El callejero de Oleiros, municipio vecino de A Coruña, es a veces un apasionante recorrido por revolucionarios, guerrilleros y libertadores. No sin sus polémicas, el ayuntamiento más rico de Galicia, gobernado en mayoría absoluta por Ángel García Seoane, ha dedicado calles a personajes controvertidos como los revolucionarios Ernesto Che Guevara o Emiliano Zapata, libertadores latinoamericanos como Simón Bolívar, Carlos Manuel de Céspedes o Antonio José de Sucre, y políticos de renombre como Abraham Lincoln o Adolfo Suárez. Aunque solamente el Che tiene avenida, rotonda y estatua.
Entre estas calles cerca de Santa Cruz dedicados a personajes famosos destaca una bautizada en honor a uno poco conocido: María Soliño (Soliña en el callejero oleirense). Se trata de una mujer de Cangas (Pontevedra), que en el siglo XVI fue condenada por la Inquisición (injustamente, según se supo después) por brujería. Se trata de una historia poco conocida hasta hace relativamente poco, y cada vez más reivindicada, que incluso ha sido objeto de cortometrajes (uno de ellos, A Paixón de María Soliño, en 2012).
Un plan para hacerse con el dinero de las viudas
Nacida en 1551, María Soliño era una mujer de Cangas con cierta riqueza que se había quedado viuda por causa del ataque de los piratas turcos a este pueblo marinero en 1617. Debido a este ataque hubo gran pobreza en la zona, por lo que los nobles comenzaron una "caza de brujas", un plan para intentar enjuiciar a mujeres con recursos que se habían quedado viudas y quitarles sus bienes.
Eso hicieron con María Soliño, a la que acusaron de brujería por pecados tan graves como ir por las noches a la playa a rezar para que el mar devolviese a la tierra a los muertos del ataque pirata. Esta costumbre fue interpretada por la acusación como una alianza como el demonio. La Inquisición condenaría a Soliño junto con otras ocho mujeres a confesar bajo tortura sus actos de brujería. Los bienes de María Soliño fuero confiscados y repartidos entre la Inquisición y los nobles de Cangas.
Las nueve, Soliño entre ellas, fueron condenadas hace 400 años, el 14 de septiembre de 1621, a morir quemadas en la hoguera, pero algunas, entre ellas María Soliño, pudieron conmutar su pena por llevar el hábito de penitente durante seis meses, quedando marcada de por vida como una proscrita.
La historia quedó olvidada durante muchos años, hasta que fue recuperada a finales del siglo pasado, y ahora María Soliño no solamente es reconocida como una heroína injustamente tratada, sino que en su pueblo, Cangas, se celebra todos los años una fiesta llamada Defensa da Vila. María Soliña todos los meses de octubre, recordando a los fallecidos en el ataque pirata. Hace pocos años, Oleiros decidió homenajear a esta inocente canguesa con una de las calles que conectan Santa Cruz con As Galeras.
Solo Cangas y Narón la homenajean en Galicia
En el resto de Galicia, tan solo los municipios de Narón (A Coruña) y Cangas (Pontevedra) homenajean a esta mujer injustamente condenada por la Inquisición. En el caso de Narón, existe un calle dedicada a María Soliño (la calle es oficialmente María Soliña) que une la carretera de Castilla con la estada do Feal. En Cangas, tierra natal de Soliño, hay un instituto de secundaria dedicado a su memoria, una calle en el centro del pueblo y una estatua frente al ayuntamiento.