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El Edificio Petroliber
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El Edificio Petroliber de A Coruña, una obra de José Antonio Franco Taboada
El edificio Petroliber fue proyectado y construido por el arquitecto coruñés José Antonio Franco Taboada en 1978. Integrado dentro del polígono de Elviña, la obra es un interesante ejemplo de bloque de viviendas propio de esta década, destacando especialmente la vanguardia de su propuesta estructural.
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La fotografía ‘Au bon coin’ de Germaine Krull tomada en 1929, muestra un cruce de calles desde un ángulo inusual. En el centro de la imagen hay cuatro personas y una niña en un portal. Esta composición que, desde la mirada contemporánea es natural, en la década de los veinte era un encuadre radical. O así se le llamó, cuando quizás lo que se quería decir es que buscaba deliberadamente romper los primeros dogmas y manierismos académicos de una disciplina entonces reciente como la fotografía. Pero no solo la imagen en sí dibuja un entorno radical o define un conjunto de principios, sino que el encuadre es una abstracción de la mirada tras la lente. Y la mirada de Krull navegaba en las latencias de su tiempo convirtiendo el encuadre de su cámara en relato narrativo. Su colección construye un pequeño fragmento de la estética antropológica, social y cultural de principios de siglo XX. En algunas de sus fotos se recoge la cotidianidad urbana de un momento en el que los movimientos obreros junto con el progreso tecnológico comienzan a transformar la estética de las ciudades.
La arquitectura de principios del siglo XX es un reflejo de los diferentes pensamientos que se conjugan determinando un conjunto de criterios, ideologías y herramientas de trabajo en todos los ámbitos sociales. En las primeras décadas del siglo XX, la herencia decimonónica, las miradas románticas, las futuristas o las nuevas vanguardias se mezclan de forma sucesiva, llegando a convivir en ocasiones creando una lectura rica de la expresividad arquitectónica. La agitación de esta etapa es también palpable en las nuevas estructuras políticas y sociales que buscan dejar atrás el antiguo régimen con una mirada esperanzada hacia el futuro con el idealismo de “inventar el mundo”. Dentro de este contexto, los movimientos obreros cobran especial importancia reclamando la dignidad, seguridad e higiene en el trabajo. Los movimientos obreros determinan no sólo una lucha social, sino que tiene su expresión en el mundo de la cultura y el arte. Muchas obras pictóricas, composiciones musicales o películas del momento reflejan de forma directa, incluso propagandística la pertinencia de sus ideas. Pero otras atraviesan estos parámetros situando la mirada sobre los movimientos obreros desde un punto de vista más analítico que tenga una penetración directa y práctica en la sociedad.
“Debemos comenzar a edificar el aspecto ornamental de la vida, sus placeres corporales y mentales, científicos y artísticos, sociales e individuales, sobre la base del trabajo emprendido libre y alegremente, con la conciencia de beneficiarnos a nosotros y a nuestro prójimo con él.” William Morris
![Foto: Nuria Prieto](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920167984_252679610_854x640.jpg)
Foto: Nuria Prieto
La transformación de la vivienda
La revolución industrial transformó las ciudades, se crearon algunas tensiones y desigualdades que provocaron la necesidad de una reflexión sincera. Dentro de los diferentes enfoques de la arquitectura obrera la mirada de William Morris defiende la necesidad de una vida digna en la que el trabajador fuese considerado una persona con derecho a disfrutar del arte y la cultura. A sus ideas le siguen análisis sobre la vivienda mínima que desarrollan los principios higienistas llevándolos a una dimensión más amplia relacionada con la dignidad del espacio habitable. También los manifiestos como la Carta de Atenas firmadas por los miembros del CIAM (congreso Internacional de Arquitectura Moderna, 1928-1959), que llegó a contar con más de diez ediciones. Esta nueva visión generaba nuevas definiciones de la arquitectura como “un arte social” y estudios sobre las necesidades espaciales del ser humano, sobre la iluminación natural, sobre la salud y, en definitiva, una nueva forma de vivir.
Poco a poco y vinculados a algunas empresas o a iniciativas gubernamentales, comienzan a desarrollarse proyectos de vivienda que experimentan con los nuevos planteamientos. La libertad de la que disponen los arquitectos en el diseño de estas obras les permite realizar grandes progresos basados en los estudios previos, de tal manera que la vivienda se concibe como una máquina de habitar antes de la Segunda Guerra Mundial y como un refugio digno y funcional tras esta. El impacto emocional de la guerra transformó la percepción de la vivienda, especialmente de la que tenía carácter obrero o social, ya que, por extensión de las pugnas ideológicas, los movimientos reivindicativos de lucha obrera se ven en cierto modo silenciados.
