En el Quijote se recogen muchas frases que se han convertido en referencias de la cultura popular. Quizás una de las más conocidas es, en boca de Sancho “algunos dicen: segundas partes nunca fueron buenas”, una afirmación generalista que no tiene por qué ser siempre cierta. Desde el Quijote, el contexto en el que se utiliza esta frase la dota de matices. En algunas ocasiones, la revisión o la reinterpretación de lenguajes y obras que se perciben como superadas en el tiempo, son vistas como una continuación que las convierte en una segunda parte. En otras parecen constituirse como un remake que toma algún aspecto del original ‘aggiornándolo’.
La disciplina arquitectónica, define una mirada siempre revisionista de las obras antiguas, sobre la que establece un juicio crítico, valorativo y dispuesto a ser interpretado en el contexto histórico inmediato. Una obra de arquitectura deconstruye la referencia histórica y la reconstruye conforme a la estética contemporánea, es decir, según el criterio cultural e ideológico del momento. Esta se constituye por lo tanto en remake, pero también en segunda parte ya que la reinterpretación crea al mismo tiempo una continuidad natural. De esta manera, el renacimiento o el neoclásico reinterpretan las construcciones clásicas de Grecia o Roma. A través del análisis comparativo entre ellas, resulta sencillo comprender las diferencias, pero también discriminar los elementos comunes que se traducen en composición, lenguaje, estructura, estética o materialidad, dejando la función en un plano secundario.
Arquitectura pop
En las décadas de los setenta y ochenta, una nueva forma de componer la arquitectura fue haciéndose visible poco a poco. El postmodernismo, que había comenzado en la década de los cincuenta, se convierte en una corriente refrescante y desacomplejada que formaliza la arquitectura de maneras informales.
"Los mitos de la vida diaria que se manifiestan en la cultura de consumo, los medios de comunicación de masas y la euforia tecnológica, tienen una doble cara positiva – negativa: optimismo constructivo y síndrome de decadencia, credibilidad en el progreso y miedo a la catástrofe, sueño y trauma, lujo y miseria". Tilman Osterwold
Desde Jasper Jones a Andy Warhol, pasando por Robert Rauschenberg el arte define un camino diferente que reinterpreta los iconos del pasado y del presente. El arte pop, que recoge las imágenes e ideas populares para crear un escenario nuevo, tiene también su reflejo en la arquitectura. Una vertiente del postmodernismo, se acerca al arte pop produciendo obras singulares como las oficinas de Walt Disney en Burbank (Michael Graves, 1940).
Las corrientes pop postmodernas, tienen mayor impacto en EEUU, donde la ausencia de una tradición histórica larga, y el rechazo del pasado colonial frente a la reafirmación de la identidad propia crean una necesidad lingüística nueva. Pero, en algunas ciudades europeas el postmodernismo pop aparece creando alguna pieza singular que causa extrañeza.
Un edificio pop en A Coruña
En A Coruña, el auge del postmodernismo en Europa coincide con algunas transformaciones urbanas. Aunque la ciudad aparenta haber sido sometida a sus transformaciones morfológicas más intensas a principios del siglo XX, a mediados de ese mismo siglo la traslación del tejido industrial a las afueras genera vacíos como el barrio de Zalaeta. El nuevo barrio se concibe como un conjunto de bloques de viviendas, con equipamientos, que se construirán conforme al ritmo compositivo del momento. De esta forma aparecen bloques de gran escala y vías de sección amplia.
La cooperativa de empleados del Servicio Español de Magisterio es una pieza de apariencia extraña. El edificio tiene una gama cromática singular, formas redondeadas y composición de aspecto collage. Construido en 1976 siguiendo el proyecto de José Antonio Díaz-Pavón Madroñal la cooperativa se define como un proyecto hecho a medida de sus habitantes. El edificio consta de cuarenta y ocho viviendas dispuestas en grupos de siete por planta, en una parcela en forma de ‘L’. Morfológicamente, el edificio incorpora aspectos diferentes a los bloques de vivienda tradicionales como los portales de acceso, cuya altura es baja y discreta de manera que apenas se perciben desde el exterior.
‘El pop art desea, sin ilusión alguna, hacer que las cosas hablen por sí mismas’. Andy Warhol
La característica más destacable del edificio es su fachada, de aspecto pop. El lenguaje del edificio es libre, tomando referencias del movimiento moderno como las ventanas, o del clasicismo en las piezas curvas. La suma desacomplejada de estas referencias, se unen a las necesidades de la volumetría contemporánea creando una pieza de imagen popular, es decir, pop. La consecución de una fachada así es posible gracias a una materialidad también diferente, que utiliza "granulite", un mortero capaz de adaptarse a las formas caprichosas.
"Less is bore"
La arquitectura postmoderna tuvo una gran acogida, especialmente en su vertiente pop, ya que mostraba una imagen diferente, refrescante y cercana que se basaba en los iconos populares. La falta de complejos y los discursos abiertos y atractivos de los artistas pop y los arquitectos postmodernos como Robert Venturi o Aldo Rossi, abrieron la puerta a una nueva forma de mirar la arquitectura. De alguna manera su visión busca justificar un nuevo estilo de vida que contrasta con respecto a formas previas de entender la arquitectura. Frente al ‘menos es más’ (less is more) de Mies van der Rohe, Robert Venturi decía ‘menos es aburrido’ (less is bore). Así, la arquitectura postmoderna se instala como el estilo de una clase social que se consolida poco a poco, y que se aleja de una cierta austeridad que aún oprimía de manera masiva a la sociedad. La postmodernidad creó una nueva forma de mirar la arquitectura que oscilaba entre la reinterpretación de los iconos populares, el brutalismo y la saturación compositiva que se alejaba de la sencillez moderna.
La postmodernidad, como forma de interpretar la arquitectura, ha sido superada en la actualidad en favor de la deconstrucción, la pérdida de identidad y los neo-localismos. Sin embargo, la reinterpretación como herramienta sigue siendo elemental en arquitectura y la familiarización con el icono popular ha permanecido como forma cultural y social de la pieza arquitectónica.