Según la clasificación climática de Köppen (que identifica cinco tipos de clima principales, subdivididos en un total de treinta clases) la ciudad de Santiago de Compostela tiene un clima templado oceánico, igual que otros lugares del planeta como casi todo el norte de la Europa Occidental, Sudamérica e islas como Nueva Zelanda o Tasmania.
Aunque presenta veranos cálidos y primaveras suaves, la estabilidad se vuelve infrecuente en otoño e invierno, épocas en las que abundan las precipitaciones. Si bien este otoño está siendo especialmente duro para prácticamente toda la Península Ibérica a excepción del levante y archipiélagos, entre finales de octubre y principios de noviembre las lluvias superaron los 100mm y en Santiago, según los datos de la Aemet, la cifra acumulada llegó a ser de 190mm.
Que aquí llueve mucho es un hecho que cualquiera que salga a la calle o mire por la ventana no puede negar. Con un promedio de 1800 litros anuales, Compostela es una de las ciudades con un mayor índice de pluviosidad de toda España. ¿Pero es justa su extendida fama de lluviosa? Pues no, porque aunque muchos no se lo crean… en Santiago no siempre llueve.
Según la Amet, en Santiago debemos abrir el paraguas – o mojarnos – una media de 140 días al año. Esa cifra hace que la capital gallega se cuele en la lista de las ciudades europeas con más precipitaciones, concretamente, en el décimo puesto. Así que si te lo estabas preguntando, sí, hay lugares del Viejo Continente donde llueve más aun: Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Bélgica, Finlandia, República Checa…
A nivel peninsular, cabe señalar que Santiago no es la ciudad en la que más llueve, sino que es la segunda, por detrás de San Sebastián, que se lleva el primer puesto con una media de 190 días al año. Seguida de urbes como Santander, Bilbao o Vigo. De hecho, en Octubre hemos podido comprobar como últimamente en la provincia de Pontevedra las precipitaciones acumuladas superaron los 293mm, más de 100 puntos por encima de la capital gallega.
Que te mojes o no en Santiago depende generalmente de la época del año, pues según diversos informes meteorológicos las precipitaciones son más probables desde mediados de septiembre a finales de mayo. Si el mes más mojado es noviembre, con una media de 12,6 días de lluvia, su antítesis es julio, con una media de tan solo 3,6 días. Así que si te cae un chaparrón en verano, no es que aquí siempre llueve; simplemente has tenido mala suerte.
Por suerte, la belleza de Santiago y su comarca no suele verse afectada por esos días grises lluviosos, sino que el reflejo del agua en la piedra y el intenso verde de la naturaleza hacen que aquí la lluvia sea considerada arte… Aunque a veces también un incordio.