Existen numerosos ejemplos de vivienda obrera basados en los principios de dignidad a través del diseño en la década de los veinte o treinta desde el Karl Marx Hof (Karl Ehn, 1927) en Viena de carácter extensivo, a los bloques de viviendas Bergpolder (1933-1934) y Plaslaan (1937-1938) en Rotterdam, y posteriormente magníficos ejemplos como la colonia experimental de Aarno Ruusuvuori (1925-1992) para la empresa finlandesa Marimekko en 1966, o la cooperativa Obrera La Maquinista de José Antonio Coderch y Manuel Valls (1951-1953). Cualquiera de estos ejemplos propone una forma de habitar, independientemente de quien promocionase su construcción o de la coyuntura social. La vivienda moderna parte de parámetros funcionales e higiénicos que determinan unas características mínimas de ventilación, iluminación y escala, pero a partir de estos, los proyectos se acompañan de los progresos tecnológicos y de las innovaciones en los sistemas constructivos que permiten extender los conceptos iniciales aún más. Con el paso de los años, la experiencia con la vivienda social dio lugar a las cooperativas, como solución habitacional para miembros de una misma asociación cooperativa. Estas viviendas eran más flexibles y proponían soluciones más creativas.
Edificio Petroliber
En A Coruña el edificio de la Cooperativa de viviendas del Combustible o edificio Petroliber fue proyectado y construido en 1978 por el arquitecto José Antonio Franco Taboada. Un edificio de 56 viviendas situado en el Polígono de Elviña cuyo desarrollo se deriva del Plan General de 1967. José Antonio Franco Taboada (A Coruña, 1944) es un prolífico arquitecto coruñés de larga y admirable trayectoria profesional, autor de obras destacadas como la Torre Costa Rica (1973-1975), las torres para la Cooperativa San José de Calasanz (1975), las Torres de Elviña (1975), el Pabellón de Galicia de la Expo’92 de Sevilla o el Centro cívico de Arteixo (1997-1999).
El edificio Petroliber es una cooperativa cuya posición en el barrio de Elviña (parcela 56 del Plande detalle desarrollado por Manuel Gallego en 1975) permite crear un edificio singular en el que experimentar con las nuevas formas arquitectónicas de la década de los setenta, especialmente influida por el postmodernismo, el brutalismo y el estructuralismo. La propuesta, alejada de postulados fenomenológicos, responde a problemas reales que tienen que ver con las formas de habitar. El volumen responde a una organización rígida. La posguerra había sustituido la sencillez de los planteamientos racionalistas anteriores a ella por aspectos más complejos.
“Si la fenomenología ponía énfasis en los mecanismos de comportamiento y percepción, el estructuralismo se basa en la certeza de la existencia de unas estructuras básicas en la realidad, y en el pensamiento, analizando las relaciones entre las estructuras y confiando en que toda actividad humana se caracteriza por el uso del lenguaje” Josep María Montaner
![Foto: Nuria Prieto](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920167985_252679639_854x640.jpg)
Foto: Nuria Prieto
![Foto: Nuria Prieto](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920167987_252679693_960x1706.jpg)
Foto: Nuria Prieto
Esta obra refleja el orden de un pensamiento estructuralista organizando el volumen del edificio a través de la simetría: aplicándola primero en dos bloques diferenciados y luego de forma reiterativa en cada uno de ellos. Esta fragmentación compositiva establece una mirada clave en la optimización del diseño estructural en hormigón armado, pero también tiene su condición perceptiva que permite comprender mejor una obra de una escala tan grande. El edificio se concibe como un volumen elevado del terreno separando así la planta baja de carácter comercial del uso residencial, lo que permite crear también espacios intermedios comunes para los habitantes de la cooperativa o para futuras instalaciones. Con siete plantas de viviendas las dos alas simétricas del edificio se caracterizan por una marcada horizontalidad conseguida a través de la disposición de los balcones lo que contrasta con el plano del que emergen cuya trama es vertical. En dichos balcones se colocan elementos que buscan la singularidad: las galerías. Estos elementos se colocan como piedras engarzadas sobre el plano de fachada. La introducción de este elemento es una referencia a la presencia de la galería como elemento vernáculo de la arquitectura coruñesa, pero no solo eso, sino que es precisamente porque este elemento tiene un comportamiento fantástico con el clima local, que se encuentra en numerosas obras que la reinterpretan de forma reiterativa. De hecho, las carpinterías, aunque en su mayoría de aluminio imitan la materialidad de la madera que sí se conserva en la perfilería que forma los portales de acceso al edificio.
