Hay algo en algunos recuerdos que los hace especiales. Y hay algunos lugares que el recuerdo hace especiales. Al hablar sobre ellos, se produce una reacción interna casi psicosomática, una extraña vibración que condensa algo que en algún momento fueron un conjunto de sentimientos. Eso producen los versos, pero también algunas arquitecturas.
Era Rainer Maria Rilke quien enunciaba de forma sencilla esa transformación identitaria entre la experiencia y el recuerdo cuando decía que ‘‘los versos no son, como creen algunos, sentimientos (…), son experiencias. Para escribir un sólo verso es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; (…) Es necesario poder pensar en caminos de regiones desconocidas, en encuentros inesperados, en despedidas que hacía tiempo se veían llegar; en días de infancia cuyo misterio no está aún aclarado; en los padres a los que se mortificaba cuando traían una alegría que no se comprendía; (…) Y tampoco basta tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar que vuelvan. Pues, los recuerdos mismos, no son aún esto. Hasta que no se convierten en nosotros, sangre, mirada, gesto, cuando ya no tienen nombre y no se les distingue de nosotros mismos, hasta entonces no puede suceder que en una hora muy rara, del centro de ellos se eleve la primera palabra de un verso."
Y hay algo de especial cuando un ex-alumno de la Universidad Laboral de A Coruña describe este lugar.
Las Universidades Laborales
La Universidad laboral de A Coruña forma parte de un conjunto de centros educativos que se construyeron en España a partir de finales de los años cincuenta. El contexto en el que se pone en marcha esta iniciativa es desolador, una España deprimida por una dictadura y destrozada por la opresión aún latente de la posguerra. El país estaba sumido en el analfabetismo sometido a las consignas del franquismo, un tejido industrial atrasado y parcialmente destruido tras la guerra y una falta de ambición social arrancada por el régimen.
Esto representaba un problema enorme para el país ya que disponía de una gran población obrera, pero sin formación cualificada. Para ello se diseñó un plan formativo en el que los jóvenes se pudiesen especializar en oficios o industrias locales, siempre bajo el control ideológico del régimen. Los institutos laborales se constituyeron como un precedente de estos centros de enseñanza, siguiendo el modelo de la Alemania nacionalsocialista que distinguía entre la enseñanza profesional y la intelectual, como se plasmó en la Ley a iniciativa de José María Albareda en 1949, y que planteaba una formación práctica de los estudiantes para convertirse en mano de obra de un futuro tejido industrial.
Seguidamente comenzó la construcción de las Universidades laborales, centros cuyo planteamiento docente se tomaba de Bélgica. Se construyeron veintiuna en total, de Cheste a Gijón y de Málaga a Huesca, estos centros formativos fueron dispersándose por el país. Las Universidades Laborares fueron iniciativa del Ministerio de Trabajo que, a través del fondo de promoción social, permitiría acceder a esta educación a alumnos cuyas familias no se lo pudiesen costear. A esta premisa inicial, que permitió a miles de personas formarse en unas condiciones excepcionales, muchas de ellas con becas costeadas por mutualidades laborales (siderometalúrgica, minera, vidrio, cerámica… etc), se sumaba la intención adoctrinadora de una nueva sociedad franquista (se incluía educación cívico-social, físico-deportiva y religiosa como en los modelos alemanes preguerra mundial, patente en la Universidad Laboral de Gijón), aunque contrariamente a esa pretensión y gracias a docentes muy profesionales, medios culturales innovadores e intercambio entre alumnos, resultó en un alumnado brillantemente formado, con alta capacidad de trabajo y gran actitud crítica, especialmente en las Universidades Laborales más modernas como la de Cheste o la de A Coruña.
"Los alumnos se incorporaban a los centros educativos distribuyéndose por niveles de enseñanzas y especialidades (…) al estar todo el día en el centro podían realizar distintas actividades deportivas y de ocio. Fútbol, rugby, atletismo, acampada, espeleología, fotografía, pirograbado, cerámica y algunas más (..) La docencia en estos centros era extraordinariamente gratificante, los alumnos estaban motivados aunque sólo fuera por la necesidad de conservar la beca." Dirección de La universidad Laboral de A Coruña, recogido en "Universidades Laborales" de Cándido Moreno, 2015
La universidad laboral Crucero Baleares de Culleredo (A Coruña) es una obra proyectada por los arquitectos Luis Laorga Gutiérrez y José López Zanón, ganadores del concurso convocado en 1960 con el lema "mar". Y si el edificio construido es una obra de arquitectura magnífica, los proyectos que concurrieron al concurso son igualmente de una calidad muy destacada. A este concurso concurrieron arquitectos modernos que con posterioridad desarrollaron una trayectoria profesional brillante, como Javier Carvajal, José Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezún o Alejandro de la Sota. A diferencia de la Universidad Laboral de Gijón, construida por el arquitecto Luis Moya más de una década antes (1946-1956) en un estilo historicista que seguía las normas formales y el lenguaje arquitectónico impuesto por la dictadura franquista, buscando la homogenización a través de un estilo Nacional similar a la arquitectura fascista italiana, en A Coruña se premia la modernidad.
