La Casa Morán, un testimonio del racionalismo de A Coruña
El arquitecto José Caridad Mateo es una figura singular de la arquitectura coruñesa, y la Casa Morán de Emilia Pardo Bazán la obra que muestra sus ideas y experiencia profesional temprana. Un camino que se quedó sin aparente continuidad
13 abril, 2022 06:00El arquitecto Eyal Weizman ha dedicado parte de su labor profesional a estudiar la arquitectura desde un punto de vista alejado de convencionalismos o visiones clasicistas. Una mirada que, por encontrarse en los márgenes de un devenir cuya inercia le empuja a progresar positivamente sin mirar atrás, es objeto de polémica. Weizman trata un aspecto de la arquitectura vinculado a la política y a las pulsiones humanas más violentas, la arquitectura forense.
“En un tiempo en el que la mayor parte de la gente en conflictos armados muere dentro de los edificios, la ciudad no puede ser considerada una mera localización de una guerra, sino que debe ser entendida como el aparato a través del cual la guerra es conducida. Cuando el polvo de la destrucción se deposita finalmente, la forma en que lo hizo puede convertirse en testimonio. Pero una ruina es pocas veces una prueba por sí misma. Las ciudades son sistemas complejos y objetivos en forma de edificios, puentes, calles y otros nexos de infraestructura que pueden ejercitar un efecto relacional más allá del lugar de impacto”. Eyal Wetzman.
La ciudad constituida como testimonio de la historia humana se convierte en un hábitat hecho de arquitectura. Así los edificios se convierten en piezas vivas que muestran la biografía urbana. Pero la ciudad permanece en silencio, y sólo cuando la mirada se detiene de forma inequívoca sobre una de sus arquitecturas es posible leer en su estética el discurrir de su vida. Como los anillos de un árbol abstracto, la estética de una pieza arquitectónica es el resultado de su trayectoria a lo largo del tiempo, pero también de su integración inicial en el lugar a través del contexto sociocultural del momento de construcción. El enlace transversal a los tiempos y las disciplinas implicadas en el proceso arquitectónico, proporcionan una narrativa que alcanza a la ciudad, permitiendo encajar un relato más ambicioso y con una escala que desborda la linealidad habitual del análisis histórico o conceptual de la arquitectura.
Fragmentos de arquitectura
Los pequeños fragmentos de historia que salpican la ciudad en forma de arquitectura recrean un plano vivo que cose la narrativa de la ciudad con el contexto internacional y con extraños hilos sueltos que se atan con el futuro y el pasado. Este es el caso de una obra silenciosa como la Casa Morán (1938) obra el arquitecto José Caridad Mateo (1906-1966).
Situada en la Calle Emilia Pardo Bazán 6, esta obra de Caridad Mateo introduce una nueva modernidad en la ciudad. El arquitecto, originario de Betanzos, comenzó su actividad profesional en A Coruña, tras completar sus estudios en Santiago de Compostela y Barcelona, incluyendo un viaje de estudios por Europa que cambiaría para siempre su visión de la arquitectura. Llegó a la ciudad como arquitectos de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de La Coruña en 1931. Esta actividad la compaginó con el ejercicio de la profesión de manera independiente realizando proyectos privados entre los que se cuentan además de la Casa Morán, la Casa Caramés (en Perillo, 1937), la Casa Sendón (Avda. Finisterre, A Coruña, 1935) y la joyería Malde (Santiago, 1934). Pero su carrera en España terminó de forma abrupta con el golpe de estado de 1936. Su padre el general Rogelio Caridad Pita fue fusilado, de forma que Caridad Mateo y sus hermanos fueron objeto de un expediente que terminó llevándolos al exilio en Francia y al encarcelamiento en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer por su militancia republicana. Sin embargo, consiguieron escaparse y tomar un barco a México. Allí, Caridad Mateo continuó su actividad profesional, fundando una empresa junto con otros profesionales exiliados vinculados al ámbito de la arquitectura y la construcción.
