Desde la rúa Tránsito da Quintana se observan las tres torres de la Catedral. La del lateral izquierdo, la de la Berenguela.

Desde la rúa Tránsito da Quintana se observan las tres torres de la Catedral. La del lateral izquierdo, la de la Berenguela. Turismo de Galicia

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La Berenguela: así es la campana de la Catedral de Santiago de Compostela y su historia

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Muchos santiagueses ya no saben si Berenguela es la torre, el reloj o la campana de la Catedral de Santiago. Pero, desde luego, a la que preside la praza da Quintana y la praza das Praterías se la conoce indistintamente como Torre da Berenguela o Torre del Reloj.

La atalaya mide más de setenta metros de altura, igual que las torres del Obradoiro, y parte de ella fue construida por el obispo Diego de Padrón en 1316 a modo de torre de defensa y vigilancia. Luego, la terminó Berenguer de Landoira, quien nos da la respuesta no solo al origen del nombre, sino también a si es el reloj, la torre o la campana la que se llama Berenguela. Y es esta última, en concreto la campana mayor, la que adquiere el nombre en honor al arzobispo.

El reloj de la torre, que también le asigna otra de sus denominaciones, fue encargado por el arzobispo Rafael Vélez. Este consta de cuatro esferas, que se encuentran en cada una de las caras de la torre. Y sí, si algún día reparas en él, te darás cuenta de que solo tiene una aguja, la que marca los minutos.

El reloj de la Catedral de Santiago.

El reloj de la Catedral de Santiago. Catedral de Santiago

En cuanto a las campanas, la Berenguela marca las horas y otra más pequeña, los cuartos. Las que hoy se encuentran en funcionamiento no son, por cierto, las originales, sino réplicas. Las primeras, que se apartaron de su oficio por daños irreparables causados por la humedad, se pueden encontrar expuestas en el claustro de la Catedral.

Un robo que llevó las campanas a Córdoba

Cuenta la cultura popular que, antes de la Berenguela, hubo otras campanas santiaguesas importantes que Almanzor obligó a los cristianos a llevar a la antigua capital de Al-Ándalus tras el saqueo de Santiago de Compostela en el año 999 d.C.

Supuestamente, continúa el relato popular, cuando en el 1002 el rey Alfonso V entró en Córdoba, saquearon la ciudad y trajeron de vuelta las campanas santiaguesas. Sin embargo, no serían estas las que se colocaron en la Catedral de Santiago, ya que su construcción no había ni comenzado. Fue el resultado de romper y fundir las anteriores por parte de Güemes Sampedro en 1729 cuando se creó entonces la de la Berenguela, la original que hoy descansa en el claustro debido a sus daños.

Las campanas originales, expuestas en el Claustro de la Catedral.

Las campanas originales, expuestas en el Claustro de la Catedral. Catedral de Santiago

La actual, sin embargo, es una réplica exacta que se fundió en Holanda por Eijsbouts en 1989, una empresa especializada en la fabricación de campanas. A pesar del cambio, la campana mantiene su nombre.

La original pesaba 9.600 kilos, contaba con un diámetro de 255 centímetros y una altura de 215. Presentaba, además, diferentes motivos: una cruz con calvario, un cuadro sobre la batalla de Clavijo o el sepulcro de Santiago, entre otros.

Una torre que guía a los peregrinos hacia la tumba del Apóstol

A la Torre de la Berenguela o del Reloj se le puede conocer también como el faro de la capital de Galicia, cuna de la peregrinación, ya que cuenta con una linterna. Fue idea del arquitecto Domingo de Andrade, que allá por el siglo XVII, cuando tuvo como labor la reformulación barroca de la torre, decidió colocársela.

Su función es clara: señalar, por la noche, dónde está la tumba de Santiago y guiar así hacia la ciudad a los peregrinos. Es, básicamente, una especie de faro invertido, ya que la luz pretende que los caminantes se acerquen a ella, no que se alejen.

No es extraño escuchar en cada Año Santo o Año Xacobeo cómo algún compostelano despistado pregunta: "¿La luz de la Berenguela siempre ha estado encendida?". La respuesta es que no, ya que solamente se enciende cada día del Año Santo.