Caminando por las calles del casco viejo de Santiago de Compostela, si se levanta la vista, uno puede darse cuenta de que muchos de los rótulos que coronan los diferentes locales son todos de un mismo material o tienen algún retoque que lo incluye: el hierro.
Indiferentemente del tipo que sea el local: bar, restaurante, joyería, ultramarinos, pub, farmacia, panadería… todos tienen algo en común, el cartel de hierro que les da su nombre y les presenta al público.
Plan de ordenación municipal de la Ciudad Histórica
La razón de por qué los rótulos tienen que ser de este material viene dada por un plan de ordenación municipal que data del año 1989. En él se recoge el Plan Especial de Protección y Rehabilitación de la Ciudad Histórica de Santiago, en el que se exponen las características y obligaciones que debe de seguir todo aquello que forme parte de la zona vieja de la ciudad.
En él, se dictamina que "los rótulos del casco histórico deben de ejecutarse en madera pintada, chapa metálica esmaltada o lacada, vidrio, metacrilato, piedra u otros materiales acordes con el edificio y el entorno inmediato". También se recoge que queda totalmente prohibido la ejecución de carteles en plástico, acero inoxidable, aluminio en su color natural o acabados metalizados brillantes. De este modo, los que más se pueden ver por las calles de la zona antigua son los de hierro.
A su vez, los rótulos tienen que situarse en una franja encajada bajo el dintel del hueco de la fachada, remetida respecto al muro. El ancho no puede ser superior a los 0,50 metros y tienen que diseñarse bajo el criterio general de "sobriedad y sencillez", según indica el plan. La normativa vigente para los rótulos de la zona vieja data del 2012 y en ella se replica la información que figura anteriormente en el plan de 1989, con algunos detalles más debido al paso de los años.
Preguntando a diferentes locales, ninguno sabe exactamente cual es la razón por lo cual se empezaron a utilizar este tipo de carteles. Muchos de los trabajadores que regentan los diferentes comercios llegaron tiempo después de que se estableciera el plan, por lo tanto no saben exactamente cómo empezaron a establecerse estos diseños. Simplemente saben que tienen que ser así.
En la Farmacia de las Cinco Calles regentada por Carolina Martínez no tienen muy claro por qué se empezaron a utilizar este tipo de carteles. "Creo que es algo asociado con lo que estaba de moda en esa momento", explica la dueña después de decirnos que el cartel lleva ahí desde 1945.
Bajando la rúa da Caldeirería llegamos a la Farmacia Valdés, que hace esquina en el Cantón do Toural. "Este cartel está aquí desde hace 37 años, antes había otro igual de forja antigua", comenta. No sabe exactamente porque se comenzaron a utilizar los carteles de hierro, simplemente explica que "no se pueden poner carteles de plástico o luminosos".
La teoría que más sentido tiene, según los comerciantes, acerca de por qué se utiliza este tipo de metal con estos diseños, consiste en que son los rótulos que se utilizaban antiguamente: "fuertes, duraderos y que estilizan la fachada". Además, la orden municipal por la que se rigen los rótulos de los locales de 1989 data de cuatro años después de que el casco histórico compostelano se convirtiera en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Al mismo tiempo, en aquellos años el ensanche compostelano crecía a velocidades astronómicas y sus calles se llenaron de luces de neón y carteles de plástico, algo que no podía suceder en la zona vieja, ya que se perdería ese misticismo de lo antiguo y que por algo lo lleva en su nombre.