Rosa Celia Otero Raña ha dedicado toda su vida a las causas sociales. Lo hizo desde que en 1972 fundó la asociación contra la droga Antonio Noche. Y prosiguió en 1985, cuando se integró en la Asociación de Amas de Casa de A Coruña. Cuarenta años después sigue al pie del cañón, lo hace sentada en su despacho del número 6 del Cantón Grande de A Coruña como presidenta de la agrupación. Antes que ella fueron María Dolores Martínez de la Cuétara y Begoña Bonet. Pocas cosas le quedan por hacer a Rosa, pero hay una que no logra sacarse de la cabeza: “Que a las amas de casa se las deje cotizar para su jubilación propia”.
Una jubilación propia y digna y que “el trabajo se considere trabajo”. Esos fueron los motivos que llevaron a 31 coruñesas a fundar el 27 de diciembre de 1966 la Asociación de Amas de Casa Nuestra Señora del Rosario. Una agrupación que nació en los márgenes y que, con el paso del tiempo, ocupó todos los focos: desde reuniones con alcaldes como ‘Paco’ Vázquez, hasta visitas del, por aquel entonces, presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y del de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga.
“La asociación se formó para valorar el trabajo de la mujer en el domicilio”, sintetiza Rosa Otero. No era tarea fácil, inmersas en el franquismo y en una sociedad marcada por el machismo, una treintena de coruñesas intentaban alzar su voz. “Veníamos de una generación en la que la mujer no tenía prácticamente derechos. Ni siquiera podíamos firmar una cuenta bancaria”, recuerda la actual presidenta. “Ser ama de casa no era ser ama y contar el dinero; ser ama era trabajar, cuidar a los niños y cuidar a los padres que enfermaban”, continúa. Ellas, las eternas silenciadas, decidieron dar un golpe en la mesa.
Surgieron como un grupo asociativo. Creado por y para mujeres. Centraron sus fuerzas en dar formación social y cultural a las amas de casa de la ciudad. En resumen: hacerles la vida un poco más fácil. Los primeros cursos fueron los de primeros auxilios en el hogar, arreglos eléctricos y fontanería y alimentación y jardinería.
Ahora, más de medio siglo después, los cursos continúan, aunque ya no están centrados en los cuidados del hogar, sino en el crecimiento personal. Talleres de poesía, clase de arte, inglés, informática, yoga e historia son solo algunas de las clases que se imparten actualmente en el número 6 de los Cantones.
La sociedad cambió, las mujeres lograron liberarse de los grilletes y, con ellas, la asociación evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy en día: un símbolo del asociacionismo coruñés y español. Actualmente, son más de 40.400 socias en la provincia.
Trabajar fuera y dentro de casa: "Eso nadie lo valora"
Rosa Celia tiene claro que las cosas han cambiado, por suerte. “Antiguamente, la mayoría de las mujeres se dedicaban exclusivamente al hogar. Hoy las necesidades son otras. Trabajan fuera de casa, pero muchas al salir del trabajo todavía llegan a casa y hacen las tareas del hogar”, dice. No es algo casual o fortuito. En 2023, las niñas todavía dedicaban un 40% más de su tiempo a las tareas del hogar que los niños. Son datos del informe de UNICEF Aprovechando el Poder de los Datos para las Niñas: balance y perspectivas para el 2030.
En el estudio se demuestra como la desproporción en el reparto de la carga de tareas empieza pronto y se acentúa a medida que pasa el tiempo. Cuando tienen entre 5 y 9 años, las niñas dedican un 30% más de tiempo que los niños a las tareas del hogar. El porcentaje aumenta entre los 10 y los 14 y alcanza el 50%. “La desigualdad crece a medida que las niñas se hacen mayores”, asegura el documento.
Pero esto Rosa Celia ya lo sabe. No necesita leer a UNICEF para comprender lo que pasa. “Yo he estado en la farmacia 24 horas y he tenido que hacer las comidas de noche para que al otro día mis hijos y mi marido comiesen”, recuerda. “Eso nadie lo valora, pero es trabajo”, dice. Un tiempo invertido que, recuerda, no se recupera, pero tampoco se paga.
Lo cierto es que a España todavía le queda un largo camino que recorrer en términos de corresponsabilidad. Así lo muestra el informe de la Fundación "La Caixa" Desigualdades de género en el trabajo remunerado y el no remunerado tras la pandemia. En este caso, el estudio calcula que los hombres españoles invierten, de media, 28 horas a la semana en realizar las tareas del hogar. Las mujeres ocupan 43 horas semanales. Es un 34% más.
La mayoría de las usuarias locales de la Asociación Provincial de Amas de Casa de A Coruña no trabajan fuera de casa. Algunas porque nunca llegaron a hacerlo y otras porque ya se han jubilado. Sin embargo, todas tienen algo en común: todavía siguen realizando gran parte de las tareas del hogar.
