia cierta cuándo se construyó el Castelo da Rocha Forte, aunque se calcula que se levantó alrededor del año 1240. La obra se le atribuye a Xoán Arias, el arzobispo de Santiago por aquel entonces, quien no contaba con un cronista particular que diese cuenta de estos hechos.
Así, la primera referencia documental al castillo data del año 1253, en una sentencia de Alfonso X relativa a una disputa entre el Concello de Santiago y el arzobispado.
Posteriormente, en 1266, el castillo figura en el testamento de Xoán Arias como un bien incorporado al arzobispado. El propio Arias fallecería en el mismo castillo en ese año, dando lugar a años de inestabilidad en los que las tierras pasaron a pertenecer al Reino de Castilla para, posteriormente, volver a la Iglesia.
El mandato de la Iglesia sobre Compostela y sus tierras no era del agrado de los burgueses de la ciudad, quienes se mostraron todavía más contrariados en 1317, cuando se nombró arzobispo a Berenguel de Landoira, un dominico francés.
Meses después de su nombramiento, Berenguel de Landoira acudió a Santiago a tomar posesión de su cargo, pero le fue imposible acceder a la ciudad ante las continuas emboscadas por parte de sus detractores, por lo que se refugió en el castillo, que sufriría grandes daños por los ataques.
En 1320, ante el rechazo continuado a su nombramiento, Berenguel convocó en Rocha Forte a once notables compostelanos que instigaban las protestas para así negociar. En cuanto estos cruzaron sus puertas, estas se cerraron detrás de ellos y fueron asesinados en el acto. Días después, Berenguel entró triunfal en Santiago, ya como arzobispo.
Durante su mandato, en el que se construyó la famosa torre de la Berenguela de la Catedral de Santiago, también se edificaron muchas de las torres del Castelo da Rocha Forte, dándole un carácter más imponente y convirtiéndolo en un símbolo de su poder.
Un siglo más tarde, el castillo también sería el epicentro del enfrentamiento entre los notables compostelanos y el arzobispo, en este caso Rodrigo de Luna, contra el que un grupo de nobles formaron la Irmandade de Compostela.
Así, en 1458 esta Irmandade sitió el castillo, aunque las defensas que había erigido en su momento Berenguel de Landoira hicieron imposible que este prosperase. El rey Enrique IV de Castilla requirió en numerosas ocasiones el levantamiento del sitio sobre el castillo, pero la Irmandade no cejó en su empeño hasta un año más tarde, ante la imposibilidad de tomar la fortaleza.
A pesar de aquella suerte de victoria, los años de vida del Castelo da Rocha Forte estaban llegando a su fin: tras haberse convertido en todo un símbolo del poder del arzobispado sobre las tierras de Compostela, fue uno de los primeros objetivos en las revueltas de los Irmandiños.
Así, en 1467, en el marco de la Gran Guerra Irmandiña, fue destruido por completo. Aún a día de hoy se pueden observar las grandes piedras lanzadas por las catapultas contra la imponente fortaleza.
Desde entonces, no se volvió a reparar en las ruinas de este castillo: las vías de la línea de ferrocarril entre Cornes y Carril, inaugurada en 1873, pasaban a su lado y afectaron a sus restos, aunque se mantuvo casi la totalidad de su planta. En el siglo XX fue lugar de refugio para huidos durante el franquismo y llegó a ser escenario de algunos fusilamientos.
Actualidad
Tras siglos de absoluto abandono, los años 2000 trajeron consigo el inicio de diversas campañas arqueológicas para profundizar en la historia del castillo, ponerlo en valor y darlo a conocer al gran público.
En los últimos años se avanzó en el conocimiento de la anatomía del castillo, con dos murallas defensivas concéntricas -para resistir mejor los disparos- y una gran torre del homenaje en el centro de la fortaleza.
Los últimos hallazgos se dieron a conocer esta misma semana semana, en la que han salido a la luz nuevos muros, dos fosos de tres metros de profundidad e incluso la base de una torre de planta circular.