La Universidad Laboral Crucero Baleares
El emplazamiento elegido para ubicar la universidad laboral es una gran parcela situada en Culleredo, un terreno en ladera muy húmedo y con ligera pendiente al sur. Allí se construirá no sólo el edificio docente, sino también la residencia y el resto de equipamientos. Este centro sería el primero en impartir enseñanzas relacionadas con el mar, una metáfora de la modernidad como explica Antonio Río: "Para los hombres del Movimiento Moderno, el barco es símbolo de los nuevos rumbos en arquitectura. Su carácter emblemático, puro, limpio, claro, sano? fue defendido acérrimamente por Le Corbusier".
La Universidad Laboral de A Coruña será la primera en diseñarse y construirse con un lenguaje moderno. El programa contemplaba el diseño de un edificio para un millar de alumnos, de los cuales un treinta por cierto serían internos y por tanto residentes en el complejo. Como recoge un periódico de la época "En La Universidad Laboral de La Coruña estudian 908 jóvenes de toda España (…) La capacidad real es de 1600 alumnos, de ellos 1224 internos. Las instalaciones ocupan una superficie de 20.000 metros cuadrados, siendo su rector Don Demetrio Díaz Sánchez, hombre afable y humano.’‘ (11 de Marzo de 1968). Las especialidades que se implantaron en A Coruña fueron: Electrónica de las Comunicaciones, Construcciones metálicas, Instalaciones Frigoríficas y Marítimo Pesqueras.
Todas ellas son formaciones relacionadas con el mar, lo cual además propició que el edificio se dotase con talleres, laboratorios y espacios equipados con la maquinaria y los medios más modernos existentes en el momento. Las obras comenzaron en 1961 y se terminaron en 1964, según el proyecto de Laorga y López Zanón, quienes tenían experiencia en este tipo de tipologías. El proyecto toma referencias de los High Schools americanos así como otros ejemplos de la arquitectura del New Deal que se suma a su conocimiento de la obra de arquitectos nórdicos como Gunnar Asplund, Arne Jacobsen o Alvar Aalto. Apenas unos años antes Laorga y Zanón habían colaborado con el consultor arquitectónico E.J. Kump en la construcción de las viviendas de la Base Militar de Torrejón de Ardoz en Madrid, lo que les había puesto en contacto directo con los principios arquitectónicos de la arquitectura orgánica de Frank Lloyd Wright.
Los ecos de estas arquitecturas a las que miran sus autores son reconocibles en la estructura del edificio. La estructura formal así como la organización funcional del centro tiene un organigrama anglosajón, rígido y muy organizado que, sin embargo, se adapta a través de una estética integrada en el paisaje, suavizando su contundencia. Tomando una visión sesgada, el edificio no sería muy diferente de cualquier otro centro escolar en que su programa se hubiese ordenado meticulosamente, pero el factor diferenciador lo definen los aspectos puramente arquitectónicos. La obra de los maestros nórdicos así como el organicismo de Wright se reflejan en la materialidad, el tratamiento de la luz natural y la fragmentación espacial que permite conectar al edificio con la topografía sobre la que se asienta. Son estos detalles, que a veces pasan desapercibidos, los que permiten sentir el espacio interior de la Universidad Laboral, como un lugar sereno y de gran calidad espacial.
El conjunto está compuesto por pabellones, aulas, talleres y residencias, todos estos volúmenes se articulan a través de un conjunto de corredores acristalados cubiertos. Aunque de vocación funcional, los corredores constituyen un elemento fundamental que conectan los diferentes elementos diseñándose como caminos a través del campo, lo que permite que estos se integren como si se construyese una naturaleza artificial, que permite al usuario estar en contacto constante con el paisaje que le rodea. Una forma de "ver la arquitectura con los pies" como describe Santiago de Molina, lo que "significa que los ojos deben contemplar el paisaje pero de una manera desviada". La racionalidad del conjunto se hace patente en la limpieza y regularidad de toda la implantación que se realiza con sencillez, además del diseño sobrio de los espacios interiores en los que la luz natural es un aspecto determinante de proyecto.
