Emigró a EEUU y Canadá porque el franquismo no le permitía ejercer como matemática en España y la Xunta entrega cada año un premio que lleva su nombre a las mujeres gallegas que más contribuyen en ciencia y tecnología. A pesar de esto, y de la impresionante trayectoria de la coruñesa María Josefa Wonenburger Planells, su nombre es todavía un desconocido para mucha gente.
La profesora de matemáticas de la Universidad de A Coruña (UDC) María José Souto Salorio descubrió su figura después de asistir a una conferencia y se puso en contacto con su compañera Ana Dorotea Tarrío Tobar para comenzar a investigar. Juntas, consiguieron contactar con Wonenbuger cuando vivía en A Coruña y a partir de unas conversaciones con esta mujer pionera, escribieron en 2006 María Josefa Wonenburger Planells. Mujer y matemática.
Su vida
El tatarabuelo paterno de María Josefa Wonenburger se trasladó desde Alsace hasta Santiago de Compostela y, años más tarde, el abuelo de la científica se mudaría a A Coruña, donde creó una fundición. Este sería el negocio con el que continuó el padre de María Josefa, Julio, que se casó con la valenciana Amparo Panells, cuñada de uno de los arquitectos del edificio del Banco Pastor. La pareja tiene dos hijas y, aunque esperaba que la mayor estudiase ingeniería para continuar con el negocio de la fundición, ayuda a Wonenburger a especializarse en matemáticas en una época en la que la gran mayoría de las mujeres no tenían posibilidades de estudiar. "En los años que le tocó vivir, tanto cuando nació como cuando hizo sus estudios universitarios, era muy difícil que las mujeres estudiaran, y más matemáticas", explica Tarrío, que indica que Wonenburger fue una "estudiante extraordinaria".
La pasión de la joven por las matemáticas estuvo ahí desde que era muy pequeña (nació en 1927) y no la abandonó en ninguno de los centros educativos por los que pasó: el Colegio Francés de A Coruña, el Colegio del Ángel y el Instituto Eusebio da Guarda. En 1945, siguiendo su vocación y apoyada por su familia, María Josefa se muda a Madrid para aprender en la universidad la disciplina a la que dedicaría toda su vida. Así, rompe estereotipos al decantarse por unos estudios que eran considerados masculinos y mudarse a otra comunidad para realizarlos.
María Wonenburger pertenece a la primera promoción que se licenció en Matemáticas después de haber superado la carrera de cinco años, ya que hasta ese momento los alumnos podían cursar Ciencias Exactas durante cuatro años. Una vez finalizó este período, comenzó el doctorado, que solo interrumpió para viajar hasta A Coruña cuando murió su padre.
Profesora en EEUU y Canadá
La joven coruñesa formó parte de la primera promoción que se benefició de la beca Fullbright en 1953 siendo, además, la única mujer española de esa edición. En 1957, Wonenburger se doctora en la Universidad de Yale y regresa a España, donde durante tres años estuvo becada en el Instituto Matemático Jorge Juan del CSIC para realizar un doctorado de nuevo. La razón es que su título estadounidense no fue convalidado en España. A pesar de sus esfuerzos y de llegar a presentar la tesis, los trámites administrativos impidieron que la matemática obtuviese su título español.
La investigadora gallega consiguió durante esa época una beca para ir a la Queen University en Kingston de Ontario, en Canadá, donde permaneció dos años antes de comenzar a trabajar en la Universidad de Toronto. Años más tarde, viajó de nuevo a EEUU, donde ejerció como profesora en las universidades de Buffalo e Indiana. En esta última permanecería desde 1967 hasta 1983. María, que tenía en aquel entonces 56 años, regresa a España debido a la enfermedad de su madre. En A Coruña, sigue dedicándose a las matemáticas, pero no como profesora.
"Profesionalmente, llegó a lo más alto", indica Tarrío. Wonenburguer estuvo siempre vinculada al álgebra y era especialista en teoría de grupos. Sus "discípulos", como Robert Moody y Stephen Berman, solo tuvieron buenas palabras para esta científica que dirigó la tesis de ocho estudiantes, "creando escuela". La primera de estas tesis que dirigió fue precisamente la de Robert Moody, que dió lugar a la conocida Teoría de Kac-Moody sobre la que hoy en día se siguen haciendo muchas conferencias.
Reconocimientos tardíos
"Todo lo que hizo fue relevante, tanto a nivel humano como profesional", considera Tarrío, que explica que Wonenburger era una persona "muy sencilla" a la que le gustaba la música y hacer deporte. Ahora mismo, la matemática coruñesa es una referencia por toda su trayectoria, que permaneció sumida en las sombras durante muchos años hasta que en 2006 María José Souto y Ana Dorotea Tarrío sacaron a la luz su figura.
La matemática gallega recibió varios reconocimientos tardíos por su trayectora. El Concello da Coruña, por ejemplo, le puso su nombre a una calle: la María J. Wonenburger está situada de forma perpendicular respecto a la Avenida de Arteixo, cerca del Centro Cívico Municipal de Os Mallos y el IES A Sardiñeira. El Concello de Oleiros, donde la matemática nació en 1927, le puso su nombre a un parque en 2010 y un año después, el Paseo de las Ciencias del parque de Santa Margarita de A Coruña fue el lugar elegido para colocar un monolito en su honor.
Desde el año 2007, la Xunta de Galicia otorga el Premio María Josefa Wonenburger Planells a través de la Unidad de Mujer y Ciencia, con el que se busca visibilizar las contribuciones de las gallegas a la ciencia y a la tecnología. Ese año, fue nombrada socia de honor de la Real Sociedad Matemática Española y en 2010 la Universidad de A Coruña la nombró Doctora honoris causa. El Consejo de la Cultura Gallega organizó unas jornadas en honor de María Josefa Wonenbuger Planells en 2011, tres años antes de que falleciese en A Coruña, el 14 de junio de 2014.