Durante su viaje a EEUU, Oscar Wilde vio en una noticia de una Gaceta de Leadville (Colorado) una frase que rezaba "No le disparen al pianista, lo hace lo mejor que sabe". Y es que el pianista no pasaba por allí, estaba en medio de aquella riña de cantina, sin parar de tocar a pesar de la violencia de la escena. Igual de necesario que el tabernero o que las bailarinas de aquel lugar, el pianista se convertía a través de esas palabras en elemento indispensable de la escena, hasta ser un símbolo más de esa atmósfera. A veces los secundarios tienen un significado fundamental, porque sin ellos no sería posibles muchas cosas: una trama cinematográfica sólida, un hecho histórico o una pieza musical.
En 1981, se produce un hecho simbólico para la historia española: el Guernica, la magnífica obra pintada por Pablo Picasso, vuelve a España. El MoMA (Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York), institución encargada de su custodia hasta que en España el régimen político fuese democrático, cumple su parte del acuerdo, devolviendo la obra a su legítimo dueño. Pero el Guernica necesita un transporte, y para un hecho tan significativo no es válido cualquier medio. La compañía aérea española Iberia fleta uno de sus aviones más representativos, el Lope de Vega, un Boeing 747 de dos pisos. Así, la historia de este avión, aunque secundaria, queda ligada a un momento de gran trascendencia.
Por ello este avión icono secundario de una historia mayor se merece un lugar especial… pero esta es otra historia.
Un edificio con dos caras
El actual museo de la Ciencia y la Tecnología era en realidad un proyecto diferente. Con un transcurrir de transformaciones que en arquitectura son tristemente comunes, y que conviene en ocasiones tomar con humor. Como decía Billy Wilder "si quieres decirle a la gente la verdad, sé divertido o te matarán". Así que aunque a veces las cosas no salgan bien quizás sea mejor aplicar un poco de sentido del humor: "shit happens".
En 2001 Acebo x Alonso, el estudio de arquitectura compuesto por Victoria Acebo y Ángel Alonso, ganaba el concurso para la construcción de un Centro de Artes en A Coruña. Este era uno de esos proyectos que todos los arquitectos anhelan, porque su complejidad programática permite un apoyo en la resolución de problemas difíciles que tras, muchas horas de dedicación, permiten llegar a soluciones sencillas y eficientes. Un desafío arquitectónico que cuestiona el potencial de la creatividad, abriendo nuevos caminos y formas de trabajo.
Esta pieza no es un edificio, sino dos dentro de un mismo volumen. Dos programas, dos edificios completamente separados que conviven bajo una misma piel. "Como siameses unidos por la espalda, nuestros edificios no se conocen entre sí, dos personas son el mismo cuerpo; la extraña forma de hormigón contiene en su interior el conservatorio, mientras que su superficie exterior define el espacio del museo, lo que queda entre la forma y el límite" (Acebo x Alonso).
El edificio original iba a albergar un conservatorio de danza y un museo, de forma que el conservatorio era la pieza central, la que crecía como un árbol, dejando el espacio que restaba hasta llegar al cerramiento exterior como espacio para el museo. Ambos edificios: conservatorio y museo, debían convivir en armonía teniendo en cuenta las particularidades propias de cada uso: el silencio del museo contra la música de las salas de ensayo; las condiciones higrotérmicas de un museo frente a las de un espacio destinado a la actividad física; la iluminación necesaria para un museo en contraposición a las de una sala de danza; o la acústica más afinada de un lugar destinado a la danza y el acondicionamiento más flexible de un museo. Con todo este conjunto de matices complejos el edificio se terminó en 2006 y, sin embargo, nadie lo inauguró.
"La Diputación de A Coruña no lo quería. Buscaron patronos, fundaciones… nadie parecía interesado (…) El gobierno central había prometido trasladar la sede del Museo de Ciencia y Tecnología, MUNCYT, a A Coruña, aprovechando la tradición de museos tecnológicos dirigidos por Moncho Núñez. Ese acuerdo supuso la adaptación del edificio a su nueva función". (Acebo x Alonso)
Entonces todo cambió y la danza desapareció del edificio.
De la danza a la tecnología
"La tecnología me asusta. Está diseñada por ingenieros para impresionar a otros ingenieros. Y siempre viene con manuales de instrucciones que están escritos por ingenieros para otros ingenieros, y por eso muchas veces la tecnología no funciona" John Cleese
Tomándolo al estilo Wilder, con humor, el edificio sufrió una mutación, y desaparecida la danza uno de los dos edificios quedó huérfano de uso. Así se tomó la decisión desde las instituciones de dedicar la parte destinada a Conservatorio de Danza como oficinas, biblioteca y salas de enseñanza, manteniendo la parte destinada a museo como tal, pero no de arte, sino de tecnología. El diálogo entre ambos usos responde al original, es decir, siguen siendo dos edificios en uno que tan sólo comparten contenedor. Esta tendencia de la arquitectura como contenedor, es consecuencia de la filosofía arquitectónica de finales del siglo XX en que del deconstructivismo se había virado a la "ausencia de identidad" como corriente de pensamiento que dio lugar a las teorías de "la ciudad genérica".
