No hay escapada a Madrid sin visita al Prado. ‘El jardín de las delicias’ (El Bosco), ‘Saturno devorando a su hijo’ (Goya), ‘Las tres gracias’ (Rubens), David vencedor de Goliat (Caravaggio), ‘Las Meninas’ (Velázquez)… son algunas de las obras que podemos disfrutar paseando por el museo. Centrémonos en esta última.
En 1656, el artista sevillano Diego Velázquez finalizó un retrato de la corte destinado al disfrute privado del Rey Felipe IV. Un gigantesco lienzo (3,18 metros de alto x 2,76 de ancho), que durante el siglo XVIII se conocería como ‘La familia de Felipe IV‘. Pero el cuadro era mucho más que un simple retrato: en él se mostraba una escena de la vida cotidiana de la corte, de manera que los espectadores pudieran contemplar sobre el óleo esa realidad.
Antonio Palomino, pintor y teórico, investigó y compartió con la historia del arte la identificación de cada uno de los personajes:
- La infanta doña Margarita María de Austria y sus aristocráticas meninas (doña María Agustina Sarmiento y doña Isabel de Velasco). Haciendo alusión al término portugués que se refería a las damas que acompañaban a las infantas hasta su mayoría de edad, en 1843 se le dio a la obra el nombre de ‘Las Meninas’.
- La enana Mari Bárbola y el ayuda de cámara, también enano, Nicolasito Pertusato. Junto a ellos descansa un mastín español.
- Doña Marcela de Ulloa, señora de honor de las damas de la reina. A su lado un anónimo guardadamas y al fondo el aposentador José Nieto Velázquez.
- Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, reflejados en el espejo del fondo.
- El propio Velázquez, que aparece trabajando ante un gran lienzo.
Cabe destacar que Velázquez no firmó el cuadro; nunca lo hacía. Pero la verdad es que en el caso de ‘Las Meninas’ no sería necesario. ¿Quién sino Velázquez iba a crear esta excepcional obra de arte?
¿Por qué aparece la Cruz de Santiago en el pecho de Velázquez?
Uno de los aspectos que más llaman la atención de este cuadro es la presencia del propio pintor. Si nos fijamos en los detalles (traje y llave de oro) puede entenderse que Velázquez se plasmó en la obra en calidad de criado del rey, no como artista. Y es que desde su nombramiento como pintor del rey, Velázquez también llevaba a cabo tareas no artísticas en la corte española.
Su primer gran logro fue alcanzar el estatus social de hidalgo. El segundo, ser nombrado como caballero de la orden militar de Santiago en 1659. A pesar de que los estatutos requerían requisitos que Velázquez no cumplía (cristiandad, legitimidad, nobleza de sangre y de oficio), consiguió testigos que probaran su linaje y afirmaron que no era pintor de oficio, sino por contentar al monarca.
Y he aquí el quid de la cuestión. Si ese ingreso se produjo tres años después de terminar el cuadro y apenas vivió unos pocos meses más. ¿Tuvo oportunidad de añadir la Cruz? ¿O fue otra mano la que dio esa última pincelada?
Algunos estudios afirman que fue el propio rey Felipe IV quién la pintó para que pasara a la posteridad con la distinción que tanto le había costado conseguir a su pintor, criado y también amigo, al que defendió y ayudó al hacer constar su calidad ante el mismísimo Papa Alejandro VII.
Otros académicos insinúan que en el cuadro solo hay una capa de pintura, por lo que la cruz es parte del cuadro original. Pero cuando lo terminó ni siquiera había dado los primeros pasos de ingreso en la prestigiosa orden. ¿Lo pintó entonces dando a entender la ambición, el deseo, que tenía por ingresar en la Orden?
La teoría menos extendida, pero existente, afirma que el cuadro en verdad se terminó en 1659, siendo así Velázquez el que pintó la obra íntegra, con la cruz incluída, puesto que ya formaba parte la Orden.
La realidad es que no existe ninguna conclusión firme al 100% que explique el origen de esa cruz roja, con forma de espada y dos brazos, que termina con una empuñadura con forma de flor de lis.
Otras preguntas que rodean la obra
¿Cuál es el cuadro, el que tenemos ante nosotros o el que pinta Velázquez mientras observamos el óleo? ¿Está el artista pintándonos a nosotros? ¿Felipe IV y Mariana de Austria, están ubicados a nuestro lado, con los espectadores? ¿Quién es la o el protagonista de la obra?
‘Las Meninas’, un buen ejemplo de lo poderosa que es la pintura a través del tiempo. La técnica, los trazos, el uso de colores… Velázquez nos dejó una auténtica obra de arte que casi 400 años después nos sigue permitiendo disfrutar observando, y también tratando de entender.