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Foto: Nuria Prieto
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Foto: Nuria Prieto
Una estructura elocuente
El aspecto más relevante de este edificio de viviendas es su estructura. Si bien el bloque se puede percibir como un elemento volumétrico y masivo sin más, en una mirada más cuidadosa, se pueden encontrar elementos muy singulares como el gran voladizo del acceso al garaje o la disposición de los prefabricados de fachada ensamblados entre sí como si se tratase de una construcción de elementos lineales propio de las estructuras metálicas o de madera. Siguiendo el mismo concepto estructural que obras más modestas como la Casa Middleboe de Jörn Utzon (Dinamarca, 1953-1955), las piezas de hormigón se ensamblan entre sí creando una estructura de planos que se encuentran para dotarse de rigidez de tal manera que el conjunto tenga consistencia. La fachada es en sí estructura, aunque el conjunto del edificio está resuelto con vigas y pilares de hormigón armado. El plano envolvente esencial se realiza con prefabricados de hormigón de poco espesor que se engrosan en el centro para evitar su pandeo y albergar instalaciones, maceteros o aislamiento en su interior. El siguiente plano de la envolvente es el formado por los balcones en los que se engarzan las galerías, esta estructura se realiza con grandes prefabricados que en el centro de cada una de las dos alas del edificio permanece continua para garantizar la estabilidad estructural, creando un vacío que, compositivamente, es muy interesante. Las piezas pasantes y las juntas entre las piezas explican por sí mismas cómo está construido el conjunto casi de forma intuitiva.
La planta del edificio incluye ocho viviendas por planta, cuatro por cada uno de los dos núcleos de comunicaciones que corresponden a cada una de las alas. Las viviendas suman una superficie de unos 100m2 y cumplen la normativa definida por el Estudio de Detalle de 1975, por lo que aspectos como la orientación este-oeste (algo esencial en obras precedentes como la Unidad Vecinal Nº3 en el Barrio de las Flores de José Antonio Corrales) o la presencia de patios interiores son elementos obligatorios que han de estar presentes en las viviendas. Estas restricciones crean viviendas de espacios ricos, ordenadas y de gran calidad, donde todas las habitaciones cuentan con ventilación e iluminación natural, incluso aseos. Así mismo, la rigidez estructural permite también que la organización de la planta sea muy ordenada creando una vivienda especialmente funcional. Esto es posible porque tanto el núcleo de comunicaciones, así como los patios se sitúan de forma simétrica entre sí igualando todas las distancias.
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A pesar de la fuerte presencia de la estructura y la organización estrictamente funcional, el edificio presenta una voluntad estética muy deliberada. El gran voladizo de acceso, así como las galerías, o elementos menores como las gárgolas de la cubierta y el tratamiento superficial de los elementos a pie de calle, crean una imagen de “comprensión fácil”, es decir, es muy sencillo comprender cómo está construido o cómo funciona el edificio. A pesar de su masividad, la organización interior es muy previsible ya que se puede anticipar que la galería corresponderá a la estancia mayor de la vivienda, o se podrá intuir cómo están construidos los balcones a partir de una mirada somera sobre la fachada. Los pequeños detalles como el rebaje del forjado en la rampa de acceso para albergar las luminarias de tal manera que estas no deslumbren al conductor, pero iluminen correctamente, el espacio comunitario de la fachada posterior o el cuidado tratamiento de los portales de acceso, son aspectos muy singulares de un edificio con una escala tan masiva. En este sentido, la mano del arquitecto es muy visible, extrayendo de un concepto rígido y sólido pequeños destellos que a través del diseño convierten al hormigón en un material amable y confortable capaz de materializar un hábitat doméstico.
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Foto: Nuria Prieto
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Foto: Nuria Prieto
Las fotografías silenciosas
La arquitectura responde a su tiempo, cada vez de una forma diferente, sin embargo, los conceptos siempre suelen ser los mismos. Una vivienda, aunque las formas de habitar cambien seguirá siendo el cobijo del ser humano, solo es preciso situarla en el instante social o cultural de su momento.
“La historia de la arquitectura escribe con titulares la narración crítica de sus cambios. Y sin embargo sospechamos que esta constante transformación, este rehacerse a sí mismo, por sí solo, no es capaz de colmar la complejidad del quehacer de la arquitectura, igual que un río no se alimenta solo de las lluvias, sino también de la nieve perezosa y del manantial” Luis Moreno Mansilla
![Foto: Nuria Prieto](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920167996_252679959_854x640.jpg)
Foto: Nuria Prieto
El cruce de calles que reflejaba la foto de Germaine Krull podría haber sido tomada ayer. Ni siquiera se aprecia correctamente la vestimenta de las personas y ningún indicativo permite adivinar la fecha en la que fue tomada. La escena y la forma de habitar ese espacio público establecen un silencio narrativo que, sin embargo, es elocuente porque muestra que ante la constante transformación del mundo la atmósfera del lugar permanece. La constante reconstrucción del hábitat urbano crea una narrativa silenciosa en la que la crisis es resultado de la sutil detección de transformaciones. Mirar los edificios de la ciudad, sus viviendas, permite comprender que, ante la permanencia de algo tan común como la casa, su imagen se encuentra en constante transformación para intentar responder cada día a las necesidades del ser humano. Como en una fotografía atemporal, la vida está presente, en silencio esperando a que alguien la descubra.