“Hay muchas usuarias con carrera universitaria que hacen las labores de casa y vienen a las clases de arte, teatro y demás. Es el relax que tienen después de su jornada”, explica Rosa Celia.
Las clases de arte, el gran éxito de la asociación
Sonsoles y Ana llevan cerca de 28 años al frente de la clase de historia del arte de la asociación, uno de los talleres más exitosos entre las usuarias. Buena fe da de ello Tina, una alumna que después de una lección sobre la figura de Gertrudis Van de Vijve, asegura que “el salero de Sonsoles” enamora. “En los 28 años que llevo viniendo a clase nunca ha repetido un tema. Parece increíble, pero es cierto”, adula Tina.
Rosa, por ejemplo, ha probado otras clases como informática para “estar al día” y “mantener la mente activa”. Eso sí, como arte, ninguna: “El arte me encanta, siempre visité museos y estoy feliz cada vez que vengo”.
En historia del arte son cerca de 70 alumnas al año. “Muchas de ellas han trabajado y en su jubilación han querido dedicar su tiempo al ocio cultural”, explica la tutora. “Para la profesora es muy gratificante ver como te dan las gracias por impartir la clase. Vienen con unas ganas y un empeño fantástico”, cuenta.
Y es que en estas clases no es la profesora la que pone los deberes. Es al revés. “Me hacen trabajar”, asegura con gracia Sonsoles: “Me hablan de X autor que ha muerto y me piden que de una clase de él. Al final vas apuntando y tengo yo más trabajo que ellas”, cuenta entre risas.
Sin embargo, de nada serviría aprender sobre las grandes obras de la historia a través de un proyector. El arte está hecho para apreciarlo en persona: “Vamos al Museo de Bellas Artes, a la Fundación Barrié, al Kiosco Alfonso, a Afundación…”, enumera Sonsoles. Pero no solo se limitan a A Coruña, en los últimos años han visitado Santiago, Lugo, Mondoñedo, Tui, Ulloa e incluso han viajado fuera de Galicia. Roma, Grecia y Finlandia también se suman a la larga lista de lugares que han conocido.
Luchas y demandas históricas
La Asociación celebra algunos de los pasos que se han dado en los últimos años en relación con el trabajo doméstico, como la obligación de dar de alta en la Seguridad Social a las empleadas del hogar. Sin embargo, las asociadas siguen reclamando que se permita cotizar a aquellas y aquellos que ocupan toda su vida al cuidado de la casa.
“Si a una ama de casa le fallece el marido le puede quedar una pensión de viudez, pero con eso no se vive”, insiste Celia. Ellas proponen que, aquellas personas que decidan ocuparse en exclusiva al domicilio, puedan cotizar. Con todo, cabe resaltar que actualmente el Estado contempla ayudas específicas para las amas de casa.
No se trata de una demanda nueva, la asociación llo ha reclamado desde su fundación. En A Coruña existen documentos que demuestran como luchan por ello desde, por lo menos, la década de los 70. En 1995, cerca de 2.000 mujeres se concentraron en Santiago de Compostela para reclamar “una pensión equivalente al salario mínimo”.
La propuesta de las amas de casa del momento pasaba por “un modelo mixto de gestión económica” sustentado en “aportaciones mensuales de entre 5.000 y 10.000 pesetas de ocho millones de ‘administradoras del hogar españolas’ que empezarían a cotizar con 18 años y podrían seguir haciéndolo toda la vida”, según recoge el libro, Cincuenta años de historia. Asociación Provincial de Amas de Casa. Consumidores y Usuarios de A Coruña.
Y es que las amas de casa de A Coruña no se limitaron a dar cursos de ganchillo en sus locales. Fueron fusta de las administraciones, como cualquier otra entidad asociativa de la ciudad. Ahí estuvieron para tirar de las orejas a cargos locales y autonómicos cuando las cuestiones que les atañían no iban bien. Un ejemplo es desabastecimiento del aceite o de la carne.
Tampoco quedaron impasibles con desastres como el hundimiento del Casón o con contiendas sociales como la lucha contra la droga en Galicia en la década de los 80. Han pasado décadas, pero Rosa nunca podrá olvidar ese cántico: “La droga, la droga, la puta de la droga, la madre que la parió. Yo tenía un hijo sano y la muy puta lo mató”.
Más allá de los cursos y excursiones, fue el carácter crítico y la determinación de las asociadas lo que posibilitó su gran éxito y expansión dentro y fuera de A Coruña. En 1992 la asociación ya contaba con más socios que el Súper Dépor. Hoy en día ya son más de 40.000 en la provincia.