Año 2012. La calle Barcelona, en el barrio coruñés del Agra del Orzán, era la vía comercial más transitada de Galicia. Hoy, una década después la estampa de esta calle es muy diferente. Aquellos bajos que un día ocupaban comercios de cierta magnitud tienen hoy, en su mayoría, las persianas bajadas.
Atraídos sobre todo por las tiendas de ropa, en los años 90 y principios de la década de los 2000, eran muchas las personas que, venidos de otros barrios, e incluso de fuera de la ciudad, se acercaban hasta esta vía para ir de compras. La imagen hoy es muy diferente. La gente que pasea por la calle Barcelona es en su mayoría vecinos del propio barrio realizando sus compras del día a día.
El aterrizaje de los centros comerciales en la ciudad herculina fue menguando poco a poco el tránsito de personas por esta calle del barrio del Agra, que lentamente fue viendo como muchos negocios se veían obligados a cerrar sus puertas. Aquellos que sobrevivieron lo hicieron, en parte, por la peatonalización acometida a principios de los años 90.
"Era unha zona de pequeno comercio moi variado, con tendas de roupa, bazares… Podías comprar práticamente todo, pero entoru en decadencia coa chegada dos centros comercias", explican desde la asociación de vecinos del Agra do Orzán, que opina que fue precisamente la peatonalización de la calle lo que permitió a muchos comerciantes sobrevivir al duro golpe de las grandes áreas comerciales que supuso un antes y un después para el pequeño comercio de la ciudad que, aún a día de hoy, sigue sufriendo las consecuencias.
La peatonalización, potenciador del comercio
Las aceras estrechas y el tránsito de vehículos, anterior a la peatonalización de la vía, no impidió que el comercio apostase por instalarse en esta vía que, tras resurgir con la peatonalización, comenzó su decadencia en los años 2000, sobre todo tras su primera década. En 2012, la calle Barcelona era la vía comercial más transitada de Galicia, por encima incluso de la calle Real. "O comercio de roupa da rúa Barcelona tivo moita repercusión, había xente que viña doutras zonas da Coruña", recuerda la asociación de vecinos.
Contra los centros comerciales no puede competir el pequeño comercio. Sin embargo, mientras que otras calles de la ciudad se convirtieron en meras zonas de tránsito, la calle Barcelona logró sobrevivir y a día de hoy, aunque son muchos menos que hace tan solo un década, todavía tiene mucha fuerza el comercio de barrio. "A xente vai de paseo, mira os escaparates e entra a comprar; e todo é por ser unha rúa peonalizada", señalan los vecinos, para quienes "o comercio local foi a sua salvación".
Hoy, los locales de hostelería ocupan muchos de los bajos de esta calle, donde la terrazas de bares y cafeterías comparten protagonismo con los carteles de tiendas y negocios de toda la vida.
Las necesidades del barrio
La peatonalización que en su día experimentó la calle Barcelona no es suficiente para revitalizar este barrio, que demanda mejores conexiones por transporte público. Así, consideran que las líneas de autobús están anticuadas y que es necesario habilitar una que acceda a zonas como Villa de Negreira y sus proximidades, como así se hizo cuando se reordenó el tráfico por las obras de derribo del viaducto de la Ronda de Nelle.
Además de mejorar las líneas de autobús que llevan al barrio, consideran que para revitalizar el área comercial también se tiene que facilitar el aparcamiento, por ejemplo con aparcamientos disuasorios. Incrementar las estaciones de BiciCoruña es otras de las propuestas de mejora para un barrio donde hace tan solo una década presumía de tener la vía comercial más transitada de Galicia. Ni calle Real, ni Príncipe, en 2012 la calle Barcelona registraba una media de 11.000 peatones diarios (8.000 tenía la céntrica calle peatonal coruñesa).