El barrio de Vidán esconde uno de los secretos mejor guardados de Santiago: el Parque de Brandía, una gran zona verde de más de 6 hectáreas que recorre la ribera del río Sar y que cuenta con edificaciones tan emblemáticas como la Casa de Brandía o el hotel A Quinta da Auga.

Su ubicación, bastante lejos del centro de la capital gallega, ha hecho que este parque no sea uno de los más conocidos de la ciudad, aunque su particular configuración irregular y sinuosa a lo largo de los meandros del río Sar lo hacen único.

Historia

La antigua curtiduría, actualmente CSC de Vidán (Compostela Verde).

El terreno que actualmente ocupa el parque se sitúa muy cerca del punto en el que se unen los ríos Sar y Sarela, en una zona de meandros y pendiente en la que el río desciende hasta unirse con el Ulla.

La complicada orografía de esta zona evitó que estuviese muy poblada y favoreció la proliferación de especies arbóreas de todo tipo, a la vez que lo convirtió en el lugar idóneo para la industria.

Así, aprovechando la configuración de esta zona, en 1792 un comerciante residente en Vidán, Jacobo Pérez Villamarín, se propuso crear todo un complejo industrial a las orillas del Sar formado por una fábrica de papel, una curtiduría y varios molinos.

La primera piedra de este proyecto llegó ese mismo año: la fábrica de papel de Laraño, impulsada por Nicolás de Santa Marina y situada en el margen derecho del río.

Jacobo Pérez Villamarín también se uniría con el comerciante compostelano Manuel Freire Castrillón para construir la Curtiduría de la Ponte Vella de Vidán, aunque los problemas económicos obligaron al primero a dejar el negocio en manos del segundo.

La fábrica de papel

El hotel A Quinta da Auga, en el emplazamiento de la antigua fábrica de papel (A Quinta da Auga).

Los dos negocios siguieron historias paralelas: la fábrica de papel mantuvo su actividad hasta mediados del siglo XIX, aunque incluso se planteó construir un lazareto -un hospital para tratar infecciones- en 1833.

En aquel momento se desechó la idea, toda vez que la fábrica daba trabajo a 48 personas y producía cada año unas 6.000 resmas de 500 hojas de papel al año.

Años después, sin embargo, el devenir del negocio llevó a reorientarlo a otros sectores, convirtiéndose en un batán para la elaboración de tejidos de lana -su etapa más exitosa-, un aserradero y, ya en la primera mitad del siglo XX, en una fábrica de hielo y cerveza.

Su última etapa llegó de la mano de la empresa Papeleira de Brandía, que se instaló en esta fábrica y abandonó sus antiguas instalaciones en Lousame, en el río de San Xusto, aunque con el tiempo fue decayendo hasta cesar su actividad.

La curtiduría

La antigua curtiduría, actualmente CSC de Vidán (Compostela Verde).

La actividad de la curtiduría se extendió hasta 1889, aunque durante este tiempo sufrió varios cambios de propietarios e incluso fue saqueada por los franceses durante la Guerra de la Independencia, lo que dio lugar a varios litigios contra los zapateros locales que habían adquirido el material sustraído.

Su propietario, Manuel Freire, falleció en 1826, tras lo que la fábrica le fue arrendada a Benito Fernández, un fabricante de sombreros de Braga que llevaba más de veinte años viviendo en Santiago y que dirigiría la curtiduría -conocida durante esos años como "a de Benito o portugués" hasta su muerte en 1860.

Tras pasar por varios propietarios, la curtiduría acabaría en 1889 en manos de Manuel Fuentes Rodríguez, quien no tenía ningún interés en continuar la actividad industrial y encargó a su hijo, el abogado y juez municipal Agustín Fuentes, convertirla en una fina de recreo.

Así, la fábrica pasó a ser una vivienda a la que se le añadió una torre nueva de tres pisos de altura y los secaderos y demás edificios anexos a la curtiduría fueron reconvertidos, mientras que también se convirtió en un jardín geométrico cuya estructura aún se conserva a día de hoy.

Actualidad

El Parque de Brandía con su configuración actual (Compostela Verde).

En 2007 la fábrica de papel fue rehabilitada manteniendo la estructura original del siglo XVIII para convertirse así en un complejo hotelero que, al igual que aquel complejo industrial, también gira en torno al agua: el hotel A Quinta da Auga.

La curtiduría, que pasó a ser conocida como Quinta dos Fuentes tras su reconversión en edificio residencial, fue vendida a 1974 y terminó siendo adquirida por el Concello de Santiago, que la utiliza como Centro Sociocultural de Vidán.

El Parque de Brandía como tal surge en 2003, con la recuperación de esta zona verde que discurre junto a los meandros del río Sar, que se había visto afectada por la construcción en los años 90 de la Urbanización Brandía.

En 2006 se completó esta intervención con la introducción de un buen número de árboles y arbustos autóctonos, que conviven con especies tan variadas como magnolios, secuoyas rojas, cerezos japoneses, robles americanos o cedros.

Durante el recorrido por el Parque de Brandía se pueden observar, además de los antiguos edificios reconvertidos de la curtiduría y la fábrica de papel, el canal artificial que desviaba el curso del río hasta esta segunda o un molino.