Hay un dato que resulta irónico, especialmente desde el punto de vista contemporáneo: una de las premisas del proyecto era el bajo presupuesto. Claro que esta es la realidad casi constante de cualquier obra de arquitectura, pero en este caso no era por un bajo interés en la inversión estatal que buscaba una educación compensatoria y por lo tanto dotaba a estos centros de mejores instalaciones que cualquier otro, sino en que el edificio era de carácter temporal. La vocación de este proyecto era el de dar solución a una necesidad durante unos veinte años y ser sustituido posteriormente con otra edificación pasada esa fecha.
Por esta razón el precio por metro cuadrado del mismo fue ínfimo para la época, unos 60 euros/m2 (en aquel momento 1800 pesetas, aproximadamente 10,50 euros/m2). Esta característica definió un plan de fases, por el cual el edificio podría ampliarse según las necesidades, lo cual motivó a su vez un esquema no sólo racional, sino también modular. La modulación en términos arquitectónicos permite la construcción replicada de elementos que pueden actuar de forma autónoma de manera pura o conectados a algún elemento central. Y a pesar de todo, el día 18 de octubre de 1964 la Universidad Laboral Crucero Baleares se inaugura, con el emblema de su mástil de 38 metros de altura en la puerta de acceso.
La disposición del edificio es sencilla, con una distribución en espina de pez a favor de la pendiente, a la que se pinchan las diferentes aulas, que se resuelven con cubierta a un agua, lo que favorece su integración en el paisaje debido a la inclinación del terreno. Su baja altura, además de su posición, tenían una vocación fuertemente organicista que, además, permitía que el aulario creciese en dirección norte tanto como fuese necesario. Esta premisa se mantenía hacia el sur, donde se encontraban los dormitorios que, aunque con mayor altura, podían extenderse en dirección contraria. En el punto de unión de ambas estructuras modulares se situaban los espacios comunes, así como los accesos al resto de la parcela donde se encontraban todas las instalaciones deportivas: campos de fútbol, de rugby, piscina cubierta, etc.
Los arquitectos Laorga y Zanón utilizaron la experiencia obtenida en A Coruña para el proyecto del concurso de la Universidad Laboral de Madrid, muy similar en concepto y desarrollo, que ganaron en 1962 y que no llegaron a construir. Por ello el ministerio les encargó en 1965 la construcción de la Universidad Laboral de Huesca y la Universidad Laboral de Cáceres.
Arquitectura emocional
"Recuerdo el mapa mundi del despacho del Decano de residencias en donde pude leer por primera vez la frase atribuida a Pompeyo y citada por Pessoa ‘navigare necesse est, vivere non est necesse’ (…) Recuerdo los magníficos espacios verdes, el hórreo, los paseos, las caminatas a la Zapateira, los bocadillos de fin de semana en los bares de la entrada, la megafonía que nos despertaba por las mañanas para el desayuno, la noche que llegaron los refugiados del Casón, la amabilidad de la telefonista y los conserjes, los guardas nocturnos, los partidos de fútbol (…) Estoy seguro de que la laboral me seguirá acompañando en el recuerdo durante el resto de mi vida." Ángel José Fernández, ex-alumno, arquitecto técnico, licenciado en humanidades y Profesor de la UDC. Texto recogido en "Universidades Laborales" de Cándido Moreno, 2015
La Universidad Laboral de A Coruña es un edificio fundamental para la comprensión de la arquitectura moderna de la ciudad, pero también un paso adelante en la morfología de los centros de enseñanza españoles, ya que marca un punto de inflexión en el diseño de las universidades laborales. Una aproximación a la modernidad que, a través de la arquitectura, proporcionó un escenario clave para la formación de jóvenes de una generación esencial en la historia española. Como decía Enrique Tierno Galván "La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección".
La arquitectura al servicio de una sociedad sobre la que se perfilaba un cambio, una inmersión en la vanguardia y la cultura que había sido negada a la generación de sus padres, obreros que en su mayoría habían sido sometidos a la opresión y a la pobreza de las primeras décadas de la dictadura. La juventud que se forma en este espacio anticipa un futuro diferente, no sólo por la magnífica formación que reciben de muy buenos profesionales, sino también por el lugar, que se construye con una arquitectura excelente.
Vídeo de la historia del edificio publicado en la web del IES Universidade Laboral