La carrera profesional de Caridad Mateo terminaba en España con dos magníficos edificios en la ciudad de A Coruña, piezas que se convirtieron en testimonios de su historia. La interrupción provocada por los eventos históricos determinó la congelación de una modernidad en sintonía con los estilos internacionales. Caridad Mateo introdujo el racionalismo en A Coruña de una forma directa, basándose en su aprendizaje europeo y especialmente en el conocimiento de la arquitectura de la Bauhaus. El viaje que el arquitecto realizó a Europa le permitió conocer y experimentar la vanguardia cultural de forma intensa. La Alemania de entreguerras es una de las etapas culturales del siglo XX más interesantes, las diferentes disciplinas artísticas y filosóficas se mezclaban produciendo avances vanguardistas que se convirtieron en fundamentales para el devenir de la modernidad contemporánea.
Los inicios del Racionalismo
La modernidad se detuvo, pero afortunadamente dejó el testimonio de su existencia en la ciudad. La Casa Morán, es un modesto edificio entre medianeras que pasaría desapercibido en la excepcional calle Emilia Pardo Bazán, en la que se encuentran magníficas obras de los arquitectos coruñeses más notables de principios de siglo XX. Su carácter racionalista le dota, frente a sus vecinos de calle de dinamismo y elegancia. La fachada presenta una composición simétrica que enfatiza la repetición de las primeras plantas, salvo la última. La simetría y repetición no son herramientas propias del racionalismo expresionista, pero sí de las primeras experiencias vanguardistas. La conciliación entre el progreso tecnológico y el compromiso social determina un lenguaje constructivo innovador que traduce las aspiraciones maquinistas e industriales en una pieza con vocación artística. Esta deriva, a principios de la década de los años treinta, introduce numerosas variables y postulados que se combinan con aparente sencillez. Enunciados como “La forma sigue a la función”, el diseño “desde la cuchara a la ciudad”, o aspectos como la disociación entre estructura y fachada, la planta libre, la ruptura de la esquina o la curvatura dinámica de las aristas, definen las claves de la futura modernidad.
En la Casa Morán, los principios de la modernidad comienzan a mostrarse de forma primaria, a través de los balcones en proa propios de la construcción náutica y el balcón de la terraza superior con una visera rupturista similar a la de un ala de avión. El plano de la fachada se fracciona en tres cuerpos: uno central con huecos simétricos que se culmina con un balcón central curvo, y dos laterales que articulan grandes huecos de esquina rota, destacando así la condición que permite entender la separación entre estructura y cerramiento. Sobre este cuerpo de lenguaje racionalista se añade un pequeño detalle que enfatiza su condición vanguardista, un conjunto de barandillas con un diseño muy estilizado de tal forma que el efecto de aparente dinamismo se acerca a la barandilla de un barco. De aspecto simple, las barandillas de los diferentes balcones siguen el trazo de la fachada, creando curvaturas y ángulos de 45º.
La Casa Morán es una pieza singular de la arquitectura coruñesa, pero no única. La casa Sendón en la avenida Finisterre, aunque actualmente transformada y ampliada, sigue la lógica, el lenguaje y la estrategia estética de la Casa Morán.
Arquitectura forense
Caridad Matero, continuó su carrera en México, trabajando con grandes profesionales de la arquitectura como Ramonell, Candela o Santacilia, también construyó edificios para La Comercial Mexicana y colaboró en varias publicaciones sobre arquitectura y urbanismo, entre las que destacan la revista Vieiros y Saudade. Además, desarrolló un pensamiento del que había comenzado a sentar las bases en España, y es el compromiso con el racionalismo y la transformación de la sociedad.
A Coruña perdió la oportunidad de perpetuar en su tejido más obras de este singular arquitecto, así como de beneficiarse de un urbanismo vanguardista y moderno. Las pocas obras que Caridad Mateo dejó en la ciudad son el testimonio de un camino sin continuidad. Su camino profesional recomenzó en el puerto de Veracruz, lejos de Galicia.
La arquitectura y la ciudad sometidas a un análisis forense como el propuesto por Weitzman, permite conocer no sólo un pasado en términos técnicos y socioculturales, si no también tener conciencia de los futuros que nunca fueron, de los caminos perdidos en la complejidad del devenir histórico. Ausencias urbanas con mensajes elocuentes que enuncian un testimonio para lectores urbanos audaces.