La historia de A Coruña está repleta de nombre ilustres que destacaron en algún acto o profesión, dejando una huella perenne en la historia de la ciudad, y por ende, en muchas ocasiones también en su callejero. Y es que son muchas las calles de la ciudad herculina que toman nombre de una figura histórica, y entre ellas se encuentra el caso que nos lleva a escribir este artículo. Hablamos de la Avenida de Rubine (más conocido como Rubine, a secas).

Muy cerca de la plaza nos encontramos con esta calle, muy conocida entre los coruñeses por ser una de las zonas donde más azota el viento. Y es que raro es el día de invierno (e incluso en muchas ocasiones de verano) en el que uno no tenga que soportar el fuerte viento en su cara. Seguro que más de uno tuvo que cerrar su paraguas al pasar por su esquina. Pero hoy no venimos a hablar de meteorología, sino de historia. De la historia del nombre de esta calle. ¿Por qué se llama Rubine? Y lo más importante, ¿quién es este tal Rubine?

Periodista y político, Fernando Rubine Firpo nació en A Coruña en 1812. Estudió en la Escuela de Náutica pero se vio abocado a dejar esta formación por el fallecimiento de su padre y hacerse cargo del negocio familiar. Él siempre quiso abandonar la ciudad herculina, pero su madre lo evitó.

Un empresario chocolatero

Cartel del Chocolate La Española (Fuente: de andanzasyrelatos.wordpress.com)

Finalmente se casó y desarrolló su faceta de chocolatero. Sí, chocolatero. Rubine fundó varias fábricas, siendo la más famosa la que se dedicaba a la producción del chocolate La Española. Más allá del sector chocolatero, Rubine culminó con la creación de la empresa Rubine e Hijos, que a día de hoy sigue operando en el sector de la consignación de buques.

De todos modos, pese al éxito que fue cosechando con sus negocios, la vocación de Rubine siempre fueron las letras, concretamente el periodismo. Llegó fundar varios diarios, entre los que destaca ‘El Coruñés’ o ‘El Telégrafo’, publicaciones todas ellas que no llegaron a tener recorrido.

Su faceta política

Después de intentarlo en el mundo periodístico, se adentra en la política local, llegando a ser teniente de alcalde y también alcalde accidental, diputado y presidente de la Diputación provincial, entre otros cargos en la Administración. La política fue lo último que hizo Rubine, quien falleció en 1885 durante una sesión en la Diputación de A Coruña.

Tan solo un día después de su muerte el Concello de A Coruña tomó la decisión de dedicarle una calle de la ciudad. Cuando ya se aprobó oficialmente qué calle llevaría el nombre de Rubine se optó por la que hasta ese momento se conocía como Riazor.

Y así fue como la calle donde había montado sus fábricas de chocolate tomó el nombre de uno de estos coruñeses ilustres. Esta es la historia de Rubine y su calle.