"Pero la ciudad genérica, la condición urbana general, está sucediendo en todas partes, y simplemente el hecho de que ocurra a gran escala debe significar que es habitable. La arquitectura nopuede hacer nada que la cultura no pueda. Todos nos quejamos que estamos confrontados frente a entornos urbanos que son completamente similares. Decimos que queremos crear belleza, identidad, calidad, singularidad. Y así, quizás en realidad estas ciudades que hemos deseado. Quizás su ausencia de características proporcionan el mejor contexto para vivir" Anatxu Zabalbeascoa, Julio 1996 (entrevista para la revista Wired)
Una visión ciertamente negativa ante un paradigma identitario que se extinguía de forma natural, fagocitado por las condiciones culturales y sociales del mundo contemporáneo. Las etiquetas decimonónicas conservadas a lo largo del siglo XX se desprendían. Pero el ser humano tiene una excepcional capacidad de adaptación a los nuevos escenarios, y así la filosofía, el pulso del pensamiento humano, también se transforma. La ausencia de identidad es la oportunidad para trascender conceptos obsoletos, cada vez a mayor velocidad, y avanzar sin miedo hacia otro pensamiento. La arquitectura, como una expresión cultural más del hombre, se ve nutrida de este pulso y construye un nuevo escenario coherente al nuevo pensamiento.
"Allá donde el espacio era considerado permanente, ahora parece transitorio, en su transformación. Las palabras y las ideas de la arquitectura, que una vez fueron el lenguaje oficial del espacio, no son ya capaces de describir la proliferación de las nuevas condiciones. Pero aunque su utilidad está siendo cuestionada en el mundo real, el lenguaje arquitectónico sobrevive, su repertorio de conceptos y metáforas ha resucitado para crear claridad y definición en dominios nuevos y no tan familiares (think tanks, páginas web y debates). Las palabras que mueren en el mundo real, renacen en el virtual" Rem Koolhaas, Junio 2003 (entrevista para la revista Wired)
El edificio proyectado por Acebo x Alonso, es estrictamente contemporizador del momento en que fue concebido, como muchos otros de la ciudad que ahora nos sirven para evocar un tiempo, unos valores y una sociedad. La idea de ser un contenedor de varios usos, complejos, de forma flexible, como ha demostrado a través de esta transformación accidentada es posible, dejando en un segundo plano el lenguaje hiperbólico y etiquetado de la arquitectura de años anteriores para dar paso a un edificio que busca ser actor secundario pero imprescindible para la creación de un magnífico espacio.
Una arquitectura muy joven
El MUNCYT es un edificio complejo de etiquetar, ya que pertenece a una corriente arquitectónica que no responde a ellas, sino que se define por la materialidad del espacio que genera y su morfología funcional. Descrito a menudo como arquitectura radical o incluso neo-brutalista, este edificio responde en realidad a la corriente de "las alteraciones", en el sentido estricto y positivo del sustantivo.
Es un edificio que responde de manera eficiente al uso que se le ha impuesto, debido a la flexibilidad espacial interior frente a una complejidad programática impuesta. Tanto es así que el edificio fue galardonado con el Premio de Arquitectura Joven de la IX Bienal de Arquitectura Española.
"No hubiéramos sido capaces de solicitar un espacio así y, posiblemente, nadie hubiera sido capaz de diseñarlo si el primer programa hubiera sido como Museo de la Ciencia (…) ¿Dónde hubiéramos podido meter algo así y comunicarlo con plantas distintas?" Moncho Núñez
El edificio propone una solución constructiva rotunda, en la que a través de la materialidad se evoca la monumentalidad de un terma romana o de una gran basílica. La estructura no es independiente del edificio, sino que la propia estructura define el espacio. El interior del edificio está compuesto por cajas de hormigón apiladas entre sí que crecen como un árbol. Cajas estancas que garantizan el aislamiento de estas respecto al resto del edificio. Este rígido tronco se cierra a través de una estructura híbrida entre muros de cara de hormigón y una celosía de acero. La cubierta y las fachadas acristaladas se resuelven con una celosía de acero, con perfiles que arriostran los elementos verticales para garantizar su rigidez y estabilidad.
Estos volúmenes constituyen un espacio de seis alturas, con una materialidad neutra a partir del hormigón y el vidrio que permite ausentar de identidad el interior de las salas de una forma ventajosa. El único elemento identificativo del edificio es la cara interior de su cubierta, revestida con rodillos acústicos de colores. Soluciones elementales, compuestas por eso: elementos, mínimos que garantizan el funcionamiento de un espacio, sin adjetivos, sin etiquetas. El cerramiento se constituye como una piel, una envolvente de este contenedor espacial que le proporciona una imagen neutra al exterior y al interior.
"La desnudez se revela a sí misma. El desnudo se exhibe" John Berger
La visita a este edificio es un paseo por la arquitectura que camina hacia el futuro, sin analizar detalladamente los aspectos técnicos que son por otra parte excelentes experimentaciones con materiales contemporáneos como el hormigón (el edificio incorpora diferentes texturas a través de múltiples tipos de encofrado) o el vidrio (se disponen diferentes tipos y acabados de vidrio). Esta visita permite un paseo por el futuro, para comprender uno de los caminos que se abren en el horizonte de esta disciplina.
"La experiencia visual tiende a ser fría, distante y plana. Debemos entender que cualquier espacio es multi sensorial" y apuesta por una percepción que suponga "sentir las numerosas sensaciones unidas o combinadas en una sensación corporal: relajación, ansiedad, tranquilidad. Sensaciones que se producen en un solo sentido" Juhani